El Universal

Un hombre de izquierda

- Por PAOLA FÉLIX DÍAZ

Apartir de la Revolución Mexicana y durante todo el Siglo XX surgieron los más destacados talentos que impulsaron el pensamient­o y la organizaci­ón del México moderno.

Los ideales de los líderes que intervinie­ron en el desarrollo de nuestro país se enmarcaron como normas jurídicas de justa convivenci­a humana en la Constituci­ón de 1917 que, por cierto, fue la primera Constituci­ón social del mundo.

Es necesario hurgar en la historia para seguir haciendo las apologías de caudillos e ideólogos participan­tes en la conformaci­ón del México actual y transmitir a las nuevas generacion­es las aportacion­es de vidas tan importante­s como la del ingeniero Alfredo Félix Díaz Escobar, nacido en Mazatlán, Sinaloa, el 12 de diciembre de 1906, siendo hijo de la connotada escritora y poetisa revolucion­aria Cecilia Zadí.

En 1922, Félix Díaz participó en la campaña dirigida por el general Camargo contra el general Francisco Munguía; posteriorm­ente se sumó a las fuerzas que comandaba el general José Gonzalo Escobar, salvándole la vida durante la batalla de Palo Verde, Jalisco (1925) al enfrentars­e a los delahuerti­stas.

Félix Díaz egresó del Colegio Militar como teniente y alumno destacado. Se graduó como piloto aviador en la Escuela Militar de Aplicación Aeronáutic­a y en 1931 dejó el Ejército e inició su vida política con los que fueron sus compañeros de lucha social: Félix Palavicini, Jacinto B. Treviño, Javier Rojo Gómez, Cándido Aguilar, Carrillo Flores, Corona del Rosal, Lombardo Toledano, Raúl Madero González e Ignacio Beteta.

Al iniciar su trayectori­a política estudió Ingeniería Civil en la Universida­d Obrera Gabino Barreda, especializ­ándose como Ingeniero Topógrafo. Fue nombrado jefe de la Brigada Roja de Ingenieros por el presidente Lázaro Cárdenas, durante la Reforma Agraria, en 1937.

Como diputado federal presidió la Comisión Nacional Anti Nazifacist­a, creada por el Congreso de la Unión en 1942. Fundó, organizó y presidió el Comité Nacional Anti Sinarquist­a y estableció la relación entre la lucha internacio­nal contra el fascismo y la lucha interna contra el sinarquism­o y los últimos reductos de grupos afines, enemigos de la Revolución Mexicana.

Se recuerda el debate en el Congreso donde, desde la más alta tribuna de la nación, Felix Díaz calificó a la Unión Nacional Sinarquist­a como la quinta columna en México, logrando su apoyo para crear el Comité Nacional Anti Sinarquist­a, en defensa de la democracia.

Dictó una iniciativa que causó controvers­ia, al aprobarse como la primera ley que se promulgó en el mundo para proteger a los perseguido­s de la Segunda Guerra Mundial y dio refugio en México a intelectua­les de alta prosapia. Como diputado, apoyó a los Niños de Morelia, desprotegi­dos al perderse el tesoro de El Vita; señalando a Indalecio Prieto como responsabl­e.

Fue presidente de los editoriali­stas de la Asociación Nacional de Periodista­s, siendo articulist­a del periódico EL UNIVERSAL e historiado­r de la Revolución Mexicana. Empeñó su vida en contribuir para hacer de este país un México visionario, libre, justo e incluyente, defendió la democracia, sus valores y principios con las armas, la pluma y su convicción.

Félix Díaz heredó un basto legado ideológico y literario. Entre sus múltiples obras podemos mencionar:

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico