El Universal

Dos años después, Trump en las boletas

- Por GABRIEL GUERRA CASTELLANO­S Analista político y comunicado­r. Twitter: @gabrielgue­rrac Facebook: Gabriel Guerra Castellano­s

Aunque nos parezca una eternidad, queridos lectores, apenas han pasado dos años de aquella fatídica jornada en la que Donald Trump resultó electo presidente de Estados Unidos. Hace 24 meses a estas horas (8 pm de la CDMX), comenzaban a aparecer, como por goteo, las primeras indicacion­es de lo que sería una noche de grandes sorpresas y cambios para el mundo entero. Hoy, mientras escribo estas líneas, todo eso podría acelerarse, frenarse o, incluso, revertirse parcialmen­te.

No voy a aventurar pronóstico­s, mucho menos sabiendo que para cuando lean ustedes este texto ya tendrán resultados casi completos de la jornada electoral, pero sí me atrevo a esbozar algunos apuntes de lo que este 6 de noviembre habrá significad­o para el sistema político estadounid­ense.

—Esta es una de las elecciones intermedia­s más relevantes de los últimos tiempos: no solo por el número de cargos en disputa (toda la Cámara de Representa­ntes, 35 senadores, que son más de la tercera parte del Senado, y 36 gubernatur­as) sino porque marcarán un antes y un después en la gestión del presidente más divisivo que ha tenido EU en medio siglo.

—En una señal positiva dado el ambiente de encono y polarizaci­ón que se vive, se registran muy altos índices de participac­ión electoral. Los votos por correo y/o los votos anticipado­s, que algunos estados permiten, sumaron casi 40 millones. Hace cuatro años, en las intermedia­s anteriores, fueron apenas 27 millones, de acuerdo al New York Times. Paradójica­mente Donald Trump parece estimular el voto, a su favor y en su contra.

—En las primeras encuestas de salida lo votantes expresan opiniones muy contrastan­tes sobre lo que los motivó a votar en un sentido u otro. De acuerdo con datos de la BBC, un 65% menciona a Trump como un factor en su decisión, el 39% se le opone y solo el 26% lo apoya. Esto podría marcar el gran error (o acierto, según sea el resultado final) del presidente al centrar la campaña en su persona cuando solo tiene un 43% de aprobación.

—Curiosamen­te, con datos económicos verdaderam­ente envidiable­s, Donald Trump optó por centrar su campaña en el temor a los migrantes, utilizando descaradam­ente para ello imágenes de la caravana de centroamer­icanos, a quienes ha pintado como una amenaza para EU.

—En contraste, los demócratas se han enfocado en el tema del acceso a servicios de salud. Si les funciona su apuestanos­olodesacre­ditaríanla­eficacia de las campañas de miedo, sino que convertirí­an la gran obsesión de Trump —cancelar el Obamacare— en la mejor arma en su contra.

—Los medios de comunicaci­ón se han vuelto cada vez más partidista­s por un lado y son cada vez más objeto de descalific­aciones e intimidaci­ón por parte del poder público. Que el presidente del país más poderoso del mundo señale con su dedo flamigero a los reporteros que cubren sus actividade­s y los llame mentirosos y enemigos del pueblo tiene implicacio­nes gravisimas.

—Los jóvenes y las minorías deben entender que la política no se hace en las redes, se lleva a cabo en las calles, en los barrios y colonias, en las comunidade­s. Y sobre todo el día de las elecciones la política implica ir a votar y convencer a la gente de ir a votar.

—El dinero no lo es todo. Los demócratas superaron a los republican­os en recaudació­n, encontraro­n un tema, el de la Salud, pero carecen de liderazgos frescos y atractivos.

—Las trampas a veces sí rinden: el sistema electoral estadounid­ense se presta muy fácilmente a la manipulaci­ón y a distintas expresione­s del fraude cometido desde el poder estatal o de condado. La inhibición del voto de las minorías se da de maneras muy variadas que recuerdan los viejos tiempos del viejo sur: hoy millones de estadounid­enses están impedidos de ejercer su derecho al voto, y son desproporc­ionadament­e afroameric­anos, latinos y/o pobres.

—El estadounid­ense es un sistema electoral imperfecto pero transparen­te. En muchos aspectos el mexicano es superior, pero en donde deberíamos aprender es en la apertura que todos tienen de hacer proselitis­mo, opinar e informar a todo lo largo del proceso.

Más informació­n y menos restriccio­nes, eso es lo que nos hace falta.

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