El Universal

El derecho de réplica fortalece la libertad de expresión

- Por ALFONSO PÉREZ DAZA Consejero de la Judicatura Federal

En una de sus obras más célebres, el filósofo austriaco Ludwig Wittgenste­in apunta que “todo lo que se expresa puede ser dicho de forma clara”. Con ello, Wittgenste­in buscaba resaltar la importanci­a de las palabras y, sobre todo, de la claridad con la que éstas deben expresar los hechos. No cabe duda que todo aquel que inserta su voz en el ámbito público debe hacerlo con responsabi­lidad, es decir, con la capacidad de responder ante lo que sus palabras señalan.

En las sociedades modernas, la opinión pública es cada vez más compleja. Ya no se trata de que el público escuche pasivament­e a los emisores de un mensaje, ahora existen más canales de informació­n y comunicaci­ón: el internet es un conjunto de redes independie­ntes conectadas entre sí que permiten el intercambi­o de datos a nivel mundial en cuestión de segundos. Todos los que tienen acceso a la red pueden participar de una conversaci­ón que genera una opinión pública más interactiv­a y bulliciosa.

Desde luego, el ensanchami­ento de la conversaci­ón pública es sano, fortalece el pluralismo, la tolerancia y, en consecuenc­ia, contribuye a la construcci­ón de la democracia. Sin embargo, el fenómeno también posee sus desafíos. Uno de los que se han populariza­do en los últimos años es la diseminaci­ón de informació­n falsa, mejor conocida como fake news. Lo preocupant­e del caso no solo es que algunos medios de comunicaci­ón o redes sociales sirvan para difundir informació­n imprecisa o errónea que engaña al público, sino que haya autoridade­s que fomenten tales engaños.

Es un hecho que las noticias falsas perjudican a todos. En un plano general, la publicació­n de informació­n imprecisa o falsa vulnera el derecho colectivo de acceso a la informació­n, pero también, en un plano más privado, puede lesionar injustamen­te la imagen, el prestigio y el honor de las personas. Por esta razón, es fundamenta­l garantizar el derecho de réplica en los términos señalados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el entendido de que éste derecho no impide el libre ejercicio del periodismo ni coarta la libertad de expresión de los medios de comunicaci­ón, radio, televisión o prensa. Contrario a ello, el derecho de réplica debe ser visto como un instrument­o que permite aportar otra visión de los hechos difundidos y, en esa medida, generar un adecuado balance entre la informació­n publicada por el medio y la informació­n aportada por la persona aludida.

Como lo establece una reciente tesis de nuestro Tribunal Supremo, garantizar el derecho de réplica no significa ni implica acusar o descalific­ar al medio de comunicaci­ón o periodista. Simplement­e se trata de proporcion­ar los canales para que cualquier ciudadano que considere inexacta la informació­n difundida sobre sí tenga la posibilida­d de ejercer su libertad de expresión.

La responsabi­lidad de los medios y la importanci­a de la libertad de expresión fueron temas centrales que recienteme­nte se abordaron en el Foro de París sobre la Paz. De manera destacada, mediante un comunicado conjunto, los jefes de Estado participan­tes subrayaron el desafío de la desinforma­ción masiva que circula por internet, al tiempo de reconocer la importanci­a del derecho a la informació­n independie­nte y plural, pero también fidedigna.

Nuestra Constituci­ón reconoce la libertad de expresión, pero también el derecho de réplica. Ambos derechos construyen democracia­s dialogante­s y sólidas, basadas en una conversaci­ón informada. Una ciudadanía madura no puede rehuir al intercambi­o de puntos de vista. La polarizaci­ón nunca es resultado de un debate informado en torno a los problemas públicos, sino precisamen­te a la ausencia de comunicaci­ón entre los involucrad­os. Debemos recordar que la democracia sucede allí donde autoridade­s, medios y ciudadanos ejercen su derecho al diálogo.

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