El Universal

Panteón que abre sólo el Día de Muertos

• Fue cerrado en 1917, tras una epidemia • Autoridade­s buscan reabrir el cementerio

- JUAN MANUEL BARRERA —juan.barrera@eluniversa­l.com.mx

Cuautitlán, Méx.— El pueblo de San Mateo Ixtacalco cuenta con dos panteones, uno de ellos en desuso desde hace un siglo, debido a que recibió los cuerpos de cientos de pobladores que murieron por la gripa, altamente contagiosa.

Angélica Lozano Suárez, de 65 años, llevó flores a su tía Isabel, fue una de las pocas personas que visitó el viejo panteón, el cual por lo regular está cerrado con cadena y candado.

“Aquí tenemos a nuestros antepasado­s”, dijo la mujer.

Unas 10 tumbas visibles quedan del antiguo cementerio, cerrado en 1917 luego de que la gripa asoló a la comunidad y cientos de pobladores fueron sepultados en fosas comunes del cementerio, que por temor al contagio lo dejaron de utilizar.

Es un panteón “fantasma”, pues ocupa un terreno de casi 7 mil metros cuadrados y su puerta está cerrada con candado casi siempre, con algunas excepcione­s como el Día de Muertos. A más de un siglo, algunas personas todavía tienen temor del contagio de “la peste” y casi nadie se atreve a entrar.

“En 1917 fue la gripa y ahí están enterrados todos aquellos que murieron”, relató Augusto Luna Basurto, delegado de San Mateo Ixtacalco.

Agregó: “También existe un personaje ahí [enterrado], que fue el que se encargó de recoger todos los cadáveres de los que murieron de esta gripa y los traía en una carretilla. Le decían La Marrana”.

El mismo año en que se produjo la peste cerraron el panteón y abrieron uno nuevo, que cumplió 101 años.

“En ese panteón el virus no existe. Lo que pasa es que es el temor de mucha gente y entonces por esa razón no se ha abierto. Pero nuestra necesidad nos va a llevar a abrirlo”, dijo.

Augusto Luna comentó que “había ese enorme miedo de contagiars­e, que cuando alguien moría en una casa se lo entregaban a La Marrana y él lo traía. Y al vaciarlo a la fosa común todavía iba vivo, agonizando, todavía no iba muerto. Entonces los [supuestos] difuntos decían: ‘Tole, tole’, pedían atole, alimento, y los que estaban tapando la tumba decían: ‘No. Ya no hay tole, ahí te va la tierra’. Es un chiste macabro, pero fue cierto”.

Muy cerca de ahí fue creado el actual panteón de San Mateo Ixtacalco, el cual está saturado y no existen espacios para nuevas tumbas, por lo que sólo reciclan las existentes.

El cementerio “fantasma” se ubica en avenida Obreros, en San Mateo Ixtacalco. En el predio todavía existen unas 10 tumbas visibles y el resto son matorrales y algunos árboles.

Angélica Lozano comentó que es complicado acceder al cementerio para visitar a los difuntos.

“Unos sí lo visitamos, lo seguimos visitando, que a veces no nos dejan entrar, no nos abren la puerta, pero nosotros insistimos” (...) He tratado de levantarle­s una lápida, pero me dicen que no por la peste”.

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Angélica Lozano Suárez, de 65 años, es una de las pocas pobladora de San Mateo Ixtacalco que acudió a lo que ella llama el panteón “fantasma”; el cementerio ocupa un terreno de casi 7 mil metros cuadrados.

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