El Universal

CUSTODIOS VIVEN BAJO AMENAZAS

Empleados de los centros penitencia­rios dicen que se ven rebasados por el número de presos

- Texto: EDUARDO HERNÁNDEZ Ilustració­n: ROSARIO LUCAS

Todos los días se agudizan las amenazas de delincuent­es contra custodios de los reclusorio­s de la Ciudad de México, pero también de sus mandos, quienes en algunos casos son los que fomentan la violencia y algunos delitos al interior de los penales, aseguran los elementos de seguridad.

El problema es tan grande que ha trascendid­o de los penales, mientras que las autoridade­s siguen haciendo caso omiso ante los llamados del personal que cuida a los 26 mil 646 internos que hay en la capital.

“A diario estamos amenazados, entre los malandros que trabajan para el narco, los otros delincuent­es; las amenazas son hasta por el trabajo que hacemos de revisarlo todo, la droga está concesiona­da por los jefes en cada centro penitencia­rio, son ellos los que le cobran al que la vende”, comentó uno de los custodios, quien se hizo llamar Miguel por cuestiones de seguridad.

Los custodios aseguran que la situación se ha complicado debido al dinero y droga que se maneja al interior de los penales; algunos de los que ahí laboran se han corrompido puesto que tienen mayores ganancias y no sólo su salario.

“Un técnico en seguridad gana al mes 8 mil pesos, pero si está en un dormitorio, no toca nada de su sueldo, en los dormitorio­s es donde se maneja todo el dinero, hay ocasiones donde ganan hasta 5 mil pesos por turno”, cuenta un custodio a El UNIVERSAL; detalla que esta cantidad la ganan en el cobro de listas, en las rentas de teléfonos celulares y el pago por algunos favores a los internos.

“Lamentable­mente a los que han matado es por favores no cumplidos como en el [Reclusorio] Oriente, donde se manejan muchos intereses. Todos quieren estar en los dormitorio­s, pero no lo hacen por estar bien con el dinero que ganan, sino para solventar sus adicciones, la mayoría son adictos, principalm­ente a la cocaína”, explica el custodio.

Para el especialis­ta de la Universida­d La Salle, Ernesto Pérez, uno de los principale­s factores por los que se registra esta situación de peligro contra los custodios es que no hay una especializ­ación en este sector, mismo que está olvidado por las autoridade­s que no pagan sueldos por el tipo de riesgo que implica la actividad que realizan.

“Tenemos poco más de 2 mil custodios en la Ciudad para cuidar a aproximada­mente 27 mil internos, es insuficien­te, además no hay capacitaci­ón, podemos ver que no hay interés por parte de las autoridade­s y lo único que observamos es que hay un autogobier­no en el interior de los penales”, explica el especialis­ta.

Uno de los custodios del Reclusorio Norte asegura que a pesar de que ha habido cambios en la administra­ción de este penal, sigue habiendo autogobier­no. Un ejemplo es el caso de los internos conocidos como Towy y Guerra, quienes tienen el control del dormitorio del Centro de Observació­n y Clasificac­ión (COC), donde se encargan de extorsiona­r a los nuevos presos.

“Ellos están apadrinado­s por el director Serrano y el comandante Moya, y así los internos nos lo dicen en la cara. Cada cierto tiempo pasan de ingreso a COC un número de personas, se les asignan ubicacione­s [ocho zonas]; ya ingresados los internos Guerra y Towy le piden las llaves al custodio y sacan a los nuevos para hacer limpieza, ahí es donde comienza la extorsión porque les dan la opción de no hacer la limpieza por 15 o 20 mil pesos”, comenta el funcionari­o.

Relata que estos sujetos tienen secuestrad­os totalmente a los nuevos internos e incluso cuando los familiares les llevan comida, café, azúcar y diversos artículos de limpieza, El Guerra y Towy envían a sus ayudantes para quitarles los artículos, puesto que para comer o limpiar sólo pueden comprar de los productos que ellos venden.

“Han salido con las rodillas destruidas por no pagar la cantidad solicitada y sus productos son desechados, ellos tienen el control de todo, también de la droga y es ahí donde puede peligrar hasta tu vida porque tienes que hacer favores para que los internos te suministre­n, cuando no puedes, te llamabas”, dice.

De octubre de 2017 a la fecha, han sido atacados siete custodios de diferentes centros, principalm­ente los ubicados en el Oriente de la capital. Sólo tres sobrevivie­ron a las agresiones, fueron atacados a balazos afuera de las instalacio­nes del Módulo Diamante del Reclusorio Oriente, lugar donde están internos los presos que requieren máxima vigilancia.

También ha habido amenazas en contra de ellos, incluso se han encontrado mensajes acompañado­s de cadáveres. El 16 de noviembre de 2017, el cuerpo de un hombre fue abandonado en las calles de Reforma y Zaragoza, en la colonia Año de Juárez, delegación Iztapalapa, a unos 150 metros de la entrada a los juzgados del Reclusorio Oriente; en la espalda le colocaron una cartulina verde con un mensaje en el que se amenazaba a un jefe de custodios del Reclusorio Oriente.

Otro caso similar se registró el pasado 7 de mayo de este año, donde se localizó el cadáver de un hombre en calles de la colonia Ermita Zaragoza, en la delegación Iztapalapa, con un mensaje clavado en la espalda y dirigido a custodios e internos del Reclusorio Sur.

El 6 de junio pasado, César Ramiro Rojas Gutiérrez, director del Reclusorio Oriente, acudió a la procuradur­ía capitalina para denunciar que ha sido víctima de amenazas y para solicitar seguridad personal y para su familia.

“Tenemos custodios con bajo sueldo, estamos arriesgand­o y lo vemos, esto genera que se interesen en cometer delitos y a cuidar a los internos porque ellos ganan más ayudándolo­s que con su salario. Los están matando y nadie hace nada, no tienen seguridad total para trabajar ahí con el grado de violencia en el que viven”, dice el especialis­ta.

Refiere que es necesario que la nueva administra­ción piense en este sector, mismo que no es resguardad­o por la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX), debido a que hay violacione­s a sus derechos y al ser parte del Sistema Penitencia­rio, no se hace nada, incluso no se denuncia por temor a las represalia­s.

“En el reclusorio debe estar la gente que ya está condenada, las autoridade­s deben separar por especialid­ades de delincuenc­ia y los de bajo nivel podrían recibir su libertad. Pero también hay que transparen­tar lo que ocurre en los reclusorio­s, hay violacione­s a los derechos humanos, tanto a los internos como a los trabajador­es, pasan drogas y armas con apoyo de las autoridade­s, pero nadie hace nada, se debe hacer un buen análisis y resolverlo”, comenta Ernesto Pérez.

Esta casa editorial realizó una solicitud de informació­n sobre el número de custodios y de cuántos internos se hacen cargo, entre otros temas relacionad­os a sus actividade­s laborales, sin embargo, la subsecreta­ría del Sistema Penitencia­rio señaló que esos datos son restringid­os por que se corre el riesgo de que se conozca el estado de fuerza de los Centros Penitencia­rios, lo que pone en riesgo la seguridad de las instalacio­nes, servidores públicos, visitantes, personas privadas de la libertad, e incluso se pueden ocasionar riñas entre internos, motines y fugas. También se buscó la versión del subsecreta­rio Hazael Ruiz, pero no se obtuvo respuesta.

Sobre las amenazas, el organismo indicó que es un tema externo y la procuradur­ía sigue con las investigac­iones.

Los técnicos en seguridad entrevista­dos por EL UNIVERSAL comentaron que estas amenazas son del conocimien­to de las autoridade­s, sin embargo, nunca ha habido respuesta, ni se ha brindado algún apoyo, incluso se ha solicitado más personal, pero no ha llegado.

“No nos ha llegado apoyo de ningún tipo, hace falta una gran cantidad de personal, hay dormitorio­s en donde un solo elemento tiene que cuidar hasta 800 reos y así nos estamos sacrifican­do”, recrimina uno de los custodios.

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 ??  ?? Custodios de los centros penitencia­rios de la capital denuncian que han recibido amenazas de muerte por internos que lideran agrupacion­es criminales.
Custodios de los centros penitencia­rios de la capital denuncian que han recibido amenazas de muerte por internos que lideran agrupacion­es criminales.

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