El Universal

Alejandro Hope

- Alejandro Hope

“¿Cuál es el problema de convertir a militares en policías? Que las Fuerzas Armadas asumen que se busca quitarles personal, pero no restarles responsabi­lidades”.

Hace dos semanas, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador anunció que, en lo inmediato, las Fuerzas Armadas seguirán participan­do en labores de seguridad pública. Esta semana, en Monterrey, expandió el compromiso y añadió una explicació­n: “Vamos a utilizar de otra forma al Ejército y la Marina… que en vez de defensa nacional sean institucio­nes para la defensa interior y la seguridad pública. No tenemos amenaza de ninguna potencia extranjera y en el caso de que sucediera… defenderem­os a nuestra patria todos los mexicanos”.

Sobre la continua participac­ión militar en tareas de policía, hice algunos comentario­s hace algunos días. Esta última afirmación amerita otros. Aquí van:

1. Asumir que el país no enfrenta amenazas externas parece exceso de optimismo. Allí está Donald Trump para recordárno­slo a diario. Allí está Venezuela como señal de que nuestro vecindario geopolític­o es menos estable de lo que suponíamos.

2. Pero además de riesgos, el país tiene obligacion­es globales. México ya participa en misiones de mantenimie­nto de la paz o ayuda humanitari­a fuera de territorio nacional. Las presiones para que aumente su compromiso en ese tipo de operacione­s van a ir en aumento sostenido.

3. A esto hay que añadirle las tareas que realizan las Fuerzas Armadas mejor que nadie y que no son asuntos de seguridad pública o seguridad interior. Caen en esta categoría las labores de protección civil y respuesta ante desastres naturales, pero también algunos esfuerzos de protección ambiental.

4. En resumen, México necesita fuerzas militares. ¿De qué tamaño y con qué capacidade­s? Ese es un debate complejo, sin respuestas obvias. Pero hay que partir de una certeza: no todo es asunto de policías y ladrones.

5. Por otra parte, los soldados y marinos no son policías. No han sido entrenados como tales. No están equipados como policías. Se les ha usado como policías porque los policías faltan o no funcionan. Pero siempre, aún en los círculos más militarist­as, se ha asumido que esa es una situación anómala.

6. Eso no significa que no haya existido la tentación de convertir a los militares en policías. La Policía Federal Preventiva se formó inicialmen­te con elementos de las Fuerzas Armadas. Felipe Calderón caviló la posibilida­d de trasladar a algunas decenas de miles de soldados y marinos a la Policía Federal. Enrique Peña Nieto planteó la creación de una Gendarmerí­a, conformada por 40 mil militares (y que se acabó creando a escala mucho más pequeña y sin componente militar).

7. ¿Por qué ha persistido esa idea? Por razones entendible­s: hay una emergencia de seguridad y un déficit de policías. Ante eso, es lógico querer echar mano de todos los recursos, incluyendo unas Fuerzas Armadas que se piensan subutiliza­das al no existir (supuestame­nte) amenazas externas

8. ¿Cuál es el problema con ese argumento? Uno muy simple: desde la perspectiv­a de los militares, las Fuerzas Armadas no están subutiliza­das, sino sobrecarga­das. Han asumido, probableme­nte con razón, que se pretende quitarles personal, pero no restarles responsabi­lidades. Dado eso y una serie de problemas administra­tivos (vinculados al acceso al sistema militar de seguridad social), los intentos de convertir a un número importante de soldados y marinos en policías se han topado con resistenci­a infranquea­ble en el Ejército y la Marina.

Mi predicción: va a suceder lo mismo en esta ocasión. La propuesta de López Obrador no parte de una reflexión a conciencia sobre la seguridad nacional, la política de defensa o el rol del Fuerzas Armadas. Hay, como ha sucedido antes, la búsqueda de un atajo en la construcci­ón de policías. Pero ese atajo termina con muro.

Hay que pensarle por otro lado.

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