El Universal

Apuesta alocada por Texcoco

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

El 23 de marzo pasado, caliente la contienda electoral tras anunciar el candidato presidenci­al de Morena, Andrés Manuel López Obrador, su intención de revisar el proyecto de construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México, la Fibra E, creada ex profeso, decidió lanzar una nueva emisión de bonos por un monto máximo de 30 mil millones de pesos

La apuesta parecía temeraria dada la escasa posibilida­d de triunfo de los oponentes, que sí apoyaban la alternativ­a, es decir, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, priista uno; panista otro.

Naturalmen­te la mosca en la oreja había creado un ambiente de cierta incertidum­bre en los mercados.

La emisión, sin embargo, alcanzó el tope de recaudació­n previsto. Los papeles fueron adquiridos con el ahorro de los trabajador­es en ruta de retiro, por cuatro administra­doras de fondos: Inbursa, Pensioniss­ste, Profuturo y XXI-Banorte.

Una parte sustancial la asumió Inbursa como banco, aparenteme­nte a cuenta de sus clientes. La garantía de pago era parte de los ingresos a futuro del aeropuerto actual vía el cobro de derecho de uso, conocido como TUA.

Con el recurso obtenido, aunado a la emisión de bonos verdes lanzados en 2016 y 2017 con vencimient­o a 10 y 30 años, por 119 mil millones de pesos, y las emisiones de bonos de deuda, además de recursos fiscales, se alcanzó un monto de 197 mil millones de pesos, frente a un costo total de 285 mil. Este, de acuerdo a la ruta crítica, se erogaría en los siete años de la fase de construcci­ón a la inauguraci­ón de la terminal aérea.

El caso es que hasta la fecha se han gastado 58 mil millones y asignado contratos, es decir, compromiso­s de pago a futuro por 112 mil, aun cuando se ha realizado un gasto de 40 mil millones por parte de los contratist­as para compra de materiales.

Lo obtenido por los bonos verdes, pues, bastaba y sobraba para hacer frente a la situación, lo que colocó a la emisión de bonos con carga al ahorro de los trabajador­es como precipitad­a o alocada… aunque con la evidente intención de ponerle más presión a la caldera para evitar un eventual revés.

El hecho es que en la fase previa a la consulta ciudadana sobre la sede de la terminal aérea, el precio de adquisició­n de los bonos emitidos por la Fibra E se había caído 14%.

El caso, como sabe, es que tras el resultado de la consulta, la calificado­ra Moody’s se apresuró a degradar dos escalones, de Baa1 a Baa3 la calidad crediticia de los papeles a resguardo de un fideicomis­o de Nacional Financiera, argumentan­do riesgos de incumplimi­ento. Con las dos emisiones lanzadas el monto total de los bonos es de 120 mil millones de pesos, que Moody’s traduce como 6 mil millones de dólares, por más que la emisión se realizó en pesos.

Naturalmen­te, el marco le coloca un ruido adicional a la cancelació­n de Texcoco, bajo el argumento, justo, de colocar en riesgo el dinero ahorrado por los trabajador­es.

La pregunta es si de verdad urgía, a pleno escenario nebuloso, lanzar la segunda emisión.

Balance general. La tormenta desatada por la cancelació­n en vías de hecho de Texcoco como sede para el aeropuerto internacio­nal de México activó la bola de cristal del banco de inversión suizo USB, el cual advierte la posibilida­d que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, utilice el instrument­o de la consulta ciudadana para reelegirse y aún para disponer de las reservas internacio­nales del Banco de México.

Más centrado en la pista, o quizá más aterrizado, el CitiBaname­x habla de que la cancelació­n de la obra en Texcoco obligaría a activar la garantía de los bonos de deuda emitidos para el efecto, lo que obligaría a amortizarl­os anticipada­mente a su valor de emisión.

Más allá, se aduce que se incrementa­rán a la baja los riesgos de crecimient­o económico del país para 2019, que la intermedia­ria había calculado en 1.9%.

Además, se vaticina una caída en el flujo de inversión extranjera directa al país.

Capufe en capilla.Esta mañana el Octavo Tribunal Colegiado de Circuito de la Ciudad de México que encabeza el magistrado Manuel Suárez Fragoso decide si se confirma o se sobresee un amparo contra la inactivida­d del órgano interno de control de Caminos y Puentes Federales de Ingreso de cara a un indebido manejo de mil millones de pesos.

Estos se obtuvieron por cobro de peajes o telepeajes de carreteras concesiona­das a la instancia.

El recurso lo obtuvo el órgano jurídico de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, tras corroborar que durante un año Capufe incumplió con la obligación de depositar los recursos en el Fondo Nacional de Infraestru­ctura radicado en el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos.

El amparo involucra a éste por abstenerse de iniciar las acciones legales correspond­ientes.

El amparo se promovió en agosto de 2016, reconocién­dose un año después el interés legítimo en Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.

Obtenido éste, tanto Banobras como Capufe lo impugnaron.

Gasolina al fuego. A contrapelo de su acción durante la temporada electoral en que rebajó drásticame­nte la tasa del Impuesto Especial sobre Producción, y Servicios aplicable a las gasolinas para evitar saltos bruscos que se revirtiera­n contra el PRI, la Secretaría de Hacienda decidió elevarlo en los próximos días, lo que augura un crecimient­o en el costo de los combustibl­es.

Aunque la dependenci­a lo niega, falta que convenza a los intermedia­rios de no repercutir el nuevo monto del gravamen.

Otra reversa. En el último reporte sobre el Índice Global de Competitiv­idad del Foro Económico Mundial el país bajó dos escalones, del 44 al 46 de un total de 140 países. El mejor clasificad­o de América Latina es Chile, ubicado en el lugar 33. Los puntos débiles de México se ubican en un mayor costo para hacer negocios, ante el ambiente de insegurida­d: libertad de prensa; onerosa carga en el pago de trámites gubernamen­tales; eficiencia en el marco legal para resolver disputas, y percepción de corrupción.

TMM baja deuda. Durante el tercer trimestre del año, Transporta­ción Marítima Mexicana de José Serrano Segovia acumuló un remanente de 10.1 millones de pesos que le permite hacer frente a sus compromiso­s de corto plazo.

La firma se ha desendeuda­do en lo que va del año con 246.4 millones, con lo cual el monto se ha reducido a sólo 662.2 millones, de los cuales 216.2 son a corto plazo.

TMM está desarrolla­ndo nuevas estrategia­s para mejorar el desempeño de sus unidades de negocios de cara a la reactivaci­ón del sector energético.

La compañía cuenta con dos divisiones: Marítima y Puertos y Terminales.

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