Liberada de toda mesura
La nueva generación de la Acura RDX deja de lado la discreción y la sobriedad para apostar por diseño y prestaciones atractivas. Antes de ser presentada, la manejamos
Hay marcas que persiguen nichos de mercado con el propósito de no solo venderles, sino que éstos les ayuden a crear su identidad como compañía. Hay quienes buscan colocarse dentro de la preferencia de los jóvenes, otros buscan ser la primera opción de las mujeres o bien, quienes buscan que sus autos sean comprados por exitosos ejecutivos.
Indirectamente, Acura se ha hecho de un público muy identificable. No se trata de un estereotipo de características perfectamente definidas, pero sí de un grupo cuyo común denominador es el gusto por el lujo discreto y la búsqueda de la mayor racionalidad entre los productos de marcas de este tipo.
No en vano, la marca tiene uno de los promedios de retención de clientes más alto de la industria automotriz a nivel global, según la consultora internacional Jato Dynamics. De acuerdo al estudio realizado, 60% de los clientes de Acura tienen como primera opción renovar por un auto de la misma firma antes de buscar con la competencia.
Por esa misma razón, durante mucho tiempo, la evolución de los productos de la división de lujo de Honda ha sido lenta. Han sabido que, con pocas modificaciones, los clientes cautivos encuentran lo que esperan. Sin grandes transformaciones y sin ninguna sorpresa.
En más de un sentido, esto es considerablemente negativo, pues la gente sabe qué esperar de sus autos y en ellos no es común encontrar tecnologías de avanzada o elementos de desempeño que sean precisamente nuevos.
Acura presenta a la nueva RDX al mercado mexicano con la ambición de terminar esta tendencia interna. En contraste con la generación anterior, esta SUV no solo es racionalmente atractiva, sino que es ahora una de las opciones más propositivas de su segmento.
Los diseñadores de esta SUV dejaron de lado las formas conservadoras para dar espacio a los trazos angulares que son congruentes con lo mostrado en su modelo más arriesgado hasta el momento: el Acura NSX.
La nueva RDX cuenta con un juego de faros delanteros que es similar al presente en el superdeportivo de la marca y que logra una agradable armonía con la reinterpretación total del diseño de esta camioneta. Ésta ha sido dotada de un look agresivo que no llega a ser extraño o visualmente estridente para quienes han gustado de los modelos de la compañía por más de dos décadas.
En la versión A-Spec (la cual manejamos) es posible encontrar líneas negras que rematan ciertos trazos de la carrocería para acentuar más este nuevo “carácter deportivo”. Tiene rines en aluminio de 20 pulgadas y un interior que rompe con la tradición conservadora de la marca.
En dicha versión, es imposible dejar de fijarse en varios elementos del interior, empezando por los asientos en piel que contrastan con partes de alcántara negra para hacerlos similares a los de un deportivo de alto desempeño.
Para nivelarse con lo ofrecido por las marcas alemanas, los materiales que componen la cabina de la nueva RDX han mejorado. Hay aluminio pulido en el tablero, en las puertas, los pedales de freno y acelerador. Cuenta con una pantalla de infoentretenimiento de 10.2 pulgadas con las plataformas de vinculación más actuales (Apple CarPlay y Android Auto). El volante está elegantemente forrado de una piel de alta calidad con buenas costuras y una enorme cantidad de botones para controlar casi todo el funcionamiento del auto con los dedos.
La transformación hacia los terrenos de lo “atrevido” en la nueva RDX no se detiene al llegar al tema del motor. Como seguimiento de su