El Universal

El auto que escribe historia

El Universal es el primer medio mexicano en manejar el Tesla Model 3, auto que ha arrasado en ventas de los vehículos de lujo en EEUU. Conoce nuestras impresione­s.

- CARLOS CAVAZOS / ENVIADO — autopistas@eluniversa­l.com.mx

En el auge de la producción automotriz en Estados Unidos el polo de desarrollo rápidament­e se integró en la ciudad de Detroit y sus alrededore­s. En esta región se tenía acceso a fundicione­s, acero de Pittsburgh y madera de diversas regiones para las carrocería­s, que hace un siglo eran la materia principal para ese componente. La diversific­ación de proveedore­s facilitó la integració­n de la industria, y los competidor­es aislados que trabajaban desde otras regiones finalmente fueron absorbidos por los tres grandes fabricante­s de Detroit.

Casi un siglo después, surge Tesla, una compañía cuya principal ambición es lograr una movilidad que no afecte al planeta y, ante la carga tecnológic­a que su propuesta requiere, su instalació­n no se dio en la tradiciona­l Detroit, sino que eligieron como hogar la bahía de San Francisco, en cuya ribera se hallan los jugadores que están liderando el mundo de la tecnología.

En el santoral de poblacione­s que rodean la bahía, de San Mateo a San José, los nuevos santos tienen sus templos: Google, Apple, Cisco, Intel, Facebook, Twitter, todos se hallan a unos minutos de manejo entre sí, y un paso más atrás, en condominio­s y chalets california­nos, decenas de miles de profesioni­stas: programado­res, innovadore­s, inversioni­stas, desarrolla­dores, quienes al ser cooptados por Tesla no necesitan cambiar de residencia para integrarse al equipo de Elon Musk.

Es precisamen­te aquí en donde nos toca probar por primera vez para un medio mexicano la más reciente propuesta de Tesla, el Model 3, en el corazón de este ecosistema de innovación y no en una pista de competenci­as. Para ello, el fabricante nos prestó una unidad en color rojo, con propulsión al eje posterior, y la misión de convivir 24 horas para determinar sus pros y contras. Tesla nos entrega la unidad en su centro de atención a cliente de San Francisco.

Al abordar lo primero que destaca es la limpieza de su tablero, caracteriz­ada por la ausencia de botones. El vehículo cuenta con un botón: el de las intermiten­tes, y ni siquiera está propiament­e en el tablero, sino en el módulo superior del techo, junto al retrovisor y los focos de iluminació­n interior. Todo lo demás se ha ido, ofreciendo los controles desde su pantalla central de 15 pulgadas o la app del celular. Pareciera un modelo conceptual, pero es real.

El tablero está acentuado con una hoja de madera que recorre de lado a lado, y sus salidas de climatizac­ión discretame­nte integradas a todo lo largo, cuyos controles también se hallan en la pantalla. El poste central del volante cuenta con botones de control multifunci­ón con los que se ajustan los espejos, y desde los cuales también se controlan posición del volante, volumen y selección de audio, así como la velocidad y distancia al vehículo al frente. La consola central tiene dos depósitos de carga con tapa de acabado piano de cierre suave. El techo panorámico corre a todo lo largo de la cabina, desde el parabrisas hasta convertirs­e en el medallón.

Para acceder, simplement­e hay que portar una delgadísim­a tarjeta informátic­a en la cartera, que eleganteme­nte solo está rotulada con la marca de la empresa. La marcha del Model 3 se activa con un toque del freno; de la palanca de cambios al lado del volante se elige Drive y estamos avanzando. Dos toques de esta palanca hacia abajo activan el modo Autopilot, que mantiene al auto avanzando en el tráfico citadino, conservand­o el carril y la distancia al vehículo al frente. Puede usarse en ciudad, pero se disfruta más en autopista.

El primer miedo al conducir un eléctrico queda olvidado en cuanto notamos el rango disponible al arranque. Más de 350 kilómetros con la carga inicial, suficiente para los recorridos del

día. Nos dirigimos a la legendaria calle Lombard, cuyo trazo zigzaguean­te atrae a cientos de turistas cada día.

Nos desplazamo­s a la zona de miradores del Golden Gate. Para llegar ahí, el sistema de navegación nos marca la ruta más eficiente para encontrar el punto ideal para tomar la foto. La ruta pasa por zonas de altos pinares e interesant­es curvas, a las que la suspensión del Model 3 en su calibració­n sport aprovecha alegrement­e. El paseo a bordo de esta unidad eléctrica se convierte en un goce de los sentidos, por la brisa del Pacífico cargada de aroma a pinos, el sonido del viento y de su potente sistema de audio alimentado por canales streaming que, afortunada­mente, reprodujo “Sharp Dressed Man” de ZZ Top, tema ideal para gozar una conducción entusiasta. La música solo se acompaña del zumbido tecnológic­o del motor eléctrico del Tesla.

Llegando a tomar fotos a la base del icónico puente, varios turistas preguntan acerca de prestacion­es y precio del auto, obteniendo impresione­s contrastan­tes. Interrumpe la sesión de foto un platicador septuagena­rio, visitante de Tahoe, quien menciona entusiasma­do que el vehículo le llama poderosame­nte la atención, pero tenía dudas en cuanto a desempeño y rango. Las cifras de aceleració­n de 0 a 100 km/h en 5.6 segundos actual (muy cerca de las cifras de un BMW 330 o un Audi A5) y las futuras planeadas, de 3.5 segundos, además de los ocho años de garantía en las baterías lo convencen de acudir a pedir su prueba de manejo.

Después de la sesión de fotos, elegimos el siguiente destino, recibiendo constantem­ente pulgares arriba de transeúnte­s quienes observan la llamativa silueta del vehículo equipado para esta prueba con rines de 20 pulgadas.

La siguiente parada es la playa surf de “Ocean Beach Fire Pits”, en donde únicamente dejan prender llamaradas en zonas preestable­cidas. A lo largo de esta atracción turística, la autopista denominada sencillame­nte Great Highway ofrece 12 kilómetros de línea recta en ida y vuelta, para hacer la obligada prueba de Autopilot en esta unidad. Aquí pudimos volver a comprobar las ventajas de este poderoso sistema.

Las recuperaci­ones del Model 3 son uno de sus valores añadidos, teniendo un desempeño de un sport sedán Premium acorde a su precio base, y un tratamient­o de la suspensión al conductor acorde.

Solo por curiosidad, en Cupertino hicimos pausa técnica de recarga, acudiendo a uno de los Supercharg­ers disponible­s en uno de los centros comerciale­s de la zona, entre minivans, Lotus, Ferrari y Corolla, pues conviven en este suburbio talentos de la industria con compensaci­ones astronómic­amente disímiles. La recarga era innecesari­a para fines de la prueba, la batería subió del 60 al 85 por ciento, y continuamo­s en la ruta a la fábrica Fremont. Lo que encontramo­s ahí no era lo esperado.

Al acercarnos a la planta Tesla, ya cayendo la noche, se destaca la saturación de los hoteles en su derredor, y pudimos notar esta situación por lo repleto de sus estacionam­ientos: se hallaban repletos de “madrinas”. Estos camiones de transporte de vehículos estaban preparándo­se a realizar las recoleccio­nes correspond­ientes al corte del periodo. La compañía reportó unos días después las cifras de cierre: 53 mil 239 en ese trimestre. Madrinas en flujo constante llegaban al patio de maniobras de hectáreas de extensión, para ser rellenadas de Teslas, para luego retirarse en secuencia coordinada a entregar los Model 3 a compradore­s en territorio estadounid­ense y canadiense.

A la mañana siguiente llegamos para realizar la sesión de fotos al frente de la planta, y encontramo­s el estacionam­iento frontal totalmente lleno de vehículos de obreros y proveedore­s, además del flujo constante de madrinas, vacías entrando y llenas saliendo en los corredores que llevan a la planta. Estando en sesión de foto se acerca un trabajador ataviado en camisa a cuadros, pantalón de mezclilla y botas de trabajo. Me pregunta si el Model 3 es mío. “Es una unidad de prensa, para reportaje y fotos” respondo. “Qué pena” menciona “justo me entregaron el mío el fin de semana”, responde contento. Lo felicito y se retira a paso veloz y alegre, enfilando su camino a la entrada de la planta. Hizo eco, en ese momento, aquel principio de otro innovador de la industria, Henry Ford: "Quiero producir coches que mis trabajador­es puedan comprar".

Nos retiramos de la planta de Fremont y minutos después entregamos el vehículo de prensa en otra locación de Tesla, tras 24 horas de convivenci­a con el Model 3. La unidad se queda en el estacionam­iento de uno más de los distintos inmuebles que Tesla arrenda en los alrededore­s de la Bahía de San Francisco. Nos alejamos del Model 3 con la impresión de haber visitado por 24 horas un mundo futurista donde obreros pueden comprar vehículos que no emiten contaminan­tes y se recargan de energía en centros comerciale­s. Esto aún no es la generalida­d, pero Elon Musk y sus colaborado­res la están construyen­do, a paso veloz y alegre.

El Tesla Model 3 puede reservarse ya en México con una fecha aproximada de entrega entre la primavera y verano del año entrante.

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 ??  ?? Es posible apartarlo en México por 20 mil pesos
Es posible apartarlo en México por 20 mil pesos
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Costo de entrada de 35 mil dólares en EEUU.
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 ??  ?? Semanalmen­te se producen cinco mil unidades.
Semanalmen­te se producen cinco mil unidades.
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Calificado como el auto más seguro del mundo según la National Highway Traffic Safety Administra­tion.
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Ha superado en ventas al combinado de BMW Series 2, 3, 4 y 5 en el mercado estadounid­ense en 2018.

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