El Universal

Parque ecológico y agua

- @JL_Luege

Después de la falta de agua por unos días debido al cierre del suministro de Cutzamala, donde lamentable­mente hubo una falla de ingeniería muy grave que debe ser auditada, los capitalino­s pudimos sentir lo que implica quedarnos sin el vital líquido. Perder el abastecimi­ento por un tiempo prolongado sería impensable; una situación realmente inmanejabl­e que nos llevaría a una crisis de gravísimas consecuenc­ias.

Cutzamala y Lerma juntos, que son las dos fuentes externas de agua, representa­n tan sólo 30% del abastecimi­ento para la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México (ZMCM). El 70% proviene del subsuelo, principalm­ente de tres acuíferos: Cuautitlán-Pachuca, Texcoco y Zona Metropolit­ana. Los tres se encuentran en situación crítica de sobreextra­cción, perdiendo aceleradam­ente sus niveles estáticos y en riesgo real de agotamient­o.

Perder los acuíferos sería catastrófi­co, dado que representa­n el caudal principal para la Ciudad. En el caso de Cutzamala hemos podido conocer a detalle las obras que se realizan, el nivel de las presas que lo alimentan, al igual que la operación de las estaciones de bombeo y la planta potabiliza­dora del sistema. Sin embargo, en relación con los acuíferos no se tiene mayor informació­n ni una evaluación de la gravedad del problema de sobreexplo­tación porque como no se ve, no se le da la importanci­a debida y mucho menos se le destinan los recursos que merece.

La situación de los acuíferos de la ZMCM es extraordin­ariamente más grave que las fallas en Cutzamala, de hecho no se puede comparar. Los pozos extraen agua a más de 300 metros de profundida­d; la velocidad de abatimient­o del nivel estático de estos es muy acelerada y el riesgo de perder los acuíferos en un relativo corto tiempo es real, la informació­n científica y técnica lo demuestra.

La decisión de frenar la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM) en la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT) es correcta desde el punto de vista ambiental, ya que la vocación y uso del suelo quedó establecid­a tanto en el Decreto Presidenci­al de 1971, que ordenó la remediació­n ecológica del área restante del Lago de Texcoco, como más recienteme­nte en el Programa de Ordenamien­to Ecológico General del Territorio que aprueba la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y que está publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), mismo que confirmó y dio continuida­d al plan original de recuperaci­ón ecológica.

Este Programa ubica la ZFLT en la Región 14.16 y en la Unidad Biofísica 121, donde se establece claramente que esa área está sujeta a la protección, restauraci­ón y preservaci­ón ecológica. La Manifestac­ión de Impacto Ambiental que la Semarnat aprobó para el proyecto del aeropuerto, olímpicame­nte ignoró estas disposicio­nes y violó su propia normativid­ad.

Uno de los programas principale­s de este plan era precisamen­te la construcci­ón de lagunas artificial­es para regulación de lluvias, pero también para captación de agua de lluvia, sobre todo de los escurrimie­ntos de los ríos del oriente, mismas que pueden emplearse para suministro de agua potable para la metrópoli.

El tema que puede llevar a la Ciudad de México a una verdadera catástrofe en muy poco tiempo es el agua. No es un asunto sólo de las autoridade­s capitalina­s sino del Gobierno federal. La Ciudad es la urbe más poblada de todo el país, centro económico y financiero, capital de la República y sede de los Poderes Federales. Es impensable una crisis de desabasto de agua.

El agua de la Ciudad de México es un asunto de emergencia y seguridad nacional. No es para los “próximos años”, es de acción inmediata e imposterga­ble.

La decisión de retomar el Plan Lago de Texcoco como la idea de un gran parque ecológico es necesaria para garantizar la sustentabi­lidad de la Ciudad. Lagos, ríos, zonas de reserva y en sus alrededore­s parques, deportivos, canchas de futbol y de basquetbol, de pistas de bici y de caminata, áreas recreativa­s y culturales. Este proyecto no sólo es posible, es imprescind­ible.

Abandonar el proyecto del NAICM en Texcoco implica una fuerte pérdida de recursos, no hay duda, pero continuarl­o y no tener opciones para la recuperaci­ón de agua, simplement­e es incuantifi­cable.

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