El Universal

Velasco suda por licencia y callan a Fernández Noroña

• Avalan su regreso a Chiapas; el Verde da mayoría a Morena en San Lázaro

- ALEJANDRA CANCHOLA Y ALBERTO MORALES —politica@eluniversa­l.com.mx

Como en un circo de dos pistas, el Congreso abrió labores entre reclamos, discursos y votaciones que en segunda vuelta permiten al senador del Verde Manuel Velasco regresar a gobernar Chiapas.

Primera sesión. Los senadores se estrenan con novatada y quedan exhibidos al negar en primera instancia licencia a Velasco. Luego de horas de negociació­n, reponen el procedimie­nto y, ¡voilá!, el milagro de los votos perdidos.

Mientras, en San Lázaro ocurrió otro milagro: el Verde cede diputados y regala la mayoría absoluta a Morena.

Pero también se da un choque Morena-PT, protagoniz­ado por Porfirio Muñoz Ledo y Gerardo Fernández Noroña; éste reclama al primero su asistencia a Palacio Nacional, al mensaje de Enrique Peña Nieto. Pero Muñoz Ledo, viejo lobo de los mares legislativ­os, pide a la asamblea votar si le da la palabra a su colérico interlocut­or. Se lo niegan, y así don Porfirio neutraliza al petista. Dos-cero, el marcador.

Después, Fernández Noroña fuma la pipa de la paz con Muñoz Ledo. Día dos. Y lo que falta...

Como en un circo de dos pistas, el Congreso de la Unión abrió labores entre reclamos, discursos y votaciones, que en segunda vuelta permitiero­n regresar a Manuel Velasco como gobernador de Chiapas.

Primera sesión. Los senadores se estrenan con novatada y quedan exhibidos al negar en primera instancia la licencia a Velasco para regesar a Chiapas.

Luego de horas de negociació­n, reponen el procedimie­nto, escenario inusual y, ¡voilá! se hace el milagro de los votos perdidos.

En ese trance que coloca al Senado en una pista de confusione­s y señales encontrada­s, también hubo discursos previos.

Como el de la senadora de Morena Blanca Piña, quien dio una pincelada de las banderas políticas de su partido al señalar que votaría en contra, porque era la hora de acabar con los privilegio­s y los abusos políticos.

Tres horas después el escenario cambió. “No somos tribunal de conciencia, ¿Por qué el pleno tendría que conculcar sus derechos?”, reclamó al pleno el coordinado­r de Morena, Ricardo Monreal, también ex gobernador de Zacatecas y ex delegado en Cuauhtémoc, quien salió en defensa de Manuel Velasco e incluso amagó con pedir la rectificac­ión de la votación, porque para él no fue clara.

Al mismo tiempo, en la Cámara de Diputados se ejecutaba otro milagro. La bancada del PVEM cedía —en política dicen que no hay coincidenc­ias— cinco legislador­es a Morena para tener mayoría absoluta (251) y con ello presidir por tres años la Junta de Coordinaci­ón Política, órgano real del poder económico y político en San Lázaro.

Ahí mismo en San Lázaro, a minutos de iniciar la primera sesión de la 64 Legislatur­a, el choque entre Morena y PT vuelve a ser protagoniz­ado por Porfirio Muñoz Ledo y Gerardo Fernández Noroña.

El petista Santiago González Soto pregunta a Muñoz Ledo, presidente de la Cámara Baja, en qué calidad acudió el lunes al mensaje del presidente Enrique Peña Nieto en el Palacio Nacional.

Noroña hace suyo el tema y grita para hacerse escuchar. Muñoz Ledo le niega la palabra y afirma que los agredió físicament­e. “¡Usted está mintiendo y exijo el uso de la palabra!”, reclama Noroña.

El activista pierde el control sobre sí cuando Muñoz Ledo lo llama “golpeador”, enfurece y grita: “¡Su desvergüen­za es inaudita diputado presidente!”. Acto seguido y ante las cientos de miradas que lo siguen, Noroña sube a la máxima tribuna y quita el micrófono a su también compañera de bancada Ana Gabriela Guevara.

Muñoz Ledo, viejo lobo de los mares legislativ­os, usa una vieja estrategia y pide a la asamblea votar si le da la palabra a su colérico interlocut­or. Se lo niegan, y así don Porifirio neutraliza al petista. Dos contra cero, así va el marcador.

Más tarde, Noroña fuma la pipa de la paz y, tras una charla con Muñoz Ledo, dice que hay voluntad de ambos para superar el “encontrona­zo”. Buscan unidad... día dos, y lo que falta...

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En su intervenci­ón en la asamblea, el diputado Gerardo Fernández Noroña (centro) le gritó al presidente de la Mesa Directiva, Porfirio Muñoz Ledo.

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