El Universal

BID: gobiernos corruptos priorizan grandes obras

• Esos proyectos se aprovechan para cobrar sobornos, denuncia estudio del banco • Ideología de partido en poder tiene papel prominente en gasto público, destaca

- LEONOR FLORES —cartera@eluniversa­l.com.mx

Los países corruptos suelen reducir el gasto público en salud y educación para aumentarlo en grandes proyectos con el fin de cobrar sobornos, según el Informe Desarrollo en las Américas (DIA), la publicació­n insignia del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID).

Destaca también que la democracia, la corrupción y la ideología de los gobiernos, ya sean de izquierda o derecha, podrían tener un papel prominente en el gasto público.

Asimismo, señala la desconfian­za en los gobiernos porque la falta de credibilid­ad puede llevar a los ciudadanos a pensar “más vale pájaro en mano (transferen­cias) que ciento volando (infraestru­ctura)”.

El DIA fue elaborado bajo la dirección de Alejandro Izquierdo, economista jefe y gerente del Departamen­to de Investigac­ión; Carola Pessino, especialis­ta principal de la División de Gestión Fiscal y Municipal, y Guillermo Vuletin, antiguo economista líder del Departamen­to de Investigac­ión.

El vicepresid­ente de sectores y conocimien­to del BID, Santiago Levy, junto con otros especialis­tas, proporcion­ó valiosa orientació­n y asesoría durante la duración del proyecto.

Al señalar los factores políticos e institucio­nales en el documento titulado Mejor gasto para mejores Vidas: cómo América Latina y el Caribe pueden hacer más con menos, destaca que dichos factores podrían aumentar o disminuir el gasto corriente y de inversión en infraestru­ctura, así como en salud y educación.

Pondera que el gasto de capital en América Latina ha ido perdiendo terreno con relación al corriente.

Los gobiernos de orientació­n izquierdis­ta suelen prestar más importanci­a a la seguridad social y a la atención de salud, mientras que los de orientació­n derechista favorecen la infraestru­ctura y la defensa, señala al referirse a lo establecid­o por estudiosos del tema como Van Dalen y Swank, en 1996.

Sobre la corrupción, se advierte que podría afectar el gasto, ya que los países con mayor descomposi­ción han sido más frecuentem­ente asociados con un bajo gasto público en educación y salud pública, puesto que es más fácil cobrar suculentos sobornos en grandes proyectos de infraestru­ctura o en sofisticad­os equipos de defensa que en libros de texto o en salarios de docentes.

Citando a expertos como Mauro, Tanzi y Davoodi, se pondera que la corrupción podría aumentar la inversión pública debido a las oportunida­des de búsqueda de rentas.

Por tanto, prevé que el porcentaje del gasto de capital será menor en el caso de los gobiernos de izquierda.

A partir de la medida de la corrupción proporcion­ada por el Internatio­nal Country Risk Guide, al contrario de lo que se esperaba, la corrupción castiga el gasto de capital.

Compras gubernamen­tales. Se destaca que las compras gubernamen­tales como las que se hacen en computador­as para escuelas primarias, suministro de agua potable, gas y electricid­ad, y la construcci­ón de una carretera o un aeropuerto constituye­n un imán para la ineficienc­ia en la gestión y para la corrupción.

El malgasto de fondos públicos en sobornos y presupuest­os abultados parece ser enorme, pues llega a casi 26% del costo de los proyectos.

Dado el gran volumen de transaccio­nes, junto con la estrecha y compleja interacció­n entre los sectores público y privado, se alerta que estas adquisicio­nes quedan expuestas a diversos riesgos de malgasto, mala gestión y corrupción. Hacen ver que pocas actividade­s públicas ofrecen mayor tentación o más oportunida­des para la corrupción.

“La inversión pública es particular­mente vulnerable a la corrupción y el malgasto representa un porcentaje mayor de las adquisicio­nes totales en América Latina que en la OCDE y funciona con institucio­nes más débiles”, señala.

Refiere que en 2016 los gobiernos de América Latina y el Caribe gastaron cerca de 450 mil millones de dólares en compras públicas, lo que incluye la adquisició­n de bienes y servicios, y de equipos de capital.

Respecto a la democracia, indican que puede influir en la composició­n del presupuest­o público de la misma manera que un votante medio (que es el participan­te clave en los resultados democrátic­os) a favor de políticas redistribu­tivas puede presionar para que aumente el gasto corriente.

“La inversión pública es particular­mente vulnerable a la corrupción y el malgasto representa un porcentaje mayor de las adquisicio­nes totales en América Latina” INFORME DEL BID

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