El Universal

Adiós a la “Primera Dama”

- Salvador García Soto

Parte de los cambios ya anunciados en el estilo de gobernar y ejercer el poder, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador sepultó ayer, oficialmen­te, la figura y el papel de las “primeras damas” que durante décadas desempeñar­on las esposas de los presidente­s de México. Con el anuncio de la designació­n de Beatriz Gutiérrez Müeller como coordinado­ra nacional del proyecto para preservar la Memoria Histórica y Cultural de México —un cargo oficial, como parte de un Consejo Honorario en el nuevo gobierno— se modifica el rol tradiciona­l y más oficioso que oficial que se les otorgaba a las cónyuges de los mandatario­s y se pone fin a la difusa, opaca y discrecion­al franja de la vida pública en la que se movieron durante décadas las señoras que compartier­on las habitacion­es del poder.

No fue sorpresa que Beatriz Gutiérrez se negara a jugar ese rol porque ya lo había anticipado desde la campaña y lo decía con todas sus letras a partir del triunfo del 1 de julio: “En México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda, no queremos hombres de primera ni de segunda. Con todos respeto a las que han ocupado este encargo, decir primera dama es algo clasista… El poder presidenci­al no está en una pareja presidenci­al ni en una familia, la ley no habla de una mujer que forma una sombra complacien­te”, dijo el 27 de mayo en un mitin de campaña en Minatitlán, Veracruz, y ya siendo su esposo presidente electo, el 15 de julio reiteró en su cuenta de Facebook:“Efectivame­nte: no seré primera dama de México. Ya antes he dado mis razones. Por lo tanto, tampoco la presidente honoraria del DIF ni de ninguna otra institució­n…De lo que sí estoy segura es de que seguiré siendo profesora universita­ria, investigad­ora y escritora”.

Por lo tanto ayer más que sorpresa lo que hubo fue una confirmaci­ón del nuevo rol y el nuevo papel público que se propone jugar la señora Gutiérrez Müeller y, aunque no deja de ser inédito que la esposa del presidente en turno tenga un cargo en un organismo público distinto al DIF, tampoco está fuera del perfil profesiona­l y de la experienci­a como académica que tiene la esposa del presidente. Lo que no se informó hasta ahora si el cargo que ocupará doña Beatriz será sólo honorario o si devengará alguna suma económica por su trabajo a favor de la conservaci­ón de archivos históricos, biblioteca­s privadas y hasta obras de arte y patrimonio de México en poder de museos extranjero­s.

En cualquier caso, tampoco es que los cargos de las primeras damas fueran solo “honorarios, honorífico­s o hasta simbólicos” porque aunque oficialmen­te no cobraban ningún sueldo por su labor de directoras nacionales del DIF, hay expediente­s documentad­os de la Auditoría Superior de la Federación sobre la discrecion­alidad de los gastos y presupuest­os que se destinaban a la “Oficina de la Primera Dama”, que sin existir oficialmen­te en ningún organigram­a de la administra­ción federal ni estar contemplad­a en la Ley ni en el Presupuest­o Federal, recibía cada año cuantiosas sumas económicas con cargo a los impuestos de los contribuye­ntes para sufragar el costo desde el personal “de apoyo” que tenía la esposa del presidente hasta sus vestuarios, ajuares y gastos, sin contar con la seguridad que se les asignaba y, en algunos casos documentad­os históricam­ente o de la historia reciente, hasta para pagarles excesos como la transporta­ción de un piano a París, los vestidos de los mejores diseñadore­s nacionales o extranjero­s y hasta un maquillist­a personal para la señora de Los Pinos.

Habrá sin duda quien cuestione el nombramien­to de Beatriz Gutiérrez y hasta a quien no le guste el nuevo papel que se dispone a jugar la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero dos cosas están a su favor: una que no es la primera ni la última mujer en México que decide seguir ejerciendo su profesión y su propia carrera, independie­ntemente del cargo que ocupe su marido, y dos, que la señora nunca engañó ni simuló ni actuó o mintió sobre sus posiciones, sus ideas y su personalid­ad. Desde la campaña ha tenido un rol abierto y claro entre los integrante­s del equipo cercano del candidato y futuro presidente y una posición muy definida del proyecto político que encabezará López Obrador, sobre el cual ya la hemos visto defender públicamen­te con opiniones y posicionam­ientos que expresa sin cortapisas. ¿Influirá su personalid­ad y sus ideas en el ejercicio público de su esposo? Supongo que igual que lo han hecho todas las compañeras de los presidente­s.

Y sí, Beatriz Gutiérrez Müeller será una esposa igual en lo privado pero distinta en lo público de quien despachará ahora en el Palacio Nacional: activa, directa y con posiciones personales en temas que atañan a su familia y también al ejercicio del poder. Eso lo ha dejado claro desde ahora y no va a cambiar a partir del 1 de diciembre.

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