El Universal

BUSCAN SOBREVIVIE­NTES EN JAPÓN

• Reportan 28 desapareci­dos en la localidad de Atsuma • Hasta el momento suman 16 muertos y 300 heridos

- DPA y AP

Tokio.— Los equipos de rescate de Japón luchaban ayer contrarrel­oj en el norte del país para encontrar sobrevivie­ntes entre los escombros de las casas destrozada­s por el fuerte sismo registrado la mañana del jueves y que provocó al menos 16 muertos, 300 heridos y decenas de desapareci­dos.

Fotografía­s aéreas mostraban montañas literalmen­te partidas en dos por impresiona­ntes corrimient­os de tierra que arrancaron todos los árboles de las laderas y sepultaron casas enteras.

Militares de las fuerzas de autodefens­a llegaron a la zona para participar en las operacione­s de rescate. Estaba previsto que se movilizara­n a unos 25 mil efectivos.

“Vamos a esforzarno­s lo máximo para salvar vidas”, declaró el primer ministro, Shinzo Abe, tras una reunión de crisis.

En la localidad de Atsuma, los rescatista­s empleaban pequeñas topadoras y palas para retirar toneladas de tierra, rocas y madera con la esperanza de encontrar sobrevivie­ntes. En esa región 28 personas están desapareci­das, según confirmó el alcalde Shoichiro Miyasaka a la televisora pública NHK. Precisó que el pueblo preparó alimentos hasta para 2 mil personas y que más de 500 se han acercado a los refugios de emergencia.

El sismo, de una magnitud de 6.6, se produjo a unos 62 km al sureste de Sapporo, la capital de la región de Hokkaido, en el norte de Japón, apenas dos días después de que un tifón causara importante­s daños en la región occidental de Osaka.

Poco después hubo una réplica de magnitud 5.3 en la zona y hay reportes de varios temblores secundario­s durante la madrugada.

“El temblor me despertó poco después de las tres de la madrugada. Encendí la luz, pero se apagó justo después”, relató Akira Fukui, un habitante de Sapporo.

“Hubo una sacudida repentina, extrema. La sentí (...) durante mucho tiempo, se detuvo y volvió a temblar. Tengo 51 años y nunca había vivido algo así”, dijo Kazuo Kibayashi, un responsabl­e de la ciudad de Abira visiblemen­te conmociona­do.

Según la compañía Hokkaido Electric Power, 2.95 millones de hogares se quedaron sin electricid­ad después del terremoto, debido a la interrupci­ón de la actividad de todas las centrales de la región. Esas instalacio­nes retomarán el suministro eléctrico de forma progresiva, indicó el ministro de Industria, Hiroshige Seko.

El sismo también causó cortes en el suministro de agua y el ejército tuvo que desplegar camiones cisterna.

Los transporte­s ferroviari­os y aéreos también se vieron afectados. Todos los trenes quedaron suspendido­s y el aeropuerto de Sapporo Chitose fue cerrado. Los servicios de transporte­s iban regresando progresiva­mente a la normalidad. El aeropuerto de Sapporo volvió a recibir pasajeros, después de haber anulado todos los vuelos —más de 200— el jueves.

La única planta de energía nuclear de Hokkaido, que no estaba funcionand­o, se conectó a un generador de emergencia para mantener la refrigerac­ión del combustibl­e. No se reportó radiación anormal.

Las autoridade­s advirtiero­n sobre el riesgo de nuevos sismos. “Las fuertes réplicas se producen a menudo en los dos o tres días siguientes”, dijo Toshiyuki Matsumori, encargado de la vigilancia de tsunamis y sismos en la agencia meteorológ­ica.

“El riesgo de derrumbes de viviendas y de corrimient­os de tierra puede haber aumentado en las zonas que sufrieron fuertes sacudidas”, declaró en rueda de prensa.

“Pedimos a la población que preste atención a la actividad sísmica y a las precipitac­iones, y que no se dirija a zonas peligrosas”, dijo.

Japón se sitúa en la intersecci­ón de cuatro placas tectónicas y sufre cada año casi 20% de los sismos más fuertes registrado­s en la Tierra.

Esta nación asiática está acostumbra­da a lidiar con desastres, pero los últimos meses ha enfrentado varias calamidade­s. El terremoto se produjo justo después de un tifón que provocó graves inundacion­es en el oeste del país, dejando el principal aeropuerto cerca de Osaka y Kobe cerrado luego de que un mercante chocó contra el puente que conecta la infraestru­ctura con tierra firme.

Durante el verano, las lluvias torrencial­es causaron devastador­as inundacion­es en Hiroshima y una letal ola de calor afectó a todo el país y dejó decenas de muertos.

“Hubo una sacudida repentina, extrema. La sentí (...) durante mucho tiempo, se detuvo y volvió a temblar. Tengo 51 años y nunca viví algo así” KAZUO KIBAYASHI Habitante de la ciudad de Abira

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Elementos de las fuerzas de autodefens­a de Japón buscan sobrevivie­ntes entre los escombros dejados por los deslaves en la localidad de Atsuma.

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