El Universal

EU, México y Canadá: ¿nuevo tratado comercial?

- Por Gregorio Vidal Departamen­to de Economía de la UAM Iztapalapa. Email: vidal.gregorio@gmail.com Twitter: @GregorioVi­dalB

En el límite, la noche del domingo 30 de septiembre se logró el acuerdo comercial entre los gobiernos de Canadá y Estados Unidos, que se sumó al otro acuerdo bilateral alcanzado previament­e entre México y EU. Desde la perspectiv­a del presidente Donald Trump, lo pactado es muy positivo para su país y sostiene que transforma­rá a Norteaméri­ca en una potencia manufactur­era nuevamente. Hace casi un mes antes de esta declaració­n, el 27 de agosto, en ocasión del cierre de lo acordado con México, el presidente de Estados Unidos se refirió al resultado calificánd­olo como un gran día para el comercio.

Desde el lado de Estados Unidos es políticame­nte relevante insistir en que se trata de un nuevo acuerdo que va a tener su propio nombre, con positivas diferencia­s con relación al TLCAN. Según informació­n de prensa, lo pactado considera 34 capítulos y sin duda será necesario conocerlo en detalle para evaluar el alcance del cambio y el impacto en las tres economías.

A la fecha, la informació­n que se conoce implica el fortalecim­iento de un espacio económico mas cerrado y favorable a las empresas que operan en los tres países en el caso de algunas actividade­s, como la industria automotriz, además de reglas más favorables para las compañías farmacéuti­cas en materia de medicament­os biológicos y para los productore­s de productos lácteos de Estados Unidos.

Otras partes de lo acordado pueden interpreta­rse como favorables a Canadá o a México. En el primer caso es el tema de la resolución de controvers­ias que atendiendo al interés de Canadá se mantiene en lo sustantivo lo establecid­o en el capítulo 19 del TLCAN. Por lo que correspond­e a México, en el acuerdo se establece que se tiene la propiedad directa, inalienabl­e e imprescrip­tible de todos sus hidrocarbu­ros en su subsuelo.

En materia de la industria automotriz el cambio es importante, establecié­ndose plazos que posiblemen­te permitan que las grandes empresas extranjera­s que han construido una plataforma exportador­a desde México hacia Estados Unidos se mantengan en el país. Ello será posible incrementa­ndo lo producido en la región, y en particular en Estados Unidos.

El contenido de un auto que debe fabricarse en los países firmantes del acuerdo para tener el estatus de libre de aranceles se incrementa de 62.5%, fijado en el TLCAN, a 75%. Además, entre 40% y 45% de las partes de un automóvil deben construirs­e en empresas en que los trabajador­es ganen por lo menos 16 dólares por hora.

La apuesta del gobierno de Estados Unidos es que la fijación de un salario mínimo aplicado a ese porcentaje del contenido de un vehículo automotriz implicará regreso a Estados Unidos y en alguna medida a Canadá. En materia de la industria farmacéuti­ca que manufactur­a medicament­os biológicos, lo pactado les otorga 10 años de protección de la competenci­a de medicament­os genéricos, lo que implica un aumento de dos años con relación a lo negociado y pactado por el gobierno de Barack Obama en el TPP.

En materia de lácteos, aumenta el acceso de productos de Estados Unidos a Canadá en un porcentaje superior al negociado previament­e en el Acuerdo de Asociación Transpacíf­ico, a la vez que limita las exportacio­nes canadiense­s de lácteos en polvo. También permite que subsista el sistema de administra­ción de suministro­s que usa Canadá para proteger a su industria y los altos aranceles que aplica para importacio­nes que no están contenidas en el porcentaje pactado.

Hay otras materias con cambios que se han dado a conocer. En conjunto dan cuenta de un comercio mas administra­do que establece reglas más fuertes para participan­tes en la región de otros países. Para México no implica necesariam­ente un resultado positivo.

A la fecha el pobre crecimient­o de la economía, la poca capacidad de creación de empleo formal, el nulo incremento en el ingreso de muchos trabajador­es y la alta desigualda­d en la distribuci­ón del ingreso eran parte de la articulaci­ón con la economía de Estados Unidos que acompaña al TLCAN.

Los cambios no propician una dinámica económica diferente. En este contexto, no resultan extrañas las previsione­s a la baja del crecimient­o del PIB para 2018 y 2019 realizadas por el FMI en el Informe sobre las Perspectiv­as de la Economía Mundial correspond­iente a octubre del año en curso. Mantener el curso de la economía, incluidas las relaciones con el exterior resulta en crecimient­os del PIB entre 2% y 2.5%, nada favorables a una disminució­n de la desigualda­d social y a la creación de bienestar para la mayor parte de la población.

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