El escritor que mató a su esposa en la Roma
Casi frente a la casa de transición de Andrés López Obrador, está el inmueble donde murió la esposa del escritor William Burroughs, ebrio, él mismo la mató al estilo Guillermo Tell
Un 6 de septiembre de 1951, hace 67 años, en el departamento 10 de Monterrey número 122 - a unos metros de la casa de transición del futuro mandatario Andrés Manuel López Obrador-, Joan Vollmer Burroughs perdía la vida a mano de su esposo, el escritor William Burroughs; quien probó su puntería bajo los efectos del alcohol.
El matrimonio había llegado a México tiempo atrás, debido a un intento fallido de comprar una granja en Panamá y también a que eran perseguidos por el gobierno estadounidense por consumo de drogas. Vivían en la calle de Orizaba 210, en la Roma y aquel día se presentaron en la de Monterrey para visitar a John Herman, amigo de la pareja que recién había llegado al país y al que daba hospedaje Johnny Healy, arrendatario del departamento.
El Gran Diario de México reportó que “sintiéndose “Guillermo Tell”, [William Burroughs] le colocó en la cabeza [a Joan Vollmer ] una copa llena de ginebra (...) disparándole un tiro con el que pretendía romper la copa..”, pero la bala la hirió de muerte en la frente y falleció en la Cruz Roja.
De acuerdo con el reporte del periódico, se envió a la ambulancia número 4, tripulada por el teniente Tomás Arias: “”el personal de emergencia encontró sentada en un pequeño sillón forrado con tela color rosa, a la señora Joan Vollmer Burroughs, con una herida en la frente por la que manaba abundante sangre. A la derecha del sillón, estaba tirado en el suelo un bastón que la norteamericana tenía que usar en virtud de que la parálisis infantil que sufrió hace muchos años, no le permitía caminar bien”.
Se trasladó el cuerpo a la sala de emergencia y, al darse cuenta de la naturaleza de la herida, el personal de la Cruz Roja llamó al agente del Ministerio Público. Todo esfuerzo fue inútil y falleció a las 20.30 horas de aquella noche.
En esos momentos llegó Bernabé Jurado, licenciado y amigo personal de Burroughs, quien se encargaría de su defensa. En los periódicos circularon varias versiones: la del disparo al vaso y otra de que la pistola había caido al suelo y la bala llegó a la cabeza de su esposa.
Tomando en cuenta que Burroughs mencionó a dos testigos, el personal del Ministerio Público interrogó a Johnny Healy y a John Herman. Healy argumentó que él no era amigo del matrimonio y que no hablaba español. Dijo que él no estaba en casa a la hora de los hechos y que los Burroughs estaban en su casa visitando a Herman, amigo en común.
Por su parte, Herman dijo que él no sabía de lo que le estaban hablando y que él no había visto nada. La nula cooperación de ambos testigos dificultó el proceso.
En aquella ocasión, EL UNIVERSAL visitó el lugar de los hechos e informó a sus lectores que entre los vecinos de la zona empezaba a circular la versión de que la tragedia había sido ocasionada por celos; ya que Joan acostumbraba visitar a Healy en su departamento. El escritor fue auxilisado por su familia y logró salir del problema pagando una fianza.
William Burroughs fue un escritor reconocido a nivel mundial, en el mes de su nacimiento el Instituto Nacional de Bellas Artes solía organizar el recorrido literario “William Burroughs en la colonia Roma, la gestación de un escritor visionario”, dirigido por el narrador y periodista J.M. Servían.
Se visitaban los lugares de la colonia Roma donde radicó el escritor y que a futuro retomó como variados escenarios de sus novelas; su primer domicilio ubicado, en una calle cerrada sobre Medellín, también su segunda casa sobre Orizaba en la que también vivió, a unas casas de distancia la del también escritor y su amigo, Jack Kerouac.
También pasaban por el sitio donde estaba el bar “KuKu”, donde el escritor disfrutaba de la noche en compañía de sus conocidos y amigos y por último, el edificio donde Burroughs mató a su esposa.
“Se trata de un relato parcialmente autobiográfico, escrito durante un periodo de desintoxicación, en el que da cuenta de las experiencias de William Lee (seudónimo de Burroughs) con las drogas, y como marco, una Ciudad de México delirante, bulliciosa, llena de inadaptados y viciosos. (...) Este recorrido es un viaje al pasado en una ciudad viva, permisiva bulliciosa y con un enorme acervo cultural que fue polo de atracción para muchos artistas importantes hasta hoy en día”, señalaba el periodista J. M. Servín en aquella época.