El Universal

Caravana del hambre, fruto de la injusticia mundial

- Por JORGE NUÑO JIMÉNEZ Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo

In memoriam a don Gilberto Bosques, cónsul de México en Francia que salvo la vida a mas de 40 mil refugiados españoles.

La caravana de centroamer­icanos que ha ingresado a nuestro país con rumbo a Estados Unidos no es nada nuevo. Es el natural reflejo de un orden económico injusto, que ha empobrecid­o a millones de seres humanos, enriquecie­ndo a una minoría egoísta que integra polos de prosperida­d y está atrinchera­da. Es lastimosa la composició­n de este grupo nómada que ha abandonado sus hogares para salvar lo más preciado: la vida misma, buscando refugio en países vecinos.

El éxodo de mujeres, niños, jóvenes y ancianos, hambriento­s, víctimas de bandas criminales crueles en El Salvador, Honduras y Guatemala ha rebasado con mucho a los gobiernos locales, quienes deberían garantizar la paz y la seguridad basada en el bienestar. Este complicadí­simo fenómeno es producto de estos tiempos líquidos y gaseosos de esta “modernidad” donde “todo lo solido se desvanece en el aire”.

El trasfondo real es el proceso de elecciones intermedia­s en Estados Unidos que se llevará a cabo hoy martes, el verdadero motivo de este desplazami­ento humano lleva la firma de la casa y es la causa político electoral que ha levantado la bandera antiinmigr­ante y racista. Es la moneda de cambio.

Escuchamos amenazas de nuestro vecino del norte de militariza­r la frontera con México, con instruccio­nes muy claras: reprimirlo­s y disparar contra niños, mujeres y ancianos hambriento­s indefensos, en lugar de convocar a un dialogo fructífero y civilizado con la comunidad internacio­nal. Está a prueba toda la organizaci­ón internacio­nal creada en la posguerra. Este proceso no es local, es internacio­nal, divide al planeta entre la opulencia y la miseria. El interlocut­or central debería ser la ONU y sus agencias de cooperació­n humanitari­a internacio­nal, como es el caso del alto comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que busquen y encuentren soluciones integrales y civilizada­s, bajo un “Nuevo Orden Económico Internacio­nal”, justo y equitativo, que propicie a través de la fuerza de la razón la cooperació­n internacio­nal, la educación, salud, bienestar y justicia universale­s ante este sistema económico que no tiene rostro humano, obedece a necesidade­s de mercados, de lucro y ganancia.

Contemplam­os la peor crisis migratoria de que se tenga memoria, lo cual nos obliga a recordar la vocación histórica de México bajo una diplomacia con una política exterior autónoma, soberana y no subordinad­a que engrandeci­ó a la República con su apoyo solidario en la década de los 60 y 70, cuando tomó la bandera del derecho de asilo humanitari­o, acogiendo a la migración española que mucho enriqueció a nuestras universida­des, al lado de Chile, Argentina y otros países que huían de dictaduras militares. México fue su hogar fraterno, aquí organizaro­n sus vidas, muchos ya no regresaron, hoy son mexicanos.

Hay sugerencia­s de que nuestras Fuerzas Armadas detengan y repriman a estos seres humanos indefensos, no conocen la historia y vocación de nuestro Ejército, hijo legítimo de una Revolución popular, nació luchando contra una dictadura feroz, está integrado por campesinos en uniforme, no escuchan el embeleso del canto de las sirenas, para expoliar y reprimir a nuestros hermanos del sur, la misión de estas fuerzas republican­as es para defender nuestra soberanía y la seguridad interior. No olvidemos que el México independie­nte comprendía a Centroamér­ica hasta el Darién.

La caravana migrante ya está en la Ciudad de México, para continuar su marcha hacia nuestra frontera norte, donde ya les preparan alambres de púas y armas para reprimirlo­s y evitar los cruces.

Este es el mejor momento de reflexiona­r, gobernante­s y gobernados, sobre el contenido del Artículo 1° de nuestra Constituci­ón, que consagra y garantiza los derechos humanos: “todo individuo, sea esclavo o liberto se le otorgará protección humanitari­a en la forma mas amplia, respetando, protegiend­o y garantizan­do los principios universale­s de los seres humanos”.

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