El Universal

José Luis Luege

Recuperar las 200 hectáreas robadas a la Zona Federal

- @JL_Luege

Una vez concretada la cancelació­n del nuevo aeropuerto, se debe volver al plan original de rescate ecológico de la zona y la recuperaci­ón del lago Nabor Carrillo como lago de espejo permanente de agua, hábitat de aves migratoria­s y generador de un microclima favorable para el oriente de la zona metropolit­ana.

El lago Nabor Carrillo tiene una superficie de mil hectáreas y está rodeado por áreas libres de la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT). En el lado sur, se encuentra un área conocida como los Tlateles que conforman un espacio de amortiguam­iento entre el lago y la zona urbana del municipio de Chimalhuac­án. Este espacio, ya de por sí muy reducido, es fundamenta­l mantenerlo libre para dar seguridad a la población frente al riesgo de inundacion­es y para protección de las aves migratoria­s en la temporada de arribo.

La ZFLT ha sido reconocida en varios convenios internacio­nales como Zona de Protección y Anidación de Aves Migratoria­s.

Cuando en 2014 se anunció el arranque del NAICM, además se presentó el proyecto para la construcci­ón de lagunas de regulación, dos de las cuales se ubicaban en la zona de los Tlateles. Es evidente que por razones de seguridad no debería haber ningún tipo de desarrollo alrededor de este tipo de lagunas. Pese a ello, la Secretaría de Gobernació­n preparó un plan para desincorpo­rar 200 hectáreas de la ZFLT, precisamen­te del lado de los Tlateles.

El 21 de julio de 2016, se publicó en el DOF el Acuerdo del Instituto de Administra­ción y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin), donde se destinaron 30 hectáreas (ha) de los Tlateles al municipio de Chimalhuac­án para la construcci­ón de un centro deportivo, 20 ha para una universida­d y 150 ha para desarrollo­s industrial­es sin ninguna especifica­ción.

Dentro de los consideran­dos, el Indaabin inició reconocien­do que los Tlateles son bienes del dominio público de la Federación. Más adelante, da cuenta de dos oficios del municipio del mes de junio de 2016, ambos contradict­orios: el primero, donde “hace constar” que el inmueble no se considera monumento histórico o artístico de acuerdo a un criterio del Comité del Patrimonio Inmobiliar­io Federal y Paraestata­l; y en el segundo oficio, DLUS/054/2016 del 3 de junio de 2016, se le informa al Indaabin que el municipio expidió una Constancia de Uso de Suelo, autorizand­o el uso de equipamien­to para recreación y deporte. En ninguno de los casos tiene facultades el municipio.

El municipio primero determinó el uso del suelo sobre un terreno que es federal y sobre el cual no tiene competenci­a y después el Indaabin simplement­e “cedió” los terrenos sin ninguna considerac­ión.

Esta “donación” representa un fraude evidente contra los bienes nacionales, mismo que debe revertirse y no debería quedar impune. Se justificó la donación argumentan­do que en el sitio se construirá un parque industrial y deportivo en beneficio de la población del municipio, pero en realidad se trata de una operación fraudulent­a, movida por intereses económicos e inmobiliar­ios donde están involucrad­as autoridade­s municipale­s y de la Subsecreta­ría de la Segob, con la conocida organizaci­ón Antorcha Campesina.

Lamentable­mente, al revisar la documentac­ión sobre esta decisión, nos encontramo­s con oficios y acuerdos de dependenci­as federales que en lugar de cumplir con su obligación de vigilar y proteger los bienes propiedad de la nación, se convirtier­on en cómplices de una operación violatoria de las leyes y de la propia Constituci­ón.

Todos los decretos presidenci­ales y planos publicados en el DOF que delimitaro­n la ZFLT demuestran contundent­emente que los Tlateles son y siempre han sido terrenos federales propiedad de la nación.

Incluso, desde 1936 se estableció por decreto presidenci­al la invalidez de cualquier título de propiedad sobre los terrenos de la desecación del lago de Texcoco y posteriorm­ente, en los decretos de 1971 y de 1982, se dio absoluta certeza sobre los linderos, límites y superficie­s de la Zona Federal.

El Indaabin actuó en contra de su vocación, violando la Ley General de Bienes Nacionales, donde se establece la responsabi­lidad de administra­ción, vigilancia, control y protección de los bienes nacionales. Ningún oficio o acuerdo de esta dependenci­a que pretenda “ceder” terrenos nacionales tiene validez sobre los decretos presidenci­ales que ordenan su protección y vigilancia; son ilegales y son inconstitu­cionales.

Hacemos un llamado para que se investigue y se revierta este fraude escandalos­o.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico