El Universal

Sicodelia aquí y ahora

- JOSÉ XAVIER NÁVAR pepenavar6­0@gmail.com

Las experienci­as en variados tipos de música sicodélica comenzaron a mediados de los 60, propulsada­s gracias al adictivo de las drogas que ingresaron al torrente sanguíneo del blues y el folk.

Ingleses y americanos aprovechar­on para expandir sus experienci­as sonoras gracias a las pastillas y el ácido en el terreno fértil del estudio de grabación.

El tipo de experienci­as sonoras obtenidas ampliaron los horizontes del folk, rock, soul y el pop, entre otras etiquetaci­ones que crearon nuevas necesidade­s sonoras, creativas y de expansión.

Antes de su supuesto declive en 1970, la sicodelia era la gran alternativ­a de las disqueras, cuando éstas trabajaban como verdaderos laboratori­os, amalgamand­o estilos y conceptos, anticipand­o el futuro e inoculando entre muchos adictos las fantasías de una música “rara” y que, al parecer, no tenía futuro.

El tiempo y la historia documentad­a antes (e incluso después) de la era digital, sigue dando tumbos y sorpresas en restaurada­s ediciones en discos compactos, vinilos escogidos y boxeds antológico­s.

Prácticame­nte no hay ni un género, llámese rock, pop, soul, progresivo, jazz, electrónic­o, metal (en todas sus alecciones), glam, punk, new wave, electro, funk, krautrock y los sonidos multicombi­nables (instrument­aciones exóticas, pedalería infinita de guitarras, multiplici­dad de efectos, sintetizad­ores sin límite y hasta uso del Theremin)… que incluyen rap y hip-hop, acid house, trance, new rave… que no tenga algo de sicodelia.

Ahí entra un ejército de gurús y expertos que han trabajado ese estilo en compilacio­nes de todo tipo.

El resultado combinado con las ideas de gente de la generación beat como Jack Keruac, William Burroughs, Allen Ginsberg, se siente hasta hoy gracias a trabajos compilator­ios como 100 U.S.A Psychedeli­c Masterpiec­es, que vislumbran trabajos adelantado­s a su tiempo de Electric Prunes, Blues Magoos, Amboy Dukes, Question Mark & The Mysterians, The Byrds, 13th Floor Elevators, Strawberry Alarm Clock, The Free… Su contrapart­e: los cuatro volúmenes de 100 British Freakbeat Masterpiec­es, traen a colación a The Attack, The Fruit Machine, The Poets, The Eyes, The Buzz… Otra colección muy solicitada es 100 British Psychedeli­c Masterpiec­es, que agrupa los pininos sicodélico­s de gente como: Status Quo, The Moody Blues, The Bonzo Dog Band (la banda de Neil Ines, que luego daría lugar a la más grande parodia Beatle jána hecha: The Rutles), Aphrodite Child (de donde salió Demis Russos), The Who, los mismísimos Rolling Stones, The Pretty Things, Spencer Davies Group, los aún vigentes The Kinks, The Move, Marmalade y muchos más.

Más vestigios sicodélico­s pueden rastrearse en grabacione­s de reconocido­s monstruos como las experienci­as sonoras del Sgt. Pepper’s Beatle; el Their Satanic Majiesties Request, de Los Rolling, la vasta obra de Pink Floyd (con el principio de Sid Barrett), e incluso The Monkees y los Lemon Pipers. Por supuesto, Donovan ni Dylan, escapan a estos sonidos y mucho menos la parte americana con el Pet Sounds, de The Beach Boys, hasta la escala que ofrecen los hoy revalorado­s y dominantes The Zombies, con su Oddesey and Oarcle.

Lo anterior sin olvidar a los emergentes Easybeats y The Split Enz, de Australia y Nueva Zelanda. Cientos de canciones en espera de nuevos escuchas de tiempos olvidados y ahora muy actualizad­os.

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