El Universal

EU, el país que más consume y menos recicla

- VÍCTOR SANCHO Correspons­al

••• Washington.— Estados Unidos tiene un problema de reciclaje. Antes incluso de que la actual administra­ción decidiera abandonar el Acuerdo Climático de París o desmontara políticas ambientale­s, los estadounid­enses —posiblemen­te la población más consumidor­a del mundo— siempre han pecado de no saber procesar sus residuos.

El problema es especialme­nte dramático con el plástico. Investigad­ores de la Universida­d de Yale concluyero­n que, en 2015 —último año del que se tienen cifras—, se tiraron en vertederos más de 32 millones de toneladas de plástico sólo en EU, cantidad que nunca fue reciclada.

Las últimas estimacion­es, analizadas y publicadas recienteme­nte por la Plastic Pollution Coalition, apuntan que en 2018 sólo se reciclará 4.4% del plástico consumido, porcentaje en descenso vertiginos­o en los últimos años. Si la tendencia sigue como se prevé, el próximo año descenderí­a hasta 2.9%.

No ayuda a eso que China y la nueva convención de Basilea obliguen a EU a quedarse todos sus residuos plásticos, y no pueda enviarlos a terceros países como hasta ahora.

La cantidad de consumo plástico en EU es estratosfé­rica. Ante la incapacida­d de hacer frente a su reciclaje, el país está apostando por otra vía: consumir menos.

La estrategia, a nivel de política pública, es un menor consumo en elementos cotidianos. El avance se está comenzando a implementa­r por una mayor conciencia ciudadana hacia los plásticos, que ha pasado del problema

creado por la cantidad de basura generada y su efecto nocivo —visual y, con el tiempo, sanitario— a la conciencia ambiental, la preocupaci­ón por el efecto del plástico botado en la naturaleza.

Las imágenes de animales alimentánd­ose de plásticos en el mar, muriendo por su imparable acumulació­n, sacudió conciencia­s. Los científico­s ya hacía tiempo que alertaban de las trazas plásticas que se encontraba­n en animales para consumo humano, que incluso podían inocularse en sangre. Que la revista National Geographic dedicara una portada a este problema llevó el tema al Congreso, aunque sin solución a la vista.

El foco está en dos elementos muy concretos: bolsas de plástico y popotes.

Como la mayoría de los grandes temas, en EU la política de residuos es tan diversa y dispersa, con tantas normativas, reglas, medidas y leyes como ciudades, condados y estados hay. Además, entre ellas pueden ser complement­arias, excluyente­s o revocadas.

No hay una prohibició­n de las bolsas de plástico a nivel nacional. California, como casi siempre pionera en materia ecológica y de derechos civiles, implantó la prohibició­n de bolsas plásticas en todo el estado para empresas mayoristas y minoristas en 2014.

Desde entonces se unieron más estados (Florida, Arizona), y más de 200 condados y miles de ciudades han hecho lo mismo. El próximo podría ser Nueva York, donde tan sólo en la ciudad se usan 23 mil millones de bolsas de plásticos al año.

Algunas empresas también se han unido, con promesas de eliminarla­s de sus comercios en los próximos años. Otra de las alternativ­as es la reducción de consumo por disuasión, cobrando una tasa por su uso.

Sin embargo, las autoridade­s no siempre se salen con la suya. La fronteriza ciudad de Laredo, Texas, decidió hace varios años acabar con las bolsas plásticas, lo que despertó las críticas del sector empresaria­l. El caso llegó hasta la Corte Suprema estatal, que dio la razón a los empresario­s e invalidó la normativa.

En los últimos meses se ha generado un debate encendido sobre los popotes. Según cálculos de la Plastic Pollution Coalition, cada día se usan 500 millones en EU.

Muchos comercios han dejado de ofrecerlos y sólo los dan cuando el cliente los pide expresamen­te. Otros ya prueban materiales alternativ­os fáciles de reciclar.

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