Distribución del ingreso
El deseo natural por mejorar el ingreso de los trabajadores es un requerimiento esencial cuyos efectos impactan al consumo, el crecimiento del PIB y al ahorro para el retiro.
Posiblemente el principal motivador para apoyar una mejor distribución esté en querer resolver las carencias de la gente. Deténgase un poco, ponga en perspectiva cómo lograrlo y se verá obligado a dimensionar el problema, método obligado para resolverlo.
¿Piensa en los más desfavorecidos, en los asalariados o en trabajadores independientes, profesionistas o comerciantes? Para los primeros, están los programas sociales del gobierno, fondeados con la recaudación fiscal a empresas, a asalariados y a profesionistas, más el IVA al consumo.
En todos los casos se requieren mayores ingresos para ahorrar y para quienes deseen endeudarse. Por tanto, es necesaria una fuente productora de valor y utilidades, mejorar percepciones y facilitar el ahorro. En el IMEF se observa que el motor que impulsa la fuerza tractora de nuestra economía es la producción de bienes y servicios. Y si de enriquecer al país se trata, hay que agregar las ventas al exterior.
Mejorar el ingreso implica producir. Ahorrar implica tener un ingreso que permita atender prudentes necesidades de consumo y adquisición de bienes habitacionales y de consumo duradero, para destinar una cantidad al ahorro.
La innovación y la sofisticación de la producción en los negocios contribuyen a lograrlo. Es la manera de hacer gastar o invertir a quienes tienen recursos aquí y en el extranjero para adquirir lo que producimos; después de eso viene la remuneración por el valor aportado, para el trabajo y para dar rendimiento al capital invertido, donde la participación en las utilidades y la elevación diferenciada de salarios son clave para la mejor distribución del ingreso.
¿Cómo lograr separar ingresos actuales para asegurar una vejez con recursos? Desde los años 40, cuando se funda el Seguro Social, contamos con fórmulas de ahorro para pensiones que se modernizan para asegurar su permanencia.
Hoy en día, de la población trabajadora, más de 85% cuenta con un registro de seguridad social y tiene cuenta de Afore, pero no hacen aportaciones voluntarias para su ahorro. De acuerdo con el IMEF, una opción para ello es Millas para el Retiro, herramienta tecnológica que ayuda a tal fin. Es una manera de forzarse a ahorrar. Por medio de ésta se establece un porcentaje del consumo semanal en establecimientos determinados por uno mismo, con mínimo de 50 pesos semanales que van directo a la Afore.
De igual forma, se podría ahorrar en lo colectivo tomando las ventajas que la ley del trabajo prevé, al menos para empleados en activo.
La ley tuvo importantes reformas. Entre ellas, la obligación de establecer una Comisión Mixta de Capacitación y Productividad cuya finalidad es vigilar el cumplimiento de los acuerdos de productividad.
Esta misma reforma sugiere en el artículo 153-J, implementar sistemas que permitan determinar en forma y monto apropiados los incentivos, bonos o comisiones derivados de la contribución de los trabajadores a la elevación de la productividad que se acuerde con los sindicatos y los trabajadores.
Desde 1917 la Constitución señala en el artículo 123 fracción IX que los trabajadores tendrán derecho a una participación en las utilidades de las empresas. Renglón donde es necesario innovar. Por ejemplo, autorizar que el importe de participación de utilidades sea proporcional al resultado del tiempo del trabajo realizado y del importe pagado según lo especificado en su programa de productividad.
Para determinar la distribución y la proporción del importe de la participación de utilidades para ser entregado a sus trabajadores, se tomará en consideración el tiempo trabajado y las percepciones recibidas por el trabajo determinado según las obligaciones plasmadas para su ejecución en el programa de productividad.
Una vez determinada la cantidad a transferir y previo acuerdo general con los trabajadores que recibirán ese importe, el contratado y el contratante podrán pactar reservar una cantidad destinada a ser invertida en su Afore o como fondo de pensiones en la cuenta individual de ahorro constituida en caja de ahorro, resguardada en fideicomiso para cuando ocurra la separación voluntaria del trabajador.