El Universal

El acuerdo comercial México-EU y el TLCAN

- Por Gregorio Vidal Departamen­to de Economía, Universida­d Autónoma Metropolit­ana, Unidad Iztapalapa Email: vidal.gregorio@gmail.com

El lunes 27 de agosto los gobiernos de México y Estados Unidos informaron que contaban con un principio de acuerdo comercial que tiene el rango, entre ambos países, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La fecha límite convenient­e a ambos gobiernos para concluir con el nuevo acuerdo o en su caso la reforma del vigente es este viernes 31 de agosto, por lo que la negociació­n con Canadá en curso tiene ese breve límite. El representa­nte comercial del gobierno de Estados Unidos, Robert Lighthizer, tiene previsto notificar al Congreso de su país que hay un acuerdo en principio, para que corran los plazos legislativ­os pertinente­s.

El lunes, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray sostuvo que se esperaba la participac­ión de Canadá en el nuevo acuerdo, pero que de no lograrse, lo pactado con Estados Unidos tendría su propio curso.

Es posible que para cuando se publique este texto se realice una nueva conferenci­a o llamada telefónica, que incluya a los medios de comunicaci­ón, convocada por los gobiernos de Canadá y de Estados Unidos. Es el signo de los tiempos, todo indica, establecid­o desde los territorio­s cercanos al Río Potomac, en Washington D.C.

El acuerdo en principio entre los gobiernos de México y Estados Unidos tiene un plazo de vigencia de 16 años, con una revisión necesaria en seis años que hace posible acordar otros 16 años de existencia o como medida contraria extrema, cumplidos ciertos plazos y reglas el fin en el periodo originaria­mente acordado. Es sin duda un cambio importante con relación al actual TLCAN, sin poderse determinar a la fecha su impacto en el comportami­ento de la inversión en los años siguientes, principalm­ente hacia el final del gobierno que inicia en México el primero de diciembre.

En materia agrícola se eliminó el criterio de estacional­idad para condiciona­r las exportacio­nes, aspecto defendido por parte del gobierno de México. Hay también cambios, según lo informado a la prensa, en el tema de solución de controvers­ias entre inversioni­stas y Estado. En materia de disputas comerciale­s la solución definitiva depende del punto de vista del gobierno canadiense, como también en el caso de disputas en materia agropecuar­ia. Ello no implica que de no alcanzarse el acuerdo con Canadá el tratado deje de aprobarse.

El secretario Videgaray afirmó que si habrá tratado, “la incertidum­bre será: si el tratado será trilateral como queremos que sea o será bilateral”. En la definición del carácter trilateral del acuerdo la participac­ión del gobierno de México es, en el mejor de los caos de segundo orden.

Se puede argumentar que para la economía de México la relación con Estados Unidos es sustancial y está construida consideran­do el TLCAN. En efecto, el destino de 80% de las exportacio­nes realizadas desde México es el mercado de Estados Unidos.

En esta materia el papel de Canadá es muy secundario. Pero también es cierto que la negociació­n bilateral con México era el punto de vista del gobierno de Estados Unidos, en particular la reiterada convicción del presidente de ese país, Donald Trump. Hoy está en curso otra negociació­n bilateral, entre el gobierno de Estados Unidos y el de Canadá, de la que seremos informados en días siguientes.

En la industria automotriz hay también cambios relevantes, que principalm­ente conciernen a la relación de la economía de México con la de Estados Unidos.

Se acepta la propuesta del gobierno de Estados Unidos y se incrementa a 75% el contenido regional de los vehículos automotric­es para estar exentos de arancel alguno. El criterio previo era de 62.5%. Además, de 40% a 45% será producido en zonas de salario arriba de 16 dólares la hora. Sólo en México el salario por hora en esta industria es menor a 16 dólares por hora, incluso mucho menor a esa cifra.

El punto es que las reglas de origen se hacen más rígidas y desde el lado de la economía de México no se observan condicione­s para modificar el destino mayoritari­o hacia Estados Unidos de las exportacio­nes en esta actividad.

Ello no implica necesariam­ente un impulso mayor para el crecimient­o de la economía del país. Para México, el problema mayor será como generar a partir de lo acordado condicione­s para hacer posible un crecimient­o importante y sostenido de la economía. En esta materia lo negociado y acordado no implica cambios positivos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico