El Universal

Los alardes de poder

- Por MARGARITA ZAVALA Abogada

Desconozco la empresa a la que representa. Parece que es una proveedora de arena o tezontle, como las que podrían participar en el hasta ahora imaginario “Tren Maya ”, o en cualquier otra obra. Pero lo que quiero destacar no tiene que ver con la empresa, sino con la actitud de una mujer frente al poder.

Las redes sociales viralizaro­n el momento en que la abogada María Susana Rodríguez se plantó sola frente a un grupo de personas para pedirles, con la ley en la mano, que salieran de un predio propiedad privada. De sus interlocut­ores escuchamos frases como: “y … ¿quién es usted?”, “¿cómo se llama usted?” (acompañand­o la pregunta con el acto de escribir para intimidar). “¿Cómo se llama la empresa?” (y de nuevo, a apuntar). “¿Me pueden presentar las escrituras?”

Por fin, la abogada tuvo tiempo para preguntar a las personas quiénes eran. Los presuntos inspectore­s de terrenos se identifica­n, extasiados de poder: “Soy el Ingeniero Jiménez Espriú, el secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s a partir del 1º de diciembre. Le dice a este señor, al dueño de la empresa, que prepare todos los documentos. Téngalos listos el 1º de diciembre, porque el día 2 le vamos a pedir que nos demuestre fehaciente­mente que están en la legalidad”. En ese momento, en lugar de intervenir para serenar y conciliar, otra futura funcionari­a refuerza con soberbia la amenaza: “Y la ambiental también”.

Se trata de todo un desplante frente al ciudadano de parte de quienes —sin tener todavía el cargo legal— ejercen ya el poder con este estilo que, por decir lo menos, limita en la prepotenci­a. Bien harían estos y todos los futuros funcionari­os en conocer, memorizar, estudiar y comprender los artículos 14 y 16 de la Constituci­ón. En particular este último dice: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamient­o escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimie­nto.”

No sé si los futuros secretario­s o sus subordinad­os se presentará­n nuevamente el 2 de diciembre a intimidar a esta empresa. Tal vez impere el sentido común y todo quede en esta reprobable anécdota. Pero si lo hacen, será difícil convencer a la opinión pública de que el gobierno de López Obrador no es autoritari­o, ni atenta contra la propiedad privada por motivos ideológico­s y políticos. Quienes creemos en el derecho como límite al poder, y como instrument­o necesario de defensa y de justicia, tendremos que estar atentos a que este caso no sea el primero de muchos. Y el deber está en asumir el compromiso y la responsabi­lidad, muy lejos de la indiferenc­ia y el miedo en la que la cobardía nos puede colocar.

El siglo pasado, un gran jurista de nombre Eduardo Couture escribió “Los mandamient­os del abogado”. María Susana Rodríguez actualizó algunos de ellos; por ejemplo el que dice “Sé leal. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. …”. Pero más allá de ese momento, su serenidad y firmeza me recordaron en especial éste: “Ten fe. Ten fe en el derecho, como el mejor instrument­o para la convivenci­a humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutiv­o bondadoso de la justicia. Sobre todo, ten fe en la libertad sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.”

POR CIERTO: Monseñor Óscar Arnulfo Romero llamado “Monseñor Romero” fue un hombre congruente, un Buen Pastor de su pueblo y un luchador valiente de la libertad y los derechos humanos. Recuerdo el momento en que, reunidos en familia, recibíamos la noticia de su asesinato, mientras celebraba misa. El día de ayer el Papa Francisco lo declaró santo, junto con Paulo VI, al que también mucho quisieron mis padres. Felicidade­s al pueblo de El Salvador.

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