El Universal

Batalla Deudo de Bolívar 168, en lucha laboral y penal

Fernando Sánchez Lira perdió a su madre y a su hermana por el sismo del 19-S al caer el edificio en el que laboraban; se comprobó que hubo negligenci­a del propietari­o del inmueble

- www.eluniversa­l.com.mx Vea el reportaje completo Texto: GUILLERMO RIVERA Fotos: ARIEL OJEDA

Lo supo horas después de que el sismo del 19 de septiembre pasado cimbró a la Ciudad de México: Fernando Sánchez Lira previó un futuro complicado, que el potente dolor que padecía por la muerte de María Teresa Lira Infante, su madre, y María Elena, su hermana, tras el derrumbe del edificio en el que operaban empresas y oficinas en la calle de Bolívar 168, colonia Obrera, era el comienzo.

Fernando no se equivocó. Los procesos que inició en contra del propietari­o del inmueble y la empresa donde laboraba su mamá parecen no terminar, pese a que está comprobado que fue la negligenci­a del dueño y la falta de supervisió­n de las autoridade­s las que provocaron la tragedia: 15 víctimas mortales. Ante las inconsiste­ncias que encontró, Fernando es la única persona entre los deudos que mantiene una demanda laboral y, también, una denuncia penal. No aceptó propuestas injustas.

Él y los familiares de seis trabajador­es de la empresa SEO Young, dedicada a la importació­n y comerciali­zación de bisutería en el piso tres de Bolívar 168, así como un deudo más de una víctima del piso dos, iniciaron una demanda penal contra la firma propietari­a, Inmobiliar­ia Inmobico, representa­da por Alberto Cojab Sacal, quien compró el inmueble en 2016. También demandaron al dueño de la firma, el sudcoreano Cho Han Sup. PERIODISMO DE INVESTIGAC­IÓN

La carpeta de investigac­ión se encuentra en la coordinaci­ón territoria­l CUH-7, en Álvaro Obregón 269, colonia Roma. A fines de septiembre, los deudos contrataro­n al abogado Salvador González Saldívar. Para entonces, ya estaba documentad­o que el edificio no tenía las condicione­s para operar desde 1985.

“González nos alentó. Dijo que conocía a Alberto Cojab y que había trabajado para su hermano, Jacobo. Aceptamos”.

Cuando el abogado se iba a reunir con Cojab, Fernando propuso que los familiares estuvieran presentes. González se negó. “Cuando lo volvimos a ver, nos dijo que Cojab ofrecía 500 mil pesos para cada persona”. Argumentó que según la Ley Federal del Trabajo les correspond­ían 408 mil. Así que la oferta en apariencia era buena, pero Fernando era asesorado por el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria.

“Para una verdadera reparación, debían considerar­se factores de índole internacio­nal. México ha firmado convenios para el resarcimie­nto de este tipo de perjuicio”, explica Fernando. “El centro Vitoria lleva el caso Lesvy [la joven asesinada en la UNAM] y el cálculo es de 3 millones y medio de pesos. Aunque mi caso es distinto, te da una idea”. Recalca: “No busco el dinero, es por el abuso”.

En el último año, no ha trabajado de manera formal. Vende productos varios vía internet y realiza costura. Si bien le va, su ingreso al mes es de unos 4 mil pesos. Hace unos años perdió un riñón y, aunque sobrevivió a una crisis médica, las molestias persisten. González confesó que Cojab pagaría sus honorarios: un millón y medio de pesos. Fernando sospechó y lo confrontó: “Entonces, ¿vas a recibir más que nosotros?”.

Para determinar el daño sicológico de los deudos, funcionari­os de la procuradur­ía capitalina los evaluaron. Fernando decidió continuar en terapia. No hay duda, dice, ha sido el peor día de su vida. Buscar a su madre, a su hermana, enterarse de la tragedia, esperar. “Al principio no lo asimilas. Debes aceptar que tu familia falleció, que las cosas se pondrán difíciles. Es un shock”.

En SEO Young falleciero­n seis personas. Tres laboraban de manera formal y tenían Seguro Social, una era la hermana de Fernando. Las otras tres, incluso María Teresa Lira, jamás recibieron una prestación o firmaron contrato. De 70 años, llegó a laborar ahí hace ocho como intendente y luego pasó al área de calidad de bisutería. Recibía 200 pesos diarios.

La oferta de Cho

Cho, llamado Antonio, acudió al funeral de María Teresa y le dijo a Fernando que todo se arreglaría. Después, convocó a los deudos y su abogado, Eduardo Marbán Murillo. Con los familiares que tenían Seguro Social —entre ellos el cuñado de Fernando—, acordó un finiquito. A los demás, les propuso 100 mil pesos. Argumentó que “estaba en ceros”.

“Mira, Antonio, no se trata de ponerle precio a la vida, pero no por eso vas a abusar”, atajó Fernando. Cho no cedió y los deudos, excepto él, aceptaron la oferta.

Fernando contactó a la entonces procurador­a de la Defensa del Trabajo, Mónica López Moncada. Se inició la demanda laboral y se efectuó un cálculo. Tomando en cuenta el ingreso y la inexistenc­ia de prestacion­es y contrato, la cifra subió a 809 mil pesos. El mínimo era de 380 mil. “Aunque el dueño de la empresa incurría en una ilegalidad, ofreció lo que quiso. Propietari­o y empresario actúan igual”, señala Fernando.

En noviembre, la demanda se turnó a la Junta de Conciliaci­ón y Arbitraje local y según las copias en poder de EL UNIVERSAL, ha solicitado el último domicilio de Cho a la Secretaría de Gobernació­n, al Instituto Nacional de Migración, al Servicio de Administra­ción Tributaria, a la Agencia de Investigac­ión Criminal y a la Secretaría de Finanzas local. No hay rastro de él. El 25 de septiembre se efectuará una quinta audiencia en lo laboral. Como el MP liberó la carpeta de investigac­ión que integra la demanda penal en contra del dueño del edificio, se obtuvo la dirección que Cho aportó, la de su abogado Eduardo Marbán.

Como está notificado, podría presentars­e Marbán y el caso se judicializ­ará. “Si no, la jueza me dijo que posiblemen­te finalice”, explica. “Ganas, pero, ¿a quién le vamos a cobrar?”, cuestionó.

Asminda Navarro, coordinado­ra de Defensa del centro Vitoria, expone: “La investigac­ión ha sido muy lenta. No tiene pies ni cabeza, no señala situacione­s estructura­les que provocaron el derrumbe, como la corrupción. El delito —que no se ha definido, el más lógico sería homicidio y así no se investiga— se giró hacia las responsabi­lidades de los particular­es, sobre todo al propietari­o, pero hay un nexo con institucio­nes del Estado, que permitiero­n que el edificio siguiera funcionand­o”.

De vez en vez, Fernando visita el predio. “Algo te jala a estar ahí”. Cada día, despertaba con el ruido de su madre en la cocina. María Teresa se iba al trabajo y él la acompañaba al Metro. En la tarde, ahí mismo la encontraba. Aún hay días en que prefiere no salir. Se prometió no caer, aunque el sufrimient­o lo quebrara. “Si ganamos, qué bueno, si no, la vida continúa”, dice.

 ??  ?? De vez en cuando, Fernando Sánchez Lira visita el predio de la colonia Obrera donde se alzaba el edificio en el que trabajaba su madre y hermana. “Algo te jala a estar ahí”, afirma.
De vez en cuando, Fernando Sánchez Lira visita el predio de la colonia Obrera donde se alzaba el edificio en el que trabajaba su madre y hermana. “Algo te jala a estar ahí”, afirma.
 ??  ?? Tras la pérdida de sus familiares en el sismo, Fernando Sánchez Lira se mantiene como el único deudo de víctimas del edificio derrumbado que sigue un proceso legal.
Tras la pérdida de sus familiares en el sismo, Fernando Sánchez Lira se mantiene como el único deudo de víctimas del edificio derrumbado que sigue un proceso legal.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico