El Universal

Abusos e insegurida­d en el aula

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Después del hogar la escuela se convierte en el lugar donde niños y jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo. En sus instalacio­nes usualmente se llegan a sentir como en casa; en un ambiente de seguridad y confianza. Desafortun­adamente no siempre es así. La escuela, pública o privada, puede convertirs­e en la peor pesadilla para los alumnos.

Uno de los casos recientes y trágicos ocurrió el 19 de septiembre de 2017 cuando buena parte del Colegio Rébsamen de la Ciudad de México se desplomó durante el sismo, ocasionand­o la muerte de 19 menores. La razón no fue el movimiento telúrico, sino las construcci­ones ilegales que los propietari­os del plantel habían realizado: aumentaron pisos a la escuela, sin reforzar estructura­s.

Aún más reciente es la situación que se vive en un jardín de niños de la alcaldía de Gustavo A. Madero. Desde el 12 de octubre los padres de familia presentaro­n una denuncia por abuso sexual contra 37 menores. Ante la inacción y falta de respuesta de las autoridade­s o de directivos de la escuela, el martes 16 bloquearon vialidades, pero su protesta fue sometida por granaderos; en los días siguientes continuaro­n con sus demandas. Finalmente, el jueves, el presunto responsabl­e fue detenido.

No es el primer abuso sexual a menores que se da en escuelas de la zona metropolit­ana. Datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México señalan que de 2014 a la fecha hay 78 reportes de abuso o violación sexual en contra de niños en colegios públicos y privados de la capital del país.

Contradict­oriamente, se han presentado en planteles pequeños en donde en teoría puede darse atención casi personaliz­ada a los alumnos y cualquier situación de abuso sería casi imposible.

Si la supervisió­n tanto de autoridade­s de gobierno –en el caso del Rébsamen– como educativas –en el segundo caso– se hubiera realizado de manera adecuada probableme­nte no se estaría hablando de esos hechos.

Por su condición de segundo hogar para niños y jóvenes, los padres de familia tendrían que conocer e involucrar­se más en los protocolos de seguridad y protección civil que adoptan las escuelas a donde acuden sus hijos, así como incrementa­r la comunicaci­ón con maestros y personal de los colegios. A la autoridad se le debe exigir un control más estricto de los planteles escolares y de su personal.

Entre los países de la OCDE, México ocupa el primer lugar en violencia física y abuso sexual de menores de 14 años entre los países. La escuela resulta clave si pretende modificar esa ominosa realidad.

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