La grilla de la política anticorrupción
En este artículo podría platicarle a usted de lo que trata la consulta que lanzó el viernes pasado el Comité de Participación Ciudadana y la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción, para integrar la Política Nacional Anticorrupción. Podría decirle cuáles son las preguntas a responder por el público interesado, hablarle del Consejo Consultivo que se integró, del documento de la organización llamada Red por la Rendición de Cuentas en el que se trabajó durante muchos meses, de las dos fases del proceso y sus objetivos y actividades, pero en realidad eso lo puede leer aquí http://www.irenelevy.mx/proceso-de-consulta-pna/ y en otros sitios y noticias. Así que mejor he decidido dedicar estas líneas a la sinceridad y a lo que realmente, en mi opinión, nos dará esta consulta.
Según la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción, es el Comité Coordinador, integrado por los titulares de la Secretaría de la Función Pública, el Inai, el CPC, la Auditoría Superior de la Federación, el Fiscal Anticorrupción, un representante del Consejo de la Judicatura y el presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, el que aprueba la PNA, es decir, el voto definitivo lo tienen estas 7 instituciones de las cuales una está acéfala —la Fiscalía— y la otra está a punto de cambiar —la Sefupu.
El proceso de elaboración de los insumos para la PNA inició desde el año pasado cuando el CPC tomó el liderazgo de su coordinación, y fue la RRC la que diseñó un primer saque. Se trata de un buen documento que contiene una visión de causas y acciones contra la corrupción, pero no podemos esperar que todxs coincidan con ella; la Sefupu, por ejemplo, emitió su propia visión de la PNA. Visiones y propuestas hay muchas y no resulta lógico desestimarlas de inicio.
Así, existían dos caminos para la consulta de la PNA, cuyo producto será una propuesta de PNA: utilizar el borrador de la RRC como insumo base de la consulta, o bien abrir el espectro y recibir insumos de otros actores. Se optó por la segunda opción. Por lo que hace a los plazos se dice que vamos tarde, pero les recuerdo un pequeño detalle, se nos cruzó un cambio de gobierno y sistema, así que me parece hasta apurado que el proceso de consulta concluya el 19 de diciembre. ¿Por qué? porque no hay claridad sobre lo que va a pasar con el SNA en la próxima administración, caray, seamos claros, es lo que necesita este país, no sabemos qué hará López Obrador con el Sistema. En este contexto, apurarse, elaborar, aprobar e imponer una PNA al nuevo gobierno es una estupidez.
Ahora bien, mi punto de vista —no escribo a nombre del CPC del que formo parte— es que de esta consulta tampoco saldrá el documento que se convertirá en PNA, la Política debe estar elaborada con la participación activa del gobierno de López Obrador, de Irma Eréndira Sandoval y del nuevo Fiscal Anticorrupción que se nombre, entre otros actores; a quién se le ocurriría pensar de otra forma. Tampoco se trata de una consulta plural y diversa, ni las preguntas realizadas son las mejores, ni la metodología, ni nada de eso. Sin embargo, estoy cierta de que será un ejercicio muy útil. Aflorarán las estupendas plumas que existen desde la academia y la sociedad civil, se conocerán las voluntades de sumar pero también los egos, los protagonismos y la mezquindad. Se sabrá quién participa y quién no, se inferirá dónde están los intereses, dónde la captura. Es un proceso lleno de retos y oportunidades. Los CPCs locales se enfrentarán a fantasmas similares en los procesos que llevarán a cabo en sus entidades. Se trata de un ejercicio que rendirá más frutos políticos que académicos. Al final tendremos una buena radiografía de los personajes, instituciones e intereses involucrados, un auténtico quién es quién.
Ojo, no descalifico el proceso, sólo lo reclasifico. Habrán insumos estupendos, estoy segura, pero es imposible pensar que la política anticorrupción va a ser definida así y además impuesta por un SNA incompleto y cuyo ADN está en transición.