El Universal

HOMENAJE A LOS GRITONES

• Tras concluir un proyecto con la Lotería Nacional, propone piezas en madera y otras acciones altruistas; habla del problema de la falsificac­ión

- SONIA SIERRA —ssierra@eluniversa­l.com.mx

Después de haber expuesto en la Lotería Nacional y de que sus piezas fueran impresas en billetes, Rodrigo de la Sierra instaló desde la semana pasada su escultura Premio Mayor frente al edificio de esta institució­n. Es una obra de dos y media toneladas de peso, que mide alrededor de tres metros; una de sus mayores piezas en el espacio público. Con ella busca hacer un homenaje al niño gritón, personaje tradiciona­l asociado a la venta de billetes.

De la Sierra presenta esta obra tras haber expuesto este 2018 en EU, Corea y Suiza, además de México: acaba de exhibir en el Museo de la Secretaría de Hacienda y ahora está en la colectiva con que abrió el Museo de Arte Contemporá­neo de Querétaro, y tiene una muestra en la Plaza de Armas de Chihuahua; además creó una escultura para el Palacio Postal donde expuso, al igual que en Pemex.

En entrevista, asegura que uno de los mayores placeres es que sus obras estén en el espacio público donde su personaje se comunica con la gente. Aborda el tema de la falsificac­ión de sus obras, problema que describe como un océano donde los creadores no tienen cómo defenderse. ¿En qué consiste este proyecto con la Lotería Nacional? Timoteo en la Lotería Nacional fue un proyecto integral que nació de la invitación a participar en el billete de Lotería, en toda la serie, en uno de los que les llaman sorteos magnos, y fue utilizar la imagen del personaje en distintas obras que han sido muy reconocida­s o utilizadas en varios eventos o exposicion­es. En cada serie había una obra diferente, todo con el personaje de Timoteo. El proyecto también incluyó una exposición en el lobby, y esta pieza. El concepto de Premio Mayor, como se llama, es el corazón de lo que es la Lotería Nacional; Timo habla de la gente, del hombre anónimo, ese héroe que hace mover el mundo. Para mí, los personajes que son el corazón de la Lotería son dos: el que vende el billete y este niño gritón; me enteré que estos niños son preparados para esa tarea, son niños de escasos recursos y los ayudan con una beca para sus estudios.

¿Fue una adquisició­n?

Fue una contribuci­ón. En apoyo y difusión al arte, y a una institució­n que ha venido haciendo una labor social de tantos años, quise contribuir con una pieza que quedara como exposición permanente. El motivo es apoyar y contribuir a la difusión del arte y la cultura en espacios públicos.

¿Es una compra de ellos?

No. Es una contribuci­ón. Es un proyecto integral, no fue una compravent­a tal cual, fue una contribuci­ón para una exhibición permanente, siempre y cuando la mantengan en el edificio El Moro. El compromiso es mantenerla y darle mantenimie­nto.

¿Qué ganas?

He podido ligar mi trayectori­a como artista plástico a una actividad paralela, que es un aspecto filantrópi­co, cada año realizo una cantidad significat­iva en obra a fundacione­s, a asociacion­es en pro del bienestar, que luchan contra el cáncer, el Sida, o que trabajan en trasplante de órganos. La Lotería Nacional tiene esta misión; se conjunta conmigo. Es un aspecto que puede apoyar a las dos partes. También hay una deuda no tácita, de devolver o de querer contribuir. Me interesa apoyar causas, un ejemplo es la de Fundación Alma, que realiza cirugías reconstruc­tivas mamarias; con ellos estoy en un proyecto para todo 2019, para recaudar fondos.

¿Esta es tu obra más grande? Casi. Se ve muy grande, ayuda la base. A mí me encanta que la gente toque mis piezas pero se maltratan, el ácido de las manos es de los más agresivos, más que el sol, que la lluvia; había que limitar el acceso de nuestras manos. La más grande que tengo es una que pertenece a la BUAP de Puebla, que es de cinco metros el puro personaje.

¿Cómo es la conexión entre la gente con Timoteo?

Creo que es por el diálogo, el diálogo no busca ser rebuscado ni pomposo, busca ser un mensaje directo, no por eso le quita valía al mensaje. Busca ser claro, y eso lo entiende la gente, más en un espacio público en el que vamos a una velocidad vertiginos­a. Y no tiene una pretensión de alejar al espectador o consumidor de arte, tiene la intención de acercar.

¿Qué representa que tus obras estén en espacio público?

La obra es de una persona para otra persona, no hay el cobijo que puede darte un museo. En el espacio público estás desnudo; la obra se enfrenta con el espectador, o es indiferent­e o comunica algo. Al tenerla sin este cobijo es como te das cuenta.

¿Qué respuestas ha habido?

La obra tiene una propuesta artística y un objetivo; el espectador realiza una propuesta conceptual. No nada más es hacer selfies con ella: es intervenid­a con tecnología, la modifican, le ponen una reflexión. Eso no se buscaba y ha sido uno de los regalos más especiales del espacio público.

¿Cómo ha sido este año?

Ha sido muy movido. Como este formato de obra tengo dos; uno en las instalacio­nes de Pemex, donde hubo una exposición en diciembre y se realizó un libro, y otro en Correo Postal, que ha sido de los proyectos más interesant­es de mi carrera; fue la cancelació­n del timbre y fue homenajear a la institució­n, al personaje del mensajero; hice un pequeño bronce. Sobre cada institució­n en la que participo me echo un clavado en el tema.

¿Pemex produjo el libro?

Sí, es un libro de mi obra, de la exposición y de la investigac­ión que realicé, y tenía un gran boceto que me inspiró esa investigac­ión.

Hace dos semanas se desmontó Dédalo en la Secretaría de Hacienda. De museos, ha sido la exposición más relevante que he tenido hasta

el momento. Un parteaguas.

En Corea es una propuesta de una galería (Symio Gallery) que maneja artistas de Asia, y yo soy el único mexicano; estuve en una feria de Suiza (Kunst), y estoy trabajando para dejar una obra en un castillo de Alemania. Vendré a Zona Maco en febrero con la galería coreana.

¿Qué viene en tu trabajo?

Hay un proyecto muy interesant­e que quiero cerrar en la Suprema Corte de Justicia de México, toda la parte conceptual ya está, nada más falta ver si lo quieren realizar conmigo, soy uno de los artistas invitados. En Foro Boca (Veracruz) hay un proyecto muy grande de intervenci­ón del espacio interior y exterior. Y hay un proyecto para itinerar Dédalo en varios museos de la República.

¿Qué tanto interviene­s en las distintas etapas de las obras?

Estoy en todo, y una vez que termino, se acabó la película. La vida después de la pieza, no depende de mí. ¿El personaje ha evoluciona­do? Mucho. El personaje ha entrado a una madurez; ya no está en experiment­ación, tiene una propuesta clara, un diálogo muy claro; si quiero moverlo de esa forma de hablar ya se impone. Hay una claridad.

Esto me da la oportunida­d de experiment­ar; regresé a la talla en madera. Y ese será uno de los siguientes libros; van a ser 10 tallas, y presentaré en el libro desde la selección del tronco. Con la madera no hay permiso de equivocars­e. Es Timo en madera, son piezas únicas. Es de mucho respeto al material. La talla la trabajo en soledad, desde un viernes hasta el lunes. Son las maderas que me encuentro, pero me gustan el cedro rojo, la jacaranda, hasta el pino.

¿Cómo está el tema de la falsificac­ión de tu obra?

Es un océano difícil de lidiar, tanto jurídicame­nte como en cuanto a las mafias involucrad­as. Se les hace muy fácil, ven que tiene cierta popularida­d el personaje. Hay desde las que hacen cierta interpreta­ción y falsifican mi nombre, hasta las que hacen sus propuestas. Es descarada la falsificac­ión, me encontré con algo que enfrentó el maestro Jorge Marín, que es de los principale­s falsificad­os.

Hay en Querétaro, Vallarta, Puebla, Guadalajar­a principalm­ente, Cuautla; en la Ciudad de México hay en la Lagunilla, en el Jardín del Arte, en San Ángel, en galerías de muy dudosa reputación. Es un problema fuerte para el que no hay una solución fácil y rápida. Es un proceso lento y costoso para el artista; que tiene que ser quien presente la denuncia.

Es un problema en toda la República, es un océano. Se vuelve cuesta arriba. Lo estoy haciendo de manera pausada, con una investigac­ión contundent­e.

“También hay una deuda no tácita, de devolver o de querer contribuir. Me interesa apoyar causas, un ejemplo es la de Fundación Alma”

Hay (falsificac­iones) en Querétaro, Vallarta, Puebla, Guadalajar­a, Cuautla; en la Ciudad de México hay en la Lagunilla, el Jardín del Arte, en San Ángel, en galerías de muy dudosa reputación”

RODRIGO DE LA SIERRA Escultor

¿Tienen instrument­os los artistas para combatir ese delito?

No tanto. Partes de una denuncia, de que se tiene que haber invertido mucho dinero en todos los registros: comerciale­s, de propiedad intelectua­l, de derecho de autor, de imagen, en todos los aspectos. Tienes que tener todo muy amarrado para agarrar al falsificad­or. Se da que a una pieza mía le sacan molde, ese es del menor de los casos; la mayoría es que reinterpre­tan, hacen a otra escala y calidad, y le ponen mi nombre, la quieren vender como si fuera de mi autoría. Ese es el mayor de los casos.

Si fuera como con la piratería de los cd’s, sería diferente. Somos un grupo pequeño el de los afectados: Sebastian, Andriacci, Jorge y Javier Marín, Fernando Botero; soy ahorita el segundo o tercero más falsificad­o.

Vas a casas de coleccioni­stas “serios”, que tienen dos, tres piezas buenas y, además, te encuentras una falsificac­ión. Ya me pasó en varias ocasiones, y me dicen:

“Maestro, venga, mire, tengo esta pieza suya”. Y yo les digo: “¿De quién es? ¡Ésa no es mía!” Son falsificac­iones burdas, aparte. Estoy haciendo todo el archivo, es engorroso, pero estoy haciendo todo el litigio. •

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Premio Mayor es el nombre de la escultura realizada por Rodrigo de la Sierra, que está ubicada frente al edificio El Moro.
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Arquitecto y escultor, De la Sierra crea obras de un personaje llamado Timo.
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Serie. Los billetes, que apareciero­n en abril, tenían algunas de sus esculturas.
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