El Universal

Las penas de ser migrante en la tierra de Donald Trump

• Connaciona­les en Estados Unidos sufren por las políticas antiinmigr­antes y la retórica contra los mexicanos

- ARIADNA GARCÍA —ariadna.garcía@eluniversa­l.com.mx

Miles de mexicanos migrantes que han llegado a Estados Unidos desde que asumió la presidenci­a el republican­o Donald Trump han enfrentado penurias ante las acciones enmarcadas en la política impulsada por el magnate, como la separación de las familias indocument­adas y su retórica contra ese sector.

Un caso conocido es el de Francisca Lino, quien está en la lista de deportació­n inmediata y para evitarlo se encerró desde hace 13 meses en el segundo piso de la Iglesia Metodista Unida Adalberto, ubicada en Chicago. La mujer comenta a EL UNIVERSAL: “No soy una criminal, lo único que quiero es mantener a mi familia unida”.

Otra historia es la de Rubicela

“Antes de mi cita en Migración preparé mi maleta, hablé con los pastores y pedí santuario. No voy a dejar a mis hijos” FRANCISCA LINO Migrante mexicana

Méndez, quien vive la desesperan­za de ver a su familia separada por la política antiinmigr­ante del mandatario, ante lo que subraya: “No ven las necesidade­s de los migrantes. Sólo quieren separar a las familias”.

“Mi esposo no tiene récord criminal. Cuando regresó a Migración le pidieron el pasaporte y se lo llevaron a un centro de detención” RUBICELA MÉNDEZ Migrante mexicana

Miles de mexicanos en Estados Unidos sufren las políticas antiinmigr­antes, como la eliminació­n de la ciudadanía por nacimiento o la separación de familias. Connaciona­les vulnerable­s nos narran lo que es ser indocument­ado en la era del presidente Donald Trump

Su historia empezó en 1999 cuando decidió arriesgars­e. Le sugirieron utilizar un documento, una visa de otra persona para entrar a Estados Unidos y no lo dudó.

Francisca Lino quiso cruzar por Ciudad Juárez, Chihuahua, hacia el sueño americano, y no lo logró, le descubrier­on el documento falso; estuvo detenida un par de horas y fue regresada a México.

Pero ese mismo día, intentó cruzar por Chihuahua de la mano de un grupo guiado por un coyote, lo logró. Llegó a Chicago y hoy es presa de las políticas antiinmigr­antes de Donald Trump. Está en lista de deportació­n inmediata y para evitarlo, se juega su última carta encerrada, desde hace 13 meses, en una iglesia santuario de Chicago.

En el segundo piso de la Iglesia Metodista Unida Adalbert, en el 2716 W. Division St., Francisca Lino, madre mexicana de seis hijos, cinco de ellos estadounid­enses, lucha para permanecer en la Unión Americana. Ha entrado en periodos de ansiedad, depresión y desesperan­za, toda la carga de casa la lleva Diego Lino, su esposo, residente legal en Estados Unidos y con quien se casó en 2001.

HISTORIAS

En 2005 tuvo señales de que podría obtener la residencia legal en Estados Unidos, pero no contó con que en 1999 cuando intentó entrar a la Unión Americana con documentos que no eran de ellas, quedó un récord en su contra. Fue registrada como deportada.

“No me asesoraron bien. En 2005 cuando estaba ya por obtener la residencia, salió que yo había sido deportada. Entonces me arrestaron y fue horrible porque mis gemelas estaban en el hospital. Estuve 28 días arrestada. Mi esposo pidió ayuda y un abogado logró sacarme bajo fianza”, relató Francisca.

“Yo no soy una criminal, lo único que quiero es mantener a mi familia unida”, dijo.

Su tristeza se agudiza cuando mencionó que a la llegada de Donald Trump a la presidenci­a estadounid­ense se convirtió en un objetivo como tantos migrantes.

En abril de 2017 tuvo cita con autoridade­s de migración, quienes le dieron un año más en territorio estadounid­ense.

“En julio regresamos a migración y me dijeron que mi siguiente cita era para el 23 de agosto y debía llevar mi pasaporte y entonces pensé en que me arrestaría­n”, recordó.

Francisca se acercó entonces a los pastores de la iglesia metodista.

“Mi esposo me dijo que me regresara a México, pero yo le dije que no. Antes de mi cita en migración, hablé con los pastores y pedí santuario. Ha sido muy difícil este año aquí encerrada porque no he podido estar con mis hijos”, señaló.

Todos los fines de semana Francisca recibe la visita de su familia. Confía en que organizaci­ones civiles o congresist­as tomen su caso y puedan ayudarla a salir del santuario y permanecer en Estados Unidos.

“Mi esperanza es que haya un cambio en las elecciones de noviembre [en Estados Unidos] para que pueda haber un cambio en el tema de migración. Dicen que sí pueden ganar los demócratas, eso espero.

“Lo único que me queda es esperar un milagro”, puntualizó.

“Mi esperanza es que haya un cambio en las elecciones (...) Dicen que sí pueden ganar los demócratas, eso espero” FRANCISCA LINO Migrante mexicana

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En la Iglesia Metodista Unida Adalbert, en el 2716 W. Division St., Francisca Lino lucha para permanecer en la Unión Americana.

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