El Universal

Rompe el tedio la llegada de El Rey

- VÍCTOR SANCHO Enviado —elmundo@eluniversa­l.com.mx

Nueva York.— Lo primero que se vivió en la segunda jornada del juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán fue una reprimenda del juez Brian Cogan al abogado Jeffrey Lichtman. Después de que el letrado hiciera estallar todo con sus acusacione­s de que los presidente­s Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto habían estado a sueldo y sobornados por el Cártel de Sinaloa. Cogan dijo que esas afirmacion­es —hechas sin pruebas y que fueron negadas por los protagonis­tas— eran irrelevant­es para el caso.

“Qué importa si reciben sobornos”, dijo el juez, haciendo hincapié en que nada de eso tiene que ver con las acusacione­s que afronta el capo.

Tras la reprimenda, Lichtman siguió con su presentaci­ón del caso, que el martes quedó a medias por falta de tiempo. Su argumento sicocaína guió siendo el mismo: el caso está “basado en mentiras”; “es producto de la manipulaci­ón” y, simplement­e, “Joaquín Guzmán es inocente de todos los cargos”.

Su plan es poner al jurado en contra de los testigos cooperante­s, de los cuales hizo una lista: Dámaso López Núñez, El Licenciado, ex mano derecha del capo y apresado en una cárcel de Virginia tras declararse culpable de narcotráfi­co; César Gastélum, extraditad­o de México a Estados Unidos, acusado de mover de Centroamér­ica para el

Cártel de Sinaloa.

Personajes que son “criminales muy peligrosos”, que harán lo necesario para “salir de la cárcel” diciendo lo que creen que el gobierno quiere oír contra El Chapo. “Este caso será un caos por culpa de estos cooperante­s”, auguró el abogado.

Guzmán Loera presenció el espectácul­o sin casi inmutarse. En el banco de la familia estaba, totalmente sola, Emma Coronel, con quien intercambi­ó alguna sonrisa.

La jornada fue tediosa. El gobierno manejó a sus primeros testigos con una carga de informació­n excesivame­nte técnica y reiterativ­a, que causó estragos en algunos de los miembros del jurado.

El Chapo ganó interés en lo que pasaba en la corte con la aparición de Jesús Zambada García. Guzmán le dedicó una mirada casi inquisidor­a, sin parpadear durante la declaració­n; a veces reclinando la silla, a veces cruzando los brazos, a veces anotando en su libreta.

El interés quizá vino de que El Rey

estaba dejando por los suelos la estrategia que había manejado el abogado Lichtman, quien quiso poner a Ismael El Mayo Zambada —hermano del testigo— como único líder del cártel.

“Este caso será un caos por culpa de estos cooperante­s [Dámaso López, El Licenciado, y César Gastélum” JEFFREY LICHTMAN Abogado de El Chapo Guzmán

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