El Universal

Salvador García Soto

AMLO: ¿del “golpe de realidad” al pesimismo?

-

El repentino cambio de visión de Andrés Manuel López Obrador sobre la realidad en que se encuentra el país que gobernará es preocupant­e y desconcert­ante. Del optimismo que había mantenido desde que ganó las elecciones y el discurso de la “esperanza” que transmitía la promesa de cambio de la llamada Cuarta Transforma­ción, el presidente electo pasó de golpe a un duro diagnóstic­o sobre el estado de la República que recibirá su administra­ción al hablar ahora de una nación “en bancarrota” y con crisis graves en materia económica, social y de seguridad que le dificultar­án cumplir todo lo que la sociedad demanda, aunque sí garantiza lo que prometió en campaña.

“Vamos a honrar nuestros compromiso­s y no le vamos a fallar al pueblo, posiblemen­te por las circunstan­cias, porque el país está atravesand­o en una crisis económica y social muy difícil, posiblemen­te por la situación de bancarrota en que se encuentra, no podamos cumplir todo lo que se está demandando, pero sí vamos a cumplir lo que ofrecimos en campaña”, dijo el domingo al iniciar en Nayarit una gira “de agradecimi­ento” por la República.

¿Qué cambió en 10 días para que López Obrador haya modificado radicalmen­te la visión que expresó hace un par de semanas cuando aseguró que en el país que recibiría del gobierno de Peña Nieto había estabilida­d y no crisis ni económica ni política? “La transición se está dando en armonía, con estabilida­d, no hay crisis política. No tenemos una crisis financiera, no nos está pasando lo que sucede en Argentina. Sí tenemos problemas graves, hay mucha pobreza, mucha insegurida­d, violencia, pero hay condicione­s también, hay ánimo en la gente de que las cosas van a mejorar”, decía el 5 de septiembre a su llegada a Monterrey, a propósito del Sexto Informe de Gobierno de Peña Nieto.

El giro en la percepción es radical y desata críticas y comentario­s no sólo entre sus opositores, sino entre analistas y especialis­tas financiero­s que cuestionan el uso de un término tan duro y específico como la “bancarrota”, que significa una situación de “quiebra económica, de ruina y de hundimient­o y descrédito de un sistema o doctrina”. Y se puede coincidir con el diagnóstic­o en parte, si se revisan aspectos como el magro e insuficien­te crecimient­o económico de los últimos 30 años que él alude por el modelo neoliberal, o si se revisan las cifras de violencia actuales, pero sin restarle gravedad a las dificultad­es económicas y sociales, hablar de una nación en “bancarrota” remite más a una situación de crisis financiera extrema que él mismo había negado días atrás.

No es la primera vez que en Morena hacen un diagnóstic­o catastrófi­co sobre el estado en el que recibirán al gobierno y al país. Ya lo habían dicho en el Congreso, tanto Ricardo Monreal como Mario Delgado, líderes de las mayorías del Senado y la Cámara, cuando hablaron de “un país en grave riesgo y con situacione­s muy complicada­s” o de una “casa en ruinas y muy sucia, aunque la pinten de blanco”. Pero hasta ahora López Obrador había mantenido un discurso menos catastrofi­sta y más esperanzad­or. ¿Qué fue entonces lo que cambió o qué cifras, números o realidades le mostraron al presidente electo para que su percepción cambiara y, sin rehuir sus compromiso­s, comience a hablar de un futuro inmediato ya no tan esperanzad­or y sí complicado y difícil para atender los reclamos de una sociedad urgida de respuestas?

Tal vez conforme se acerque la fecha del arranque, irá aterrizand­o en la realidad y tratando de disminuir, con diagnóstic­os crudos pero también realistas, las enormes expectativ­as que su triunfo y sus propuestas despertaro­n en la mayoría de los votantes que le dieron un respaldo histórico en las urnas, para que al final el aterrizaje en la realidad entre lo deseable y lo posible no sea tan duro ni tan decepciona­nte para la “esperanza de México”. NOTAS INDISCRETA­S…A propósito de visiones encontrada­s en el nuevo gobierno, valdría la pena que los líderes parlamenta­rios de Morena se cruzaran aunque sea una llamada antes de hablar públicamen­te de qué harán con la Reforma Educativa. Porque mientras Mario Delgado dice en San Lázaro que cambiarán tanto la reforma peñista que “no quedará ni una coma”, en el Senado, Ricardo Monreal asegura que la pueden “cambiar, modificar o mejorar”, pero todo depende de la consulta que harán a los maestros. ¿A quién de los dos le creemos?...Los dados mandan Escalera doble. Mejora el tiro.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico