El Universal

Negociacio­nes y TLCAN: ¿The Art of the Deal?

- Por MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

Más allá de lo económico y comercial, Trump presentará las negociacio­nes del TLCAN como prueba de la eficacia de sus estrategia­s de presión máxima. Finalmente, el presidente logra un acuerdo que le es más favorable al que planteó cuando asumió la presidenci­a. Sin embargo, contrastad­o con otros casos de negociacio­nes que ocurren ahora, el del TLCAN no es necesariam­ente un ejemplo emblemátic­o que demuestra cuán buen negociador es el autor de The Art of the Deal.

Hay que considerar que las negociacio­nes, y en particular, las negociacio­nes internacio­nales, tienen mucho que ver no solo con el poder material o real de un actor, sino con la capacidad de transmitir mensajes que sean suficiente­mente creíbles para la contrapart­e y al mismo tiempo, con la capacidad de evitar que la contrapart­e lea los verdaderos objetivos, la disposició­n a hacer concesione­s, las preocupaci­ones e incluso los peores temores de quien negocia. Desde el inicio, Trump supo comunicar que sabía perfectame­nte que su país se encontraba en situación de superiorid­ad y que México, debido a su dependenci­a de ese instrument­o comercial, tenía todas las de perder si no se llegaba a un arreglo. Efectivame­nte, en cierto momento nuestro gobierno quiso advertir que estábamos preparados ante cualquier escenario. Pero la realidad fue derrotando a ese mensaje. Cada vez que el tipo de cambio era afectado por una mala ronda, o cada vez que se generaba nerviosism­o en prensa, entre empresario­s, o en la sociedad, por alguna declaració­n o tuit de Trump, éste y su equipo negociador iban entendiend­o más y mejor nuestras vulnerabil­idades.

A ello se suma la otra narrativa creíble: Trump fue demostrand­o a lo largo de estos meses que él estaba dispuesto a tirar a la basura los acuerdos internacio­nales que considerab­a no suficiente­mente favorables a Washington. Así, lo que empezó como un “no se va a atrever”, terminó siendo un “no vaya a ser hoy el mal día que nos mande a freír espárragos”. Lo peor: nunca fuimos buenos en ocultar que así nos sentíamos.

Ahora bien, contrastem­os eso primero con el caso de la guerra comercial que se está detonando entre Washington y Beijing, y las negociacio­nes que están ocurriendo en torno a ese tema. Xi Jinping se sabe fuerte y sabe que Trump lo sabe, al margen de su discurso. Por tanto, China ha expresado —creíblemen­te— que, dado el escenario, está suficiente­mente preparada para una confrontac­ión comercial con Estados Unidos. O bien, podemos examinar el caso norcoreano. Kim ha sido eficaz en demostrar y comunicar que tiene el poder de atacar EU y ocasionarl­e un daño inaceptabl­e. Por tanto, lo que Trump plantea como la debilidad dePyong yang causa da por su presión máxima, es proyectado de manera más creíble por Kim Jong-un como el poder que le otorgan sus nuevas capacidade­s nucleares y de misiles. Bajo ese esquema entonces, las tácticas de Trump tienen un mucho menor potencial de eficacia.

En suma, está claro que las circunstan­cias de China, de Corea del Norte y las de México o Canadá son completame­nte diferentes. Pero también está claro que las tácticas de Trump no son infalibles. Por tanto, lo que tenemos que preguntarn­os hoy y siempre, es en qué medida podemos además de desarrolla­r estrategia­s de mediano y largo plazo para reducir nuestra conocida dependenci­a material de Estados Unidos, ser también lo suficiente­mente eficaces para diseñar, proyectar y sostener narrativas que, en lugar de transparen­tar nuestros miedos, permitan hacer un mejor uso de nuestras capacidade­s y poderes a la hora de negociar con nuestras contrapart­es.

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