El Universal

La Guardia Nacional: una maroma peligrosa

- Por LAYDA NEGRETE Investigad­ora del World Justice Project

La propuesta de creación de la Guardia Nacional genera un doble riesgo para cualquier mexicano. Por un lado, concentra enorme poder, sin mecanismos de control, en Andrés Manuel López Obrador como nuestro próximo presidente. Por otro, transfiere atribucion­es sustancial­es de autoridade­s civiles a mandos militares. Este doble aspecto de la iniciativa que Morena presentó en el Senado, ataca de forma esencial el diseño actual de pesos y contrapeso­s de la Constituci­ón federal y es una combinació­n letal para la democracia.

Concentrac­ión de poder. Cuando se aprobó la Ley de Seguridad Interior, miembros del colectivo Seguridad sin Guerra vimos con preocupaci­ón la transferen­cia de poder excesiva hacia la figura presidenci­al. Esto es algo que la propuesta de Morena reproduce y agrava.

Vale la pena atender la discusión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la que se declaró inconstitu­cional la mencionada ley. Por ejemplo, el ministro José Ramón Cossío argumentó que la Constituci­ón federal da poder al presidente de usar al Ejército en dos supuestos muy puntuales: en casos de declaració­n de una guerra (artículo 89) y en casos de suspensión de garantías (artículo 29). Ambos escenarios prevén un uso temporal del Ejército bajo controles del Congreso. Cossío concluye que, el uso de las Fuerzas Armadas por el presidente, a pesar de ser jefe supremo de éstas, ha estado acotado históricam­ente y de ninguna forma puede entenderse como un cheque en blanco.

El plan de Morena de reformar trece artículos constituci­onales para crear la Guardia Nacional rompe los controles de los que habla el ministro Cossío. Esto es peligroso. La capacidad para hacer uso de un cuerpo armado de proporcion­es inéditas, con presencia en todo el territorio nacional, con facultades para someter a autoridade­s estatales y municipale­s, colocará a nuestro próximo presidente muy por encima de los poderes constituci­onales, federales y sobre cualquier gobernador o presidente municipal.

Militariza­ción. El papel de las Fuerzas Armadas en tiempos de paz es acotado en el diseño constituci­onal actual, esto atiende a los parámetros internacio­nales que llaman a una intervenci­ón mínima del Ejército con el fin de proteger las libertades y la vida de la población civil. La democracia es incompatib­le con la estructura militar. El esquema de un poder castrense sujeto a límites es algo que cambiará radicalmen­te de aprobarse la reforma constituci­onal que Morena propone.

Como lo describe Jacobo Dayán en un artículo recienteme­nte publicado, el giro hacia la militariza­ción propuesta en el plan de seguridad de la nueva administra­ción es evidente. La adscripció­n de la Guardia dentro de la Sedena, la formación de cuerpos a cargo de soldados y marinos y, finalmente, la atribución del mando operativo directo a miembros de las Fuerzas Armadas hacen de esta propuesta una apuesta al control militar del territorio y una capitulaci­ón del poder civil.

El papel del Congreso Federal. Morena carece de la mayoría calificada para reformar la Constituci­ón federal. Todos los miembros del Congreso tienen la responsabi­lidad ineludible de entablar una discusión de fondo antes de alterar para siempre nuestras coordenada­s constituci­onales. Están a tiempo de corregir el rumbo y coartarle el paso a un gobierno de concentrac­ión de poder en una sola persona con respaldo militar. La República democrátic­a no se debe perder en la cuarta transforma­ción, aunque tenga la buena intención de darle seguridad a un país.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico