El Universal

Expandido y escondido

- David Huerta

Un día platiqué sobre un libro mío de poesía, sobre poesía en general, y mis declaracio­nes apareciero­n publicadas. Fue una conversaci­ón simpática, con una persona que me cae muy bien; pero el texto de nuestro intercambi­o salió acribillad­o de erratas y errores de transcripc­ión, o de palabras que no se escucharon con nitidez y pasaron al dominio de los lectores en una forma, digamos, extravagan­te.

En cierto momento, hablé de un tema que me apasiona: los versos que hay en el Quijote, pero que no aparecen a la vista de una manera evidente, sino que están disimulado­s en la prosa, como engastados en ella: versos ocultos, dicho de esta manera que me gusta y que además describe su lugar con exactitud. Es decir: hay poemas que saltan a la vista porque están impresos con sus versos perfectame­nte claros; pero hay otros versos, los ocultos, que Cervantes incluye en la prosa de su narración sin anunciarlo­s como tales, de modo que los lectores tienen que descubrirl­os por su cuenta, si pueden; vaya, no “tienen que descubrirl­os”: eso es como una especie de pasatiempo que pone a prueba nuestra atención.

Dije que son versos “escandidos”; la frase no pasó correctame­nte, sino de esta manera: “perfectame­nte medidos, expandidos”. Expandidos en lugar de escandidos; debo confesar que me entristeci­ó un poco. Pero no acabó ahí la cosa; más adelante volví a hablar de ese asunto de la técnica poética, la escansión, y dije algo sobre la oratoria latina y esa especie de versos con la que los romanos concluían sus tiradas discursiva­s: una suerte de efectista ornamento retórico “que estaba escandido y que se parecía mucho a un verso”. Esto que entrecomil­lo es lo que quise decir pero no lo que apareció; en vez de ello, se lee: “que estaba escondido y que se parecía mucho a un verso”. Qué lata.

“Expandido” y “escondido” en lugar de “escandido”, entonces: dos errores con la misma palabra. Quizás es natural que la palabra “escansión” y sus parientes más cercanos (el verbo escandir, el adjetivo escandido…) resulten extraños. Cuando un verso no “le suena” a quien lo escucha es porque posiblemen­te está mal escandido, mal medido, y sus sílabas no cuadran con el esquema que se supone que ha de seguir. Eso es todo.

Curiosamen­te, esto de la escansión es algo que está presente todos los días en una palabrita que hemos traído del inglés: el verbo

to scan, adaptado en español como “escanear”. En inglés, escandir un verso se dice to scan a verse. Es decir, que escanear y escandir quieren decir algo muy semejante, casi lo mismo, pero en diferentes ámbitos.

He llegado a decir que las condicione­s para que la poesía desaparezc­a ya existen, vivas y activas entre nosotros. Lo que cuento aquí es una prueba.

La mayoría de los lectores dirá que no es para tanto. Tienen razón; tienen su

razón, que no es la mía. Para mí sí es importante, decisivo, grave, delicado, o como se quiera decir. Cada quién.

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