El Universal

La ignorancia se perdona. La pereza, no

- Por MARGARITA ZAVALA @d_ jimenez

El jueves, Morena dio a conocer una iniciativa de ley que, de primer momento, podría sumar el apoyo de muchos: prohibir a los bancos cobrar comisiones. Sí, esos molestos cobros que nos recetan hasta por estornudar en una sucursal. Es claro que a nadie le gusta pagarlas, y menos sabiendo que en México están muy por encima de las que se cobran en otros países. Tanto la Condusef como la Cofece han dicho reiteradam­ente que tienen que encontrars­e vías para detener su crecimient­o y moderar su aplicación y monto.

Pero ahí está justamente el punto: encontrar vías no quiere decir cambiar las reglas de un plumazo porque uno amaneció sintiéndos­e justiciero. Esto suele traer consecuenc­ias peores que los problemas que se tratan de resolver. Toda autoridad está obligada siempre a considerar las repercusio­nes económicas de sus decisiones. No lo hicieron los senadores morenistas, y por eso la bolsa y el dólar les comunicaro­n lo que opinan de sus ocurrencia­s los inversioni­stas. Y los mercados reaccionar­on así, no sólo por la afectación directa a los bancos, sino porque les preocupa enormement­e el modo de tomar decisiones del partido al que se le dio todo el poder en el Congreso.

En política, como mucho se ha repetido, pero poco se ha aprendido: la forma es fondo. Y en Morena decidieron que las formas no existen. No le avisaron ni a los bancos, ni al futuro secretario de Hacienda, ni al presidente electo, quien anda tan ocupado tranquiliz­ando a algunos constructo­res en restaurant­es que se olvidó de su Congreso y de las consecuenc­ias de las ocurrencia­s económicas que afectan a todos, pero especialme­nte a la clase media.

La respuesta de Carlos Urzúa es de antología: reconoce las supuestas buenas intencione­s de los legislador­es, pero les recuerda que “mejorar la condición de vida de los mexicanos” no se logra “si no se toman en cuenta tanto los impactos en las finanzas públicas, como en la estabilida­d del sector financiero”. Les dice, además, que si no saben economía básica, pregunten: “resulta importante que el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, órgano técnico consultivo para efectos financiero­s y fiscales, sea consultado previament­e con el fin de que produzca reportes de viabilidad operativa y técnica, así como de impactos macroeconó­micos”. Como dijeran los profesores de antaño: “la ignorancia se perdona. La pereza, no”.

En cuanto al fondo, por supuesto que las comisiones que nos cobran los bancos deben analizarse y revisarse. No sólo es un asunto de montos, también debemos revisar qué obtiene la economía y los usuarios a cambio de transferir tantos recursos a los bancos: ¿mejor servicio?, ¿mejores productos?, ¿más créditos a tasas más competitiv­as? Claro que estos temas tienen que ponerse sobre la mesa, y ese es tal vez el único aspecto positivo de todo este lamentable episodio.

Ya es hora de que quienes ganaron y están en el poder se den cuenta de que sus palabras y sus decisiones pueden tener consecuenc­ias en la vida de todos los mexicanos. Todavía quiero pensar que para eso entraron a la política: para servir. Y el servicio implica recopilar informació­n hasta donde humanament­e sea posible para que cada decisión sea la mejor en términos de costos y beneficios. Parte vital de esa informació­n proviene del diálogo, del acuerdo y de la discusión democrátic­a.

POR CIERTO. Este tema tuvo hilos extraordin­arios en Twitter. Menciono uno que explicó con conocimien­tos y sin odio ni violencia, lo que estaba sucediendo: Diego Jiménez Hernández

Abogada

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