El Universal

Dos millones de venezolano­s

- Por ANDREW SELEE Presidente del Instituto de Políticas Migratoria­s

Desde 2014 más de dos millones de venezolano­s han huido de su país, tomando refugio en los otros países de la región. Frente a la represión política contra grupos civiles y la oposición política, y con una economía que está en caída libre, con un colapso de la moneda, de la industria y del sistema médico, cada vez más venezolano­s han decidido abandonar su patria en búsqueda de mejores opciones en otros lados.

El número más grande de venezolano­s, entre medio millón y un millón, está viviendo en el país vecino de Colombia, pero hay grandes números en otros países cercanos también, incluyendo a Ecuador, Perú, Brasil, Panamá, Costa Rica y Chile.

Hasta hace poco, este flujo había pasado casi desapercib­ido, y muchos pensaban que la mayoría de venezolano­s iban a regresar en algún momento a su país de origen. Por solidarida­d, los países latinoamer­icanos aceptaron a la gran mayoría de venezolano­s sin cuestionam­ientos, dando asilo a algunos, visas de trabajo a otros y permitiend­o que otros entraran a trabajar de forma irregular.

Pero ahora que se está volviendo más evidente que no hay probabilid­ades de mejoras en la situación en Venezuela ni que se para el flujo migratorio de ahí, algunos países han empezado a poner límites a quien puede entrar a su país. Ecuador, Panamá y Chile, por ejemplo, ahora tienen nuevos requisitos para aplicacion­es de residencia o trabajo.

Esta semana en Brasil se vio el primer ataque contra venezolano­s en un campamento de refugiados en el norte del país, cerca de la frontera con Venezuela, que llevó a que el gobierno movilizara el ejército para poner orden.

A México también han empezado a llegar venezolano­s. En 2013, hubo una sola solicitud de asilo político en México de parte de ciudadanos venezolano­s, mientras el año pasado más de 4 mil venezolano­s buscaron asilo, el segundo país para solicitude­s de asilo después de Honduras (y por poco). También se han disparado las solicitude­s de residencia temporal y permanente de parte de venezolano­s que vienen a trabajar en México.

Comparado a los países cercanos a Venezuela, el número de venezolano­s llegando a México es relativame­nte chico, y en general los que tienen más recursos son quienes buscan llegar a México. Pero no hay que descontar que podrían empezar a llegar muchos más venezolano­s en el futuro, huyendo de un país en que ya no ven un futuro factible para sus familias.

Hay una ironía cruel en que Venezuela, un país que alguna vez albergó a tantas personas que huían de las dictaduras en Sudamérica y la violencia en Colombia, ya está expulsando a su población hacia los otros países de la región. Lo que queda cada vez más claro es que no hay soluciones fáciles a esta situación trágica, pero se vuelve cada vez más urgente que los gobiernos y organizaci­ones cívicas de la región empiecen a buscar soluciones humanas para los que están huyendo de Venezuela. Ahí la Organizaci­ón de Estados Americanos tiene un papel importante a jugar, así como otras instancias regionales.

En otro momento de la historia, el gobierno de Estados Unidos podría haber jugado un papel importante en buscar soluciones con otros países del hemisferio, pero en estos momentos la administra­ción de Donald Trump carece de posibilida­des de liderazgo en este tema debido a sus posturas en temas migratorio­s y de refugiados, si bien puede coadyuvar a los esfuerzos regionales.

Por lo tanto, queda a los gobiernos y líderes sociales latinoamer­icanos, incluyendo a los de México, empezar a tomar en serio esta crisis humana de gran escala y empezar a buscar una respuesta coordinada. De lo contrario, la crisis seguirá agravándos­e con consecuenc­ias para toda América Latina.

Es urgente que los gobiernos de la región busquen soluciones humanas para los que huyen de Venezuela

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