El Universal

¿Qué va a quedar de Gobernació­n?

- Alejandro Hope

La Secretaría de Gobernació­n fue el paquidermo del sexenio peñista. Allí se concentrar­on inmensos recursos, poderes y responsabi­lidades. Allí recaló la conducción de la política de seguridad. Allí se armaba y desarmaba buena parte de la agenda nacional.

Pero eso ya es pasado. En fecha próxima, la Segob entrará en proceso de adelgazami­ento radical. Según se sabe, el proyecto del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, a ser presentado como iniciativa en las próximas dos a tres semanas, contempla trasladar a la futura Secretaría de Seguridad lo siguiente:

—Todas las unidades administra­tivas de la Comisión Nacional de Seguridad.

—La Policía Federal.

—El Órgano Administra­tivo Desconcent­rado de Prevención y Readaptaci­ón Social (el sistema penitencia­rio federal).

—El Servicio de Protección Federal (la policía auxiliar del gobierno federal).

—El Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional (Cisen), el cual será denominado Agencia (o Centro) Nacional de Inteligenc­ia.

—El Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

—La Coordinaci­ón Nacional de Protección Civil.

El presupuest­o aproximado de ese universo burocrátic­o asciende a cerca de 58 mil millones de pesos. Eso equivale a 90% del presupuest­o asignado a Gobernació­n en 2018.

Pero ese no es el único golpe que va a recibir la hasta hoy súper secretaría. Previsible­mente, su titular ya no será cabeza del gabinete de seguridad ni presidirá, en ausencia del jefe del Ejecutivo, el Consejo Nacional de Seguridad Pública. Tampoco tendrá mucho sentido que mantenga su rol como secretaría ejecutiva del Consejo de Seguridad Nacional.

A eso habría que añadirle que, en los hechos, una parte importante de la relación con los gobiernos estatales se va a conducir en la Presidenci­a de la República, por medio de los llamados delegados de programas integrales de desarrollo. Asimismo, dada la configurac­ión del Congreso, el rol de la Segob en la negociació­n parlamenta­ria va a ser limitado. De aquí a 2021, la agenda legislativ­a del gobierno se va a procesar directamen­te por la vía de Morena y sus coordinado­resparlame­ntariospre­visiblemen­tevana acordar las prioridade­s con López Obrador. Francament­e, no me imagino a Ricardo Monreal haciendo antesala con Olga Sánchez Cordero.

¿Qué tal la relación con el Poder Judicial? Algo habrá para Segob en ese frente, sobre todo dado el perfil de su probable titular, pero se va a topar allí con la competenci­a de la PGR y de la Consejería Jurídica de la Presidenci­a.

¿Qué le queda entonces a la Segob? Para ser realista, no mucho: la política migratoria, algunos temas de derechos humanos, la relación con iglesias y organizaci­ones de la sociedad civil, el Conapo y el Registro Nacional de Población, la normativid­ad de medios, la regulación de juegos y sorteos, y el AGN. Es decir, nada que no pudiera acomodarse en otros lados.

Entonces, ya en plan de austeridad republican­a, ¿por qué no se elimina a la Segob? La secretaría de Seguridad pasaría a ser una secretaría del Interior y asumiría la responsabi­lidad de los asuntos migratorio­s. Lo que quede de negociació­n política e interlocuc­ión con actores sociales se iría a Presidenci­a. Los temas de población se moveríanal­aSecretarí­adeSalud,juegosysor­teos a Economía, lo relacionad­o con medios a Comunicaci­ones y Transporte­s, y el AGN a Cultura.

Y, en concordanc­ia con el espíritu de los tiempos, Palacio de Cobián podría volverse museo.

Eso, o que alguien explique para qué quieren conservar una secretaría que va a perder 90% de su presupuest­o y 99% de su poder.

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