Fracasan los juicios contra los secesionistas
• En caso de catalanes se confunde la protesta con violencia insurreccional, indican expertos
Madrid.— La justicia española fracasó en la persecución de los independentistas catalanes refugiados en varios países europeos, quienes reviraron al Tribunal Supremo español por su endeble argumentación.
El primer traspié ocurrió en julio, cuando Alemania rechazó extraditar por el delito de rebelión al ex presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, quien huyó de España para evitar su detención por organizar el proceso declarado ilegal.
Los tribunales de Alemania, donde fue detenido el político, estimaron que Puigdemont no era culpable de rebelión. Sólo lo entregarían a España por malversación de fondos públicos. El juez del Tribunal Supremo que instruye la causa, Pablo Llarena, optó por retirar la orden de captura internacional.
Los jueces españoles tampoco consiguieron que Bélgica les entregara a los cuatro ex consejeros, refugiados en ese país. La justicia belga alegó la existencia de un defecto de forma que hacía que la orden policial europea contra los separatistas catalanes fuera inadmisible. Los refugiados en Bélgica reaccionaron para demandar la recusación del juez español. La justicia belga pidió la comparecencia de Llarena.
Expertos y juristas españoles consideran desproporcionada la lectura que el magistrado hace de las consecuencias del proceso. “La acusación de rebelión carece de sustento empírico y revela una concepción muy pobre de la democracia, confundiendo protesta, resistencia y desobediencia con violencia insurreccional”, dice el sociólogo Ignacio Sánchez Cuenca. El juez Llarena no acudirá al Tribunal de Bélgica el día 25.