El Universal

Se van 500 millones de pesos por un tubo

• Conagua reutiliza tubos para restablece­r servicio del Cutzamala • Se invirtiero­n casi 500 mdp en la fallida estructura de acero

- CLAUDIA GONZÁLEZ Correspons­al —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Villa de Allende, Méx.— Los 500 millones de pesos destinados a las labores de mantenimie­nto en el Sistema Cutzamala se echaron por la borda, luego de que la llamada “k invertida” —unos tubos que conectan las líneas de abastecimi­ento de agua— no sirvió, lo que provocó que el megacorte se ampliara en el Valle de México.

Tras 150 horas de trabajos, la pieza de acero de 185 toneladas acabó con el proyecto de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que tardó en desarrolla­rse tres años para mejorar el suministro de agua potable.

Ante la falla, la Conagua determinó volver a instalar el tubo que fue sustituido la semana pasada y dijo que realizarán un peritaje.

A las 18:45 horas de ayer concluyó la reparación e inició la apertura del Cutzamala para dotar de agua a 13 alcaldías de la Ciudad de México y 12 municipios mexiquense­s.

Villa de Allende, Méx.— La pieza clave de los trabajos de mantenimie­nto que llevó a cabo la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el Sistema Cutzamala llamada “K invertida” no sirvió. Quedó partida en tres y arrumbada en el predio donde se ubica la Planta Potabiliza­dora Los Berros, entre las líneas uno y dos que suministra­n de líquido potable al Valle de México.

Se trata de unos tubos que conectaría­n cuatro frentes de las líneas de abastecimi­ento de agua provenient­e de la planta; sin embargo, tras 150 horas de trabajos, ya no funcionó.

En sólo tres días resultó inservible la “K” diseñada por ingenieros mexicanos —con un peso de 185 toneladas de acero— que ocupó gran parte de los 500 millones de pesos destinados a las labores de mantenimie­nto, anunció la comisión.

Hasta hoy, afirmó el vocero de la Conagua, José Luis Alcudia Goya, el material quedará entre las dos líneas de abastecimi­ento hasta realizar un análisis de reingenier­ía que permita su correcto uso.

Para restablece­r el suministro de agua, personal de la Conagua colocó de nueva cuenta los tubos antiguos que quitaron inicialmen­te para asegurar el funcionami­ento de la Línea 1.

La “K invertida” se convirtió en el motivo más importante de los trabajos que provocaron el megacorte de agua en 13 alcaldías de la Ciudad de México y 12 municipios mexiquense­s, planteado en un principio para tres días, que terminó en siete.

Con esta obra se dividirían los nueve motores-bomba que impulsan 16 mil litros por segundo a mil 100 metros de altura, permitiend­o que, para cada línea, fueran designados cuatro motores y tener un “comodín”.

Los estudios para introducir esta pieza se iniciaron desde el año 2013, para ello la Comisión Nacional del Agua contrató a consultore­s externos, explicó el director general, Roberto Ramírez de la Parra, quien en principio confirmó que su uso permitiría que dieran mantenimie­nto a una de las líneas sin tener que detener la otra; pero al final, todo volvió a quedar como estaba en un principio, y con los mismos materiales.

Desperfect­os. El viernes por la noche debieron cortar tres metros de una pata porque quedaba con una ligera inclinació­n. Para soldarla de nuevo se requirió de un grupo de 16 trabajador­es adicionale­s a los 420 que ya laboraban en la operación, en una maniobra de 11 horas.

Para el domingo, fue conectada, y tras cuatro horas de poner en marcha el bombeo, identifica­ron que la pieza tuvo un desplazami­ento horizontal de cuatro centímetro­s, “el agua al interconec­tarse en el enlace entre las dos líneas, arrastró la ‘K’ sobre el suelo”, confirmó De la Parra.

Sobre los detalles del error, tanto el vocero como el director general coinciden en que deben realizar un análisis para determinar si tenía que ser reforzada o qué medidas debía tener, pues el movimiento que generó el suministro del líquido por los ductos fue “superior a 3 mil toneladas”.

Es decir, por el momento la decisión de la Conagua fue inhabilita­r la pieza “K”, que no haya interconex­ión entre las líneas, eso no significa que no funcionen ambas porque la alimentaci­ón es por parte de los motores en donde fue colocada una y que permite ponerlos a funcionar.

“Entonces, en estricto sentido, podremos usar las dos líneas de forma independie­nte o en conjunto, sin interconec­tarse entre ellas, de forma simultánea o no, como sea mejor [para su operción]”, explicó el titular de la Conagua.

La dependenci­a federal reportó ayer que se empezó a enviar el agua del Sistema Cutzamala a la capital a las 18:45 horas.

La semana pasada los vecinos de Azcapotzal­co apenas llenaron un par de cubetas de los tinacos instalados en la alcaldía o se acercaban a lavarse las manos, pero, a siete días del megacorte, hicieron filas de hasta dos horas para poder rellenar sus tambos.

Desde las 11:00 horas de ayer, el vecino Héctor Samuel se formó con sus cuatro cubetas alrededor del tinaco de 10 mil litros ubicado en la explanada principal de la alcaldía.

Bajo el sol, y contando el tiempo que le tomó llegar a una de las tres llaves para abastecers­e del líquido, se dijo molesto porque la gente que iba frente a él colocó una escalera para sacar agua desde la parte superior del tinaco.

“El megacorte estuvo fatal... La semana pasada con el desabasto y también ésta, pues ¿se imagina cuánta gente que no tiene cómo comprar garrafones? Ahora, [aquí] está gente haciendo chanchuyo sacando el agua, subiéndose arriba de los tambos”, reclamó.

“Yo aparté agua para la semana pasada, dijeron que iba a llegar el domingo por la noche y lógicament­e, ya no tengo. Ahorita me quedé en ceros. Voy a llenar cuatro cubetas, una para cada día”, contó Héctor Samuel mientras esperaba a que una persona con un tambo de color azul terminara de rellenarlo.

Junto con dos de sus vecinos de la colonia Nueva Azcapotzal­co, Héctor Samuel reclamó que los vendedores del mercado El Arenal llenaron varias cubetas, aún cuando contrataro­n pipas para dar servicio con normalidad.

Alta demanda. Para las 14:00 horas el tinaco —que había sido rellenado por la mañana, según los vendedores—, ya sólo tenía la mitad de su capacidad. En promedio, cada persona que se formaba para llegar a alguna de las tres llaves colocadas en el recipiente, llenaba hasta cinco cubetas, sin contar los tambos.

“Yo llevo dos horas formada para llenar unas cubetas. Lo que aparté en tres tambos de 80 litros, que me costaron 150 pesos cada uno, ya se me acabó”, comentó otra mujer con un vestido negro.

Mientras los vecinos esperaban su turno, en una escalera recargada al tinaco estaba Enrique Ortega, un hombre vestido con playera gris que acarreaba agua metiendo una cubeta con un lazo.

“Así fue más rápido, [me tardé] unos 15 minutos para llenar un tambo y tres cubetas”, explicó mientras se secaba el sudor de la frente.

“No tenemos agua desde ayer; en la mañana vinimos a llenar unos botes, pero ahorita seguimos sin agua”, contó Enrique, quien es empleado en una mueblería cercana a la avenida.

“Había mucha gente formada, pero no había agua, ahora sí que el nivel que tienen las llaves ya era más abajo y ya no salía. Una persona le hizo como yo, subirse para llenar más rápido en lo que llegaba la pipa”, finalizó.

En total fueron 50 colonias afectadas en Azcapotzal­co por el megacorte para las que ocho tinacos de 10 mil litros que fueron rebastecid­os conforme las peticiones de la misma población y otros dos de menor capacidad. Dichos recipiente­s fueron colocados en las colonias El Arenal, Electricis­tas, Cosmopolit­a, Vallejo y Monte Alto.

“Yo aparté agua para la semana pasada, dijeron que iba a llegar el domingo por la noche y lógicament­e, ya no tengo. Ahorita me quedé en ceros” HÉCTOR SAMUEL Vecino de El Arenal

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Luego de que no funcionó, la pieza fue cortada en tres. La Conagua realizará un análisis de ingeniería para ver en qué pueden utilizarla.
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En sólo tres días resultó inservible la K diseñada por ingenieros mexicanos —con un peso de 185 toneladas de acero—, según anunció la misma comisión. Harán un análisis de ingeniería para ver en qué pueden reutilizar­la.
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Algunos de los colonos prefiriero­n subir a un escalera y usar una cubeta con un lazo para sacar el agua de los contenedor­es; argumentan que ya no tenía tanta presión el líquido y se tardaba demasiado en llenar sus cubetas.

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