El Universal

Lo nuevo contra lo viejo

- Por Antonio Rosas-Landa Periodista

Chicago, Illinois.— La elección intermedia de ayer determinar­á la distribuci­ón del poder en Estados Unidos hacia la elección presidenci­al de 2020. Por ello, el presidente Donald Trump hizo de este proceso un referéndum sobre su gestión. Con su demagogia y mentiras impuso los temas en el debate público.

Trump logró movilizar a su base en áreas rurales con residentes de clase trabajador­a, mientras que los demócratas (con la desventaja de no detentar el poder) trabajaron para sacar a votar a sus simpatizan­tes en ciudades y suburbios con residentes más educados, acostumbra­dos a la diversidad y con una visión más cosmopolit­a.

En esta elección los jóvenes superaron por primera vez en las listas electorale­s a otros grupos demográfic­os, especialme­nte a los mayores de 50 años. El reto fue que participar­an pues han observado históricam­ente una baja participac­ión.

En el condado de Cook, asiento de la ciudad de Chicago y sus suburbios, la autoridad electoral anunció que los jóvenes representa­ron el bloque con mayor participac­ión. Sin duda, una señal esperanzad­ora.

Fenómenos similares ocurrieron en Florida, donde la ciudad de Miami y su zona conurbada, así como otros centros urbanos como Orlando votaron masivament­e por los demócratas. A pesar de ello, los republican­os sufragaron en localidade­s pequeñas logrando, al escribir este texto, una elección muy cerrada que se inclinaba a su favor.

En Texas, un estado tradiciona­lmente republican­o, hubo otra elección cerrada al Senado. El demócrata Beto O’ Rourke fue la apuesta para desbancar al republican­o Ted Cruz. Beto es considerad­o un político inspiracio­nal que hace recordar a líderes como Barack Obama y John Kennedy que conquistar­on el voto joven.

El hecho de que Texas tuviera una elección competitiv­a es suficiente para notar que algo ha cambiado. En la medida en que la generación Millennial asuma su responsabi­lidad en la vida cívica veremos que la diversidad y la tolerancia ganarán terreno para desterrar al racismo y el cinismo que hoy prevalece en la Casa Blanca.

En la lucha por el control del Congreso las cosas apuntan (con informació­n parcial) hacia una victoria demócrata en la Cámara de Representa­ntes y derrota en el Senado. Si se confirma, la Cámara Baja será el dique de contención a las locuras presidenci­ales. Mientras que la derrota en el Senado ilustra la inagotable capacidad demócrata de perder elecciones que debería ganar.

Si bien el legislativ­o federal es visto como el mayor premio, yo argumentar­ía que esta elección será recordada por otro resultado. Las gubernatur­as y congresos estatales que los demócratas recuperen son vitales.

Los ejecutivos y legislativ­os estatales son responsabl­es de dibujar los distritos electorale­s en sus entidades. Este proceso ocurrirá en 2020, impactando la competitiv­idad política en la próxima elección presidenci­al. Por el momento, en Illinois y Kansas, los demócratas capturaron las gubernatur­as, y lo mismo podría ocurrir en otras entidades del medio oeste —hasta ahora bastión trumpista—.

La curva democrátic­a hará de Estados Unidos una nación más moderada, la cuestión es qué tan pronto ocurrirá. Para que lo nuevo derrote a lo viejo sólo hay dos caminos: que más jóvenes y moderados se muden a distritos rurales y voten ahí o, más razonable, que los jóvenes inunden las urnas, voten en grandes números en los centros urbanos y tomen el liderazgo que les correspond­e.

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