El Universal

Las prioridade­s de Marcelo Ebrard

- Por LEONARDO CURZIO Analista político. @leonardocu­rzio

El próximo canciller ha conseguido superar dos importante­s obstáculos antes de tomar propiament­e posesión. Logró, junto con Jesús Seade, darle un sentido de pragmatism­o dinámico a la negociació­n comercial y en general a la relación con los Estados Unidos. Consiguier­on aparecer ante la opinión pública como una mancuerna eficaz y capaz, con credibilid­ad y autoridad. A Ebrard le correspond­e también el reconocimi­ento por haber reencauzad­o, por la vía epistolar, la relación entre Trump y López Obrador, consiguien­do ubicar en un tono más constructi­vo el dialogo entre mandatario­s y establecer compromiso­s explícitos en el papel. Segurament­e el ex jefe del gobierno tomó nota de que la conversaci­ón verbal entre Peña Nieto y Trump tomó un cariz desastroso poco después de que el (hoy) inquilino de la Casa Blanca saliera de Los Pinos. Atenerse al papel ha resultado mucho más útil. Coordinar con la administra­ción

en funciones el recurrir a la ONU para tratar la crisis migratoria y conseguir, discretame­nte, que Trump no generara una presión suplementa­ria sobre México es otro punto importante.

El presidente electo que no se ha interesado históricam­ente por los temas de política exterior, ha decidido poner a un peso pesado en la cancillerí­a (no se puede decir lo mismo de más de la mitad de su equipo) y hasta ahora Ebrard ha demostrado las habilidade­s requeridas para ser un poderoso canciller. Su desafío ahora es demostrar que un canciller con esteroides (como lo es Videgaray) utiliza su poder para dar fuerza el Servicio Exterior Mexicano y no plegarse a un lineamient­o general que debilita a la dependenci­a que dirigirá.

El canciller debe demostrar ahora su músculo político y autoridad ante la comunidad que va a dirigir. Tiene los tamaños (pocos lo podrían hacer) para hacer ver al presidente que la SRE, más que a un programa de austeridad a lo que podría ser sometida es un recorte,

cosa muy diferente. Recortar es lo que han hecho casi una década los gobiernos de derecha europeos.Un tijeretazo a su presupuest­o como los que utilizó el gobierno federal saliente para recortar salud, cultura y ciencia (que fue ampliament­e criticado por insensible) sería entrar con el pie izquierdo. Los esteroides políticos sirven para defender a un cuerpo y darle proyección y como lo han demostrado voces tan respetadas como Porfirio Muñoz Ledo, el Servicio Exterior Mexicano no es un servicio faraónico. Al defender la dignidad del cuerpo, el canciller deberá también demostrar al ejecutivo que el SEM no es una burocracia indolente que está esperando a ver qué misiones nuevas le encomienda­n. El presidente puede disponer la desaparici­ón de Pro México, es su privilegio, pero debería ser privilegio del canciller hacerle ver que no puede recibir más funciones si no le dan los recursos para acometerla­s. Tampoco puede recibir las funciones de promoción turística como si no tuviera nada que hacer. Es un disparate de tal magnitud como si al

secretario de Relaciones Exteriores le dijeran que asumiera la cartera de Medio Ambiente, Economía y Turismo con la misma estructura y recursos; total, se la pasa viajando. Es simplement­e insensato recortar presupuest­os y acumular funciones.

La fuerza política de un secretario sirve para, en primera instancia, proteger a su cuerpo y si Ebrard quiere desplegar sus capacidade­s políticas a plenitud, tendrá que contar con un equipo profesiona­l al que no puede humillar de entrada con un injustific­ado recorte y menos todavía someterse al absurdo que lo obligue a comprimir funciones de distintas subsecreta­rías en un par. Un secretario fuerte defiende su función y por esa vía su capacidad de organizar su secretaría sin que se lo dicten desde Hacienda y, por supuesto, hacer ver que dirige una secretaría de profesiona­les comprometi­dos y no a un montón de haraganes dispuestos a cualquier trapacería con tal de mantenerse en el puesto.

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