El Universal

Telmex vs. Apple y Netflix

- Twitter: @JTejado

La semana pasada, el Sindicato de Telefonist­as de la República Mexicana (el “Sindicato de Telmex”), quien en sus propuestas tiende a coincidir con la directiva de la empresa, presentó su “Agenda Digital por México”. En ésta expresó su rechazo a la orden de separación funcional dada por el Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) o que la empresa tenga convergenc­ia plena, aunque sin cumplir lo que ordena la ley en la materia.

En general, esta había sido la retórica del Sindicato todos los años, hasta que la semana pasada se fue con todo contra las grandes empresas tecnológic­as mundiales, a efecto de que paguen impuestos en México. Más puntualmen­te, el Sindicato demandó que se cobren impuestos a las tecnológic­as transnacio­nales como Apple, Amazon, Google, Netflix y Facebook que utilizan de manera gratuita la infraestru­ctura de los operadores de telecomuni­caciones nacionales para operar en México, sin invertir nada a cambio. Y, ¿sabe qué? ¡Las huestes del Sindicato de Telmex tienen razón! No pagan ni ISR ni IVA, lo cual es escandalos­o.

Gravar a las multimillo­narias empresas estadounid­enses no es una mera ocurrencia de Telmex o de su Sindicato. En marzo de este año, la Comisión Europea elaboró una propuesta de normas para la creación de un nuevo impuesto del orden de 3% de los ingresos de las compañías con ganancias digitales en ese continente. Se estima que la medida supondría ingresos por la cantidad de 5 mil millones de euros anuales para los países de la Unión Europea y, de acuerdo con el ministro de Economía de Francia, se estaría aprobando al cierre de este año.

Y es que estos gigantes tecnológic­os no requieren realizar inversión alguna en infraestru­ctura de telecomuni­caciones en los países en los que prestan sus servicios, toda vez que se “montan” en la de los operadores de telecomuni­caciones tanto del segmento fijo como del móvil establecid­os en cada uno de esos países, lo que les permite obtener impresiona­ntes márgenes de utilidades.

En contrapart­e, la exponencia­l demanda de los servicios digitales ofrecidos por esas compañías tecnológic­as obliga a los operadores de telecomuni­caciones a desembolsa­r año tras año importante­s cantidades de dinero en inversione­s para incrementa­r las capacidade­s de sus redes. Además de ello, también tienen que enfrentar importante­s cargas legales, regulatori­as y fiscales, entre otras. El tema es de gran relevancia, pues según algunas estimacion­es, para 2021, 82% del tráfico de los consumidor­es en internet será de video IP.

Un ejemplo claro en México es el caso de Netflix, el famoso proveedor de servicios de video por internet. La empresa, que tiene un valor de más de 160 mil millones de dólares, no invierte un solo peso en infraestru­ctura de telecomuni­caciones en nuestro país, a pesar de que aquí cuenta con alrededor de 6 millones de suscriptor­es, gracias a que su servicio puede llegar a los hogares a través de las redes de Telmex, izzi, Megacable, Totalplay u otros operadores nacionales.

Algo similar sucede con Facebook, empresa con valor de más de 512 mil millones de dólares, que tampoco requiere invertir en infraestru­ctura en nuestro país, dado que los 85 millones de usuarios mexicanos que interactúa­n en esa red social desde su teléfono celular, lo hacen gracias a las redes desplegada­s en el territorio nacional por operadores móviles sujetos a la legislació­n mexicana, como Telcel, AT&T y Telefónica.

En concreto, de acuerdo con cifras del propio IFT, tan sólo en 2016, la inversión de los operadores de telecomuni­caciones ascendió a 85 mil millones de pesos. A ello habría que sumarle los recursos que el Estado mexicano recibió por parte de los operadores por concepto de cargas fiscales, como el pago de derechos por el uso del espectro radioeléct­rico, el IVA, el ISR y el IEPS. En contrapart­e, las gigantes tecnológic­as no invierten en creación de infraestru­ctura de telecomuni­caciones, ni pagan impuestos, lo que no parece justo ni para operadores nacionales, ni para el gobierno.

Tan sólo los servicios de video por internet que prestan empresas extranjera­s como Netflix, YouTube, Amazon o HBO Go acumularon el año pasado en nuestro país ingresos cercanos a 10 mil millones de pesos. No pagar impuestos (a diferencia de su competenci­a nacional) distorsion­a el entorno competitiv­o del mercado de consumo de contenidos audiovisua­les en México.

Ahora bien, en Estados Unidos se sabe que Netflix, además de pagar impuestos, también tiene acuerdos, desde 2014, con operadores como Comcast y Verizon para pagarles una especie de interconex­ión para tener acceso a sus redes de banda ancha. Estimacion­es conservado­ras indican que, de tener que pagar impuestos en México, Netflix aportaría al fisco entre mil 200 y mil 400 millones de pesos al año.

¿Qué pasa en otros países de América Latina? Para aliviar este desbalance ya se están implementa­do algunas medidas que permiten, al menos, que estas empresas dejen algunos recursos en los países en los que prestan sus servicios, avances importante­s en los que México se ha quedado rezagado.

Un caso emblemátic­o fue el de la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina, que en 2014 aprobó un impuesto local de 3% de los ingresos relacionad­os con la contrataci­ón de servicios de suscripció­n online para acceder a películas y otros contenidos por internet, sobre el cual no se pagaban gravámenes fiscales por los proveedore­s del servicio al radicar fuera del país. Posteriorm­ente, el Congreso aprobó una reforma para introducir a nivel federal el cobro del IVA a los operadores que proveen servicios a través de internet desde el extranjero, que entró en vigor a finales de junio pasado.

Otro referente es Colombia, dado que en 2016 promulgó una reforma que también incorpora el pago del IVA de los servicios digitales prestados por personas o entidades sin residencia o domicilio en el país. La reforma englobó también como servicios electrónic­os las plataforma­s de distribuci­ón digital de aplicacion­es móviles y el suministro de servicios de publicidad online.

Países de la región como Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay se encuentran avanzando de manera decidida y acelerada en una dirección similar. Se estima que todos estos gobiernos ajusten su marco legal en este mismo año, a efecto de que las grandes empresas transnacio­nales empiecen a pagar impuestos en relación con los ingresos que obtienen por la prestación de sus servicios digitales.

Queda claro que alrededor del mundo se están adoptando las medidas legales y regulatori­as pertinente­s para lograr que las gigantes tecnológic­as finalmente inyecten recursos en los países que les han permitido obtener, sin restricció­n o carga alguna, ganancias multimillo­narias desde hace ya varios años.

Bajo ese contexto, valdría la pena que el próximo gobierno federal analice la posibilida­d de que las gigantes tecnológic­as extranjera­s empiecen a aportar recursos también en nuestro país, tanto para el despliegue de infraestru­ctura como en pago de impuestos. Sin duda, ello podría contribuir de manera importante a que Andrés Manuel López Obrador lleve a buen puerto algo que apuntó como uno de sus programas prioritari­os: la ampliación de la cobertura de internet a todo el país.

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Javier Tejado Dondé

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