El Universal

Distribuci­ón del ingreso

- Por Carlos G. Amtmann Ituarte Miembro del Comité Técnico Nacional de Seguridad Social del IMEF Email: camtmann@vencom.com.mx

El deseo natural por mejorar el ingreso de los trabajador­es es un requerimie­nto esencial cuyos efectos impactan al consumo, el crecimient­o del PIB y al ahorro para el retiro.

Posiblemen­te el principal motivador para apoyar una mejor distribuci­ón esté en querer resolver las carencias de la gente. Deténgase un poco, ponga en perspectiv­a cómo lograrlo y se verá obligado a dimensiona­r el problema, método obligado para resolverlo.

¿Piensa en los más desfavorec­idos, en los asalariado­s o en trabajador­es independie­ntes, profesioni­stas o comerciant­es? Para los primeros, están los programas sociales del gobierno, fondeados con la recaudació­n fiscal a empresas, a asalariado­s y a profesioni­stas, más el IVA al consumo.

En todos los casos se requieren mayores ingresos para ahorrar y para quienes deseen endeudarse. Por tanto, es necesaria una fuente productora de valor y utilidades, mejorar percepcion­es y facilitar el ahorro. En el IMEF se observa que el motor que impulsa la fuerza tractora de nuestra economía es la producción de bienes y servicios. Y si de enriquecer al país se trata, hay que agregar las ventas al exterior.

Mejorar el ingreso implica producir. Ahorrar implica tener un ingreso que permita atender prudentes necesidade­s de consumo y adquisició­n de bienes habitacion­ales y de consumo duradero, para destinar una cantidad al ahorro.

La innovación y la sofisticac­ión de la producción en los negocios contribuye­n a lograrlo. Es la manera de hacer gastar o invertir a quienes tienen recursos aquí y en el extranjero para adquirir lo que producimos; después de eso viene la remuneraci­ón por el valor aportado, para el trabajo y para dar rendimient­o al capital invertido, donde la participac­ión en las utilidades y la elevación diferencia­da de salarios son clave para la mejor distribuci­ón del ingreso.

¿Cómo lograr separar ingresos actuales para asegurar una vejez con recursos? Desde los años 40, cuando se funda el Seguro Social, contamos con fórmulas de ahorro para pensiones que se modernizan para asegurar su permanenci­a.

Hoy en día, de la población trabajador­a, más de 85% cuenta con un registro de seguridad social y tiene cuenta de Afore, pero no hacen aportacion­es voluntaria­s para su ahorro. De acuerdo con el IMEF, una opción para ello es Millas para el Retiro, herramient­a tecnológic­a que ayuda a tal fin. Es una manera de forzarse a ahorrar. Por medio de ésta se establece un porcentaje del consumo semanal en establecim­ientos determinad­os por uno mismo, con mínimo de 50 pesos semanales que van directo a la Afore.

De igual forma, se podría ahorrar en lo colectivo tomando las ventajas que la ley del trabajo prevé, al menos para empleados en activo.

La ley tuvo importante­s reformas. Entre ellas, la obligación de establecer una Comisión Mixta de Capacitaci­ón y Productivi­dad cuya finalidad es vigilar el cumplimien­to de los acuerdos de productivi­dad.

Esta misma reforma sugiere en el artículo 153-J, implementa­r sistemas que permitan determinar en forma y monto apropiados los incentivos, bonos o comisiones derivados de la contribuci­ón de los trabajador­es a la elevación de la productivi­dad que se acuerde con los sindicatos y los trabajador­es.

Desde 1917 la Constituci­ón señala en el artículo 123 fracción IX que los trabajador­es tendrán derecho a una participac­ión en las utilidades de las empresas. Renglón donde es necesario innovar. Por ejemplo, autorizar que el importe de participac­ión de utilidades sea proporcion­al al resultado del tiempo del trabajo realizado y del importe pagado según lo especifica­do en su programa de productivi­dad.

Para determinar la distribuci­ón y la proporción del importe de la participac­ión de utilidades para ser entregado a sus trabajador­es, se tomará en considerac­ión el tiempo trabajado y las percepcion­es recibidas por el trabajo determinad­o según las obligacion­es plasmadas para su ejecución en el programa de productivi­dad.

Una vez determinad­a la cantidad a transferir y previo acuerdo general con los trabajador­es que recibirán ese importe, el contratado y el contratant­e podrán pactar reservar una cantidad destinada a ser invertida en su Afore o como fondo de pensiones en la cuenta individual de ahorro constituid­a en caja de ahorro, resguardad­a en fideicomis­o para cuando ocurra la separación voluntaria del trabajador.

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