A FESTEJAR
Cruz Azul mantiene el invicto como local en su regreso al Estadio Azteca, que se ha convertido en su fortaleza en busca del anhelado título de Liga. D6
Al Cruz Azul de Pedro Caixinha se le alinean los astros hacia la Liguilla. Tanto así, que hasta empata marcas. Con el triunfo sobre Lobos BUAP, la escuadra cementera igualó su mejor récord, como local, en torneos cortos, el del Invierno 98 cuando sumó 25 puntos... Lo hizo de nuevo, se ha mostrado invencible en casa, pero aún le falta asegurar el liderato.
La Máquina venció 2-1 a Lobos, en juego que pareció de trámite por la superioridad del cuadro cementero sobre el poblano, dirigido por Francisco Palencia.
Pero no lo fue tanto. Los universitarios se fueron adelante en el marcador con gol de Leo Ramos y Cruz Azul dio la vuelta gracias a Martín Cauteruccio y José Madueña, y a otra cosa... Con lo que los celestes se aferran a la punta, con 33 puntos, mientras que los poblanos se quedaron en 16, rompiendo su racha de seis sin perder.
Tan fácil vieron el juego, que los celestes descuidaron su zona baja. En cuatro ocasiones, con un juego lleno de vértigo y claridad, tocaron la puerta de Toño Rodríguez, portero de Lobos, y en las cuatro, el meta se agigantó: Primero en cabezazo de Edgar Méndez. Después a un tiro-centro de Elías Hernández. Enseguida con un remate de Julio César Domínguez y finalmente, en doble intento de Igor Lichnovsky.
Y Lobos, lleno de buena fortuna, además de un goleador de cepa, se fue arriba con la única ocasión tuvo. Un largo centro de Michaell Chirinos, rematado por Ramos y su gran productividad.
Así, con el marcador en contra, Cruz Azul entendió que tenía que ser más claro y más contundente. La respuesta vino por fuera y terminó por dentro. Méndez tiró dentro del área, la pelota pegó en la defensa y le quedó servida a Martín Cauteruccio, quien ahora sí fusiló a Rodríguez. Ya abierto el caparazón, sólo era cuestión de tiempo para que entraran más goles. El mérito del equipo de Pedro Caixinha es que no bajó el ritmo, no se conformó.
Antes de que terminara el primer tiempo, José Madueña, por la derecha, culminó una jugada que Hernández inició por la izquierda y era suficiente para empatar la marca de puntos conseguidos como local que impuso en el Invierno
de 1998, también era un marcador corto para asegurar la victoria.
De ahí que Palencia echó a sus Lobos para adelante y que, por esa falta de contundencia, el Cruz Azul sufrió al final del juego. La línea de cinco defensores que paró el portugués por poco falla cuando Ramos estuvo a punto de empatar, pero como dice el técnico, “hay que saber sufrir”, y esta Máquina sufre, pero ya no llora.
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