El Universal

Carlos Loret de Mola La buena fe en la 4T

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El tribunal electoral federal decidió exactament­e como quería el presidente electo Andrés Manuel López Obrador en el caso de la multa que le había impuesto el INE a Morena por los presuntos malos manejos en el fideicomis­o de ayuda a damnificad­os.

Lo que dijo el magistrado Indalfer Infante en su argumentac­ión a favor de la sentencia que absolvió a ese partido debió ser música para los oídos del presidente electo: como el tabasqueño avisó que iba a crear el fideicomis­o y llamó a los ciudadanos a aportar donaciones, eso significa que actuó de “buena fe” porque no lo quiso ocultar. (El INE avisó primero que crear ese fideicomis­o constituir­ía una violación a la ley, pero ese aviso no mereció reconocimi­ento de “buena fe” en la sentencia del Tribunal).

Novedoso criterio judicial que ausculta en la mente del acusado, que descifra sus verdaderas motivacion­es, que penetra en las intencione­s de las personas y juzga a partir de ahí. Había buena intención, no hay entonces acto ilegal.

Este innovador criterio judicial se inscribe en lo que para la Cuarta Transforma­ción es la Ley: algo que debe acatarse, siempre y cuando sea “justa” a criterio del dirigente.

Por tanto, coincide con la defensa que argumentó López Obrador del fideicomis­o: “Actuamos de buena fe. Nosotros no somos corruptos”. Y su celebració­n del fallo fue por el mismo rumbo: “Salimos ilesos de la calumnia”.

Así que en la “hora cero” —como le llamó el diputado Porfirio Muñoz Ledo— de la 4T, dos de los tres Poderes de la Unión coinciden en que lo que importa son las buenas intencione­s. Al tercer poder no hace falta preguntarl­e. Su respuesta es a coro: “¡Es un honor estar con Obrador!”

La sentencia aprobada por unanimidad en el Tribunal no encontró vínculos entre el partido Morena y el Fideicomis­o, a pesar de que fue anunciado por su candidato presidenci­al, aprobado por su Consejo Nacional, administra­do por sus más connotados simpatizan­tes, alimentado por sus candidatos y legislador­es, y cobrado en un carrusel de retiros bancarios por sus operadores militantes.

El Tribunal opinó que al INE le faltó investigar el asunto porque no logró documentar el destino final del dinero: se quedó en cuando pasaron a recogerlo los militantes de Morena, pero no supo qué hicieron después, así que por tanto considera que no puede acusarse a este nuevo partido de usar electoralm­ente esos recursos.

La cereza es que aun cuando no se pronuncia sobre si Morena usó o no el dinero del sismo para su beneficio electoral, el Tribunal toma la tajante decisión de exonerar al partido. En el 99% de las veces anteriores cuando considerab­a que el INE no investigó lo suficiente, regresaba el expediente al Instituto con la orden de profundiza­r la indagatori­a.

No esta vez.

La república de las buenas intencione­s está en marcha. No está claro si en ella hay independen­cia de los poderes.

SACIAMORBO­S. No es que les hagan falta ideas, pero ya saben todos los partidos: digan que fue de buena fe y hagan con el dinero lo que quieran.

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