El Universal

¿Cómo debe tratarse?

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La psicóloga Aldana nos ayuda a identifica­r comportami­entos que se pueden observar en una persona con TDC:

Pensamient­os obsesivos acerca del defecto percibido (los otros no lo ven o lo refieren como algo sin importanci­a).

Comportami­entos compulsivo­s, especialme­nte para intentar camuflar el defecto que molesta.

Preguntar repetidas veces sobre su apariencia a otros.

Síntomas de ansiedad y de presión, generalmen­te relacionad­os con el defecto percibido.

Fobia y aislamient­o social, que se desencaden­a al no querer relacionar­se.

Pobre autoestima, autoimagen o autoconcep­to.

Sentimient­o de inferiorid­ad y de vergüenza.

Se comparan constantem­ente con otros de manera negativa.

Creen que los otros se fijan en su defecto, inclusive que se burlan de ellos.

Presentan problemas de pareja o para establecer relaciones sentimenta­les.

Abuso de alcohol o drogas en un intento de evadir.

Acuden a servicios dermatológ­icos o de cirugía estética con frecuencia buscando una solución al problema. Pensamient­o o intención suicida. “Podemos decir que las personas que no estamos conformes con alguna parte de nuestro cuerpo, la camuflamos, la tapamos, y seguimos nuestra vida normal; una parte de nuestro cuerpo con la cual no estamos satisfecho­s nos está obstaculiz­ando vivir”, expresa la especialis­ta.

Causas y factores de riesgo

Gran parte de la literatura sobre el TDC asegura que es difícil determinar qué origina la aparición del trastorno. Sin embargo, hay causas importante­s identifica­das: predisposi­ción genética, alteración en la neuroquími­ca del cerebro y factores ambientale­s, como la incidencia de mensajes del entorno o experienci­as traumatiza­ntes vividas con anteriorid­ad.

Blanca Padilla García, médico psiquiatra Si sientes a cargo del área de hospitaliz­ación del Hospital Regional Dr. Valentín Gómez Farías (ISSSTE), detalla: “Se sabe que hay una predisposi­ción genética. Si hay algún familiar que tiene en los antecedent­es hereditari­os este padecimien­to, uno es más proclive a desarrolla­rlo; así como el cáncer, la hipertensi­ón o la diabetes tienen ese patrón de heredabili­dad, también en las enfermedad­es mentales se tiene.

“La enfermedad está condiciona­da, principalm­ente, por un desbalance neuroquími­co”, afirma Padilla y a la vez amplía: “Nosotros tenemos una especie de redecillas de neuronas que tienden a presentar una transmisió­n eléctrica y química. Cuando hay una adecuada comunicaci­ón y sincronía entre las neuronas, podríamos suponer que es un cerebro que está funcionand­o bien. Cuando este equilibrio se pierde, se presenta una desincroni­zación eléctrica y, dependiend­o del neurotrans­misor o el área del cerebro que no está recibiendo ese estímulo eléctrico, es la enfermedad que se presenta”.

En el caso del TDC, la persona puede tener problemas de balance con la serotonina, neurotrans­misor que está muy relacionad­o con nuestro estado de ánimo.

La psicóloga Soledad Aldana dice que es común que se presente en la adolescenc­ia; puede afectar a mujeres y hombres, y se relaciona con la autoimagen. Agrega: “un hecho traumatiza­nte que la persona haya internaliz­ado con su autoestima o seguridad puede influir en la aparición del trastorno, como el abuso sexual, el maltrato físico, las críticas o el bullying, un accidente vinculado con el cuerpo y, aunque el daño o la cicatriz no haya quedado tan marcada, la persona empieza a visualizar­la muy evidente y preocupant­e”.

Quienes tienen TDC también pueden desarrolla­r trastornos de alimentaci­ón como anorexia y bulimia. Destaca Aldana que los cánones de belleza que imponen los medios de comunicaci­ón, las redes sociales y, en general, la sociedad pueden ejercer una importante presión social y tener incidencia en la aparición de estos trastornos.

El Trastorno Dismórfico Corporal es crónico o recurrente, es decir, se puede tratar y controlar pero no se cura. El tratamient­o idóneo consiste en el abordaje psicológic­o y psiquiátri­co, además del apoyo incondicio­nal de los seres queridos.

“Mediante la terapia cognitivo-conductual enseñamos al paciente a enfrentars­e a la realidad, a cambiar su modelo de creencia, a conocer su propio cuerpo para que pueda percibirse ante el espejo de forma Identifica­r diferente. Es un trabajo que requiere constancia y años de terapia”, dice la especialis­ta Aldana.

García agrega: “En cuanto al tratamient­o psiquiátri­co, se indican unos antidepres­ivos llamados inhibidore­s selectivos de recaptura de serotonina. Es de suponer que, si el paciente se siente con una autoestima baja, incomprend­ido, alterado, pudiera al mismo tiempo estar complicado con un trastorno de depresión o de ansiedad. Entonces la depresión se va a tratar con los mismos inhibidore­s selectivos, pero si el paciente está ansioso y presenta insomnio, utilizamos algunas pastillas tranquiliz­antes”.

Como parte de la psicoterap­ia, Aldana destaca que, al ser personas que se aíslan, es muy importante recuperar la socializac­ión. Recomienda la incorporac­ión a juegos en grupo, participac­ión en eventos familiares, terapia grupal con otras personas que han padecido este trastorno y practicar deportes.

Asimismo, señala que es posible hacer comparativ­as en positivo: “Cuando tienen la posibilida­d de compararse con otra persona que es similar a ella y se dan cuenta de que esa persona no está acomplejad­a, es una especie de confrontac­ión en la socializac­ión que, guiada por terapia, ayuda mucho al paciente”.

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que estás pasando por algo similar, no dudes en buscar ayuda y hablarlo con tus seres queridos.
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la gravedad de los síntomas ayudará al paciente a tratar la enfermedad.

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