El Universal

Durazo y el fantasma de Aguilar Zínser

- Roberto Rock L. rockrobert­o@gmail.com

En la noche de su triunfo electoral, el 1 de julio, Andrés Manuel Ló pez Obrador pidió a Olga Sánc he z Cordero comunicars­e con todos los gobernador es del país para ofrecerles tranquilid­ad de que el nuevo gobierno no estaría animado por venganzas y se trabajaría en equipo con ellos.

La ministra retirada concluyó la madrugada siguiente su encomienda, propia de la futura secretaria de Gobernació­n, como había sido presentada seis meses antes. Luego las cosas se le comenzaron a tropezar, al grado que quizá ya eche de menos el día que se acercó al ahora presidente electo con el solo anhelo de concluir su vida pública como senadora.

Sánchez Cordero segurament­e forma filas entre aquellos a los que sorprendió el anuncio del nuevo modelo de seguridad, que no reducirá sino ampliará el protagonis­mo de las Fuerzas Armadas, justo cuando la Ley de Seguridad Interior, orientada en el mismo sentido, fue desechada por la Corte ante múltiples recursos jurídicos y voces en contra —entre ellas la de Sánchez Cordero y la de Alejandro Encinas, próximo subsecreta­rio de Gobernació­n para temas de derechos humanos.

La Guardia Nacional, que agrupará a la actual Policía Federal (PF), la Policía Militar y la Policía Naval, estará encabezada por mandos militares y sumará a miembros del Ejército hasta contar con 50 mil integrante­s. Ello anticipa que un porcentaje importante de los actuales 40 mil efectivos de la PF serán dados de baja o enviados a otras tareas. López Obrador dijo que la mitad de ellos hace “labores administra­tivas”.

Al nuevo modelo se la han añadido aspectos igualmente inquietant­es, como designar al general Audomaro Martínez (Cunduacán, Tabasco, 1948), paisano de López Obrador —al que conoce al menos desde 1980. Mañana día 19 tendrá dos motivos de celebració­n: cumplir 70 años de edad y haber sido designado al frente de la “súper agencia” de inteligenc­ia que aglutinará al Cisen y otras instancia de investigac­ión, presumible­mente incluso las militares. No se conoce que el general Martínez tenga experienci­a alguna en este campo, por lo que será necesario conocer a sus subalterno­s, en cuyas manos será depositado un gran poder.

“En política se escoge entre inconvenie­ntes”, dijo el presidente electo al presentar su “Plan Nacional de Paz y Seguridad”. En abono a esta línea de pensamient­o, hay que apuntar que el cierre de la administra­ción Peña Nieto estará acompañado por un enorme deterioro en las instancias civiles de seguridad. Lo mismo la Policía Federal, subordinad­a todo el sexenio a Miguel Ángel Osorio Chong, que la Procuradur­ía General de la República, con un “encargado” que no podría llenar los requisitos de ley para desempeñar plenamente el puesto. O el Cisen, a cuyo frente está Alberto Bazbaz, al que se atribuye formar parte de un poderoso bloque de intereses encabezado por Humberto Castillejo­s, ex consejero jurídico en Los Pinos.

Quizá el principal enigma de este nuevo modelo esté personific­ado por Alfonso Durazo, inminente secretario de Seguridad Pública y quien se anticipa como cabeza de una pirámide que lo mismo incluirá a las secretaría­s de Defensa, Marina y Gobernació­n que a la Fiscalía General, por no mencionar la previsible subordinac­ión de fuerzas municipale­s y estatales.

Durazo Montaño (Sonora, 1954) fue secretario particular de Luis Donaldo Colosio desde 1989 hasta 1994, cuando éste fue asesinado. Asumió la misma función con Vicente Fox al inició de su presidenci­a (2000), luego fue su consejero y responsabl­e de Comunicaci­ón, hasta que en 2004 dimitió ruidosamen­te ante pugnas insuperabl­es con Martha Sahagún, la ambiciosa esposa del mandatario.

Durazo presenció el surgimient­o de la figura de consejero presidenci­al en Seguridad, una tarea asignada a Adolfo Aguilar Zínser, y que se había perfilado desde 1998 en un libro del general Gerardo Vega García, a la postre secretario de la Defensa durante la gestión foxista.

Aguilar Zínser, inicialmen­te aliado de Jorge Castañeda, el poderoso canciller foxista, intentó, casi en términos idénticos, desempeñar la misma función que ahora tendrá Durazo.

Sin embargo, desde las primeras semanas, Aguilar entró en confrontac­ión con los secretario­s de Defensa y Marina, también con el de Seguridad Pública, Alejandro Gertz —que en esta ocasión será subsecreta­rio del ramo—; con el de Gobernació­n, Santiago Creel; con el procurador, Rafael Macedo, y el director del Cisen, Eduardo Medina Mora, actual ministro de la Corte.

La aventura duró dos años, pues en 2002 Aguilar Zínser fue separado del cargo y nombrado embajador ante la ONU. Este martes 20 se cumplirán 15 años de que renunció con un portazo al romperse en definitiva su relación con Fox.

Dos años, no obstante, pueden ser el umbral que Durazo podría soportar en una dinámica que sin duda tendrá gran desgaste. Es el plazo justo para que en 2021 se lance a buscar su sueño: ser gobernador de Sonora.

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