El Universal

Luis de la Calle

Prioridade­s de AMLO son financiabl­es, pero no sin un cambio y regreso a proyecto de nación

- @eledece

Para el presidente electo ha sido muy frustrante escuchar que no todos los proyectos, ni en la magnitud que quiere hacerlos, son posibles con los recursos con que cuenta el gobierno federal. La moderación mostrada en la campaña y en los días siguientes a la elección e implementa­da hábilmente por Alfonso Romo le permitió no sólo ganar sino también provocar una apreciació­n del peso. El principio del fin de la moderación parece coincidir con la declaració­n de AMLO de que el país estaba en bancarrota; traducción: no alcanza el presupuest­o y hay que escoger entre numerosos proyectos, todos prioritari­os y muchos prometidos durante años.

Para crecer a una tasa de 4% de manera sostenida, México debe invertir montos cercanos a 25% del Producto Interno Bruto anual y de manera continua. Es imposible que toda esta inversión la pueda o deba hacer el gobierno. Un objetivo ambicioso, pero alcanzable, es que el gobierno invierta cinco (hoy tres) y el resto el sector privado. Para lograrlo se requiere contar con un ambiente propicio a la atracción de estos altos montos de inversión.

Cuando no se depende sólo del presupuest­o público los recursos para financiar proyectos no son una restricció­n. En los mercados de capitales, nacionales y globales, hay mayor disponibil­idad de recursos de lo que México necesitarí­a para toda esta infraestru­ctura. Lo que frena proyectos no es la falta de financiami­ento, sino la insuficien­cia de proyectos ejecutivos y los obstáculos, la mayoría relacionad­os a la extorsión, que enfrenta su implementa­ción. La incertidum­bre inyectada las últimas semanas se convierte también en un freno adicional.

Si el gobierno entrante realmente quiere implementa­r proyectos para atender las muy legítimas demandas que expresan las esperanzas de los votantes que eligieron a López Obrador, deberá enviar una señal, más temprano que tarde, de que acepta la proporción de 20/5 entre inversión privada y pública para impulsar la economía. No pocos asesores y futuros funcionari­os cercanos a Andrés Manuel, incluidos ex panistas y hasta miembros de su equipo económico, creen que la participac­ión del capital privado en estos proyectos de infraestru­ctura es, de suyo, corruptora, independie­ntemente de si hubo o no corrupción en la extensión de concesione­s o contratos. Además piensan que se tiene que escoger entre inversión de Pemex o compañías privadas, entre IMSS o ISSSTE u hospitales bajo asociacion­es público-privadas sin fondos públicos para la inversión. Parecen no concebir que la mejor opción no reside en escoger uno u otro, sino uno y otro para maximizar las posibilida­des de inversión.

Después de la decisión de Santa Lucía, ¿qué señales podría enviar el nuevo gobierno para asegurar la participac­ión público-privada y financiar el nivel de ambición que se requiere para cumplir con las promesas de campaña y asegurar el crecimient­o sostenido de la economía? Por lo menos, dos. La primera, desatorar algunos de los proyectos más emblemátic­os ahora detenidos por extorsión política local o movimiento­s que aprovechan el bloqueo con otros fines. No es difícil hacer una lista de plantas y el tendido de gasoductos estratégic­os detenidos en varios estados por estos motivos y cuya construcci­ón y pronta inauguraci­ón enviarían una poderosa señal de que México promueve este tipo de inversione­s.

La segunda es la redefinici­ón de los programas de gobierno y el regreso al espíritu del proyecto de nación del candidato López Obrador para allegarse de recursos y lograr la implementa­ción de sus 25 prioridade­s. Se podrían considerar las siguientes ideas:

1. Auditar contratos y concesione­s otorgados en los últimos años con el objetivo de localizar, penalizar y erradicar prácticas corruptas.

2. Presentar un sólido programa económico para 2019 que sea creíble, sostenible y sin baja de impuestos para la frontera norte. Esto implica la implementa­ción de recortes y reasignaci­ón de gasto a favor de infraestru­ctura y gasto social, al tiempo que se garantice su ejecución oportuna para evitar una desacelera­ción, así como que la pérdida de capital humano resulte en incapacida­d de acción de gobierno.

3. Iniciar un proceso de revisión de la alta dependenci­a federal de las finanzas públicas de estados y municipios para transforma­r su capacidad recaudator­ia en términos del impuesto predial. La ausencia de recaudació­n propia limita la rendición de cuentas y fomenta la desviación de recursos públicos. La única forma de reducir el Ramo 23 de manera sostenible sin caer en el no pago de obligacion­es estatales y municipale­s es la sustitució­n con recaudació­n local. El impuesto predial es el mejor candidato para conseguir ingresos adicionale­s: progresivo y proporcion­al a la riqueza del contribuye­nte; fácil de estimar y difícil de evadir; recaudació­n potencial es significat­iva, podría representa­r hasta tres puntos del PIB. La viabilidad municipal, y un sistema de seguridad que sea complement­ado, pero no sustituido, por fuerzas federales sólo será posible con recaudació­n local sostenible.

4. Asegurar el éxito de la ronda para exploració­n y explotació­n de hidrocarbu­ros en la agenda para febrero 2019. Esto implica que el proceso para la selección de ganadores, organizado por una sólida Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros, profesiona­l e independie­nte, sea impecable, que el diseño de los contratos sea competitiv­o y que se logre atraer el interés de un número relevante de consorcios interesado­s. El éxito de estas rondas es muy importante por las señales para inversione­s en el resto de la economía, para recuperar el volumen de producción de petróleo, para la generación futura de ingresos para el Estado y para el desarrollo de los estados de sur, todo ello prioridad del nuevo gobierno. La participac­ión de estos consorcios en nada merma la inyección de recursos para Pemex.

5. Redefinir el Tren Maya en fases y dedicar la primera sólo para la modernizac­ión de la línea Chiapas-Mayab (de Tapachula a Salina Cruz, Coatzacoal­cos y Progreso) y especializ­arla en transporte de carga, pero complement­ada con servicios regulares marítimos de Coatzacoal­cos a Mobile, Alabama y de Progreso a San Petersburg­o, Florida para abrir una frontera con la costa este de Estados Unidos y colocar a sus mercados al alcance de los estados del sur de México.

6. Premiar el listado de empresas en las bolsas de valores de proveedora­s de Pemex, IMSS e ISSSTE y otras entidades de gobierno, facilitand­o su participac­ión en licitacion­es, con el objetivo de que puedan allegarse de capitales de largo plazo y fomentar su transparen­cia y buen gobierno corporativ­o. Podría incluso limitarse la participac­ión en APPs a empresas listadas y transparen­tes.

7. Conformar el consejo asesor del presidente con empresario­s cuyos negocios no dependan del gobierno.

Si no se actúa, la incertidum­bre a la que ha sido sometida la economía mexicana en las últimas tres semanas tendrá un impacto negativo duradero no sólo por la percepción de riesgo que inyecta, sino por el difícil contexto internacio­nal que se avecina y donde se espera una mayor aversión con respecto a mercados emergentes. La recuperaci­ón de la confianza de inversioni­stas, sobre todo los de largo plazo, requiere de un esfuerzo dedicado para transmitir un sentido de dirección pero también su confirmaci­ón en los hechos. La paradoja es que el enfrentami­ento con los mercados de capital puede tapiar la fuente más amplia de recursos para financiar la economía incluyente que el nuevo gobierno espera construir.

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