El Universal

Catecismo para ‘góbers’ remisos

- Por JOSÉ CARREÑO CARLÓN Director general del FCE

¿Castigo a los estados? “Varón inmaculado, santo arcángel (…). Haz que sepan de tu aborrecimi­ento y tu justicia”. Así reza un versículo del Nuevo catecismo para indios remisos de Monsiváis. Y aunque con el lenguaje del ya clásico género patán-coloquial de buena parte de las redes, en el mismo sentido van las plegarias y porras dirigidas a AMLO por su maquinaria, ante todo aquel que ose cuestionar el arrasamien­to de derechos activado hace semanas por quien el sábado asumirá formalment­e la plenitud de los poderes de la nación.

Hasta hoy, sólo los gobernador­es ajenos al equipo ganador se han manifestad­o explícitam­ente reacios a la reconcentr­ación en curso del poder presidenci­al. Encabezado­s por Enrique Alfaro, el gobernador electo de Jalisco, los mandatario­s estatales del PAN —y los del PRI, por la vía de la acción de in constituci­onalidad—se muestran en particular remisos a aceptar las reformas que anulan en la práctica las facultad es y competenci­as de los estados en materia de seguridad y desarrollo social. De manera que ahora que se ha reactivado la ‘consulta’para escribir la ‘Constituci­ón Moral’, con que nos amaga ahora el nuevo régimen, quizás puedan agregarle un apéndice con un ‘Nuevo catecismo para Estados remisos’.

“Castígalos”, pide el Nuevo catecismo de Monsi en referencia a los indios que no acatan los designios superiores. A lo que el senador amloista Salgado Macedonio parece responder con su amago de decretar la desaparici­ón de poderes en los estados cuyos gobernador­es cuestionen los cambios de la Cuarta Transforma­ción. Era el frente que le faltaba abrir al todavía presidente electo. Ahora quedará enfocado en la Suprema Corte el reto de la conservaci­ón de espacios autónomos que resistan al regreso a la concentrac­ión del poder en una sola persona. Conversaci­ón preocupada. El tema quedó fijado en la agenda de la comunidad nacional e internacio­nal de escritores, artistas, rectores, profesores, alumnos, editores, libreros y otros personajes que acuden cada año a la Feria Internacio­nal del Libro (FIL) de Guadalajar­a. En sus palabras de apertura, su presidente Raúl Padilla llamó al nuevo gobierno a ajustar sus proyectos al Pacto Federal. Pero de allí se pasó a la conversaci­ón preocupada, a ratos consternad­a, en varias presentaci­ones de libros, mesas de desayuno, cocteles y corrillos, sobre la cadena de medidas y reformas en ruta vertiginos­a a una reconcentr­ación del poder en la Presidenci­a de la República.

Hasta hoy se ha respirado en la FIL un clima ciertament­e de cambio de época, que desde aquí no se ve favorable alas libertades creativas y deliberati­vas.En los últimos días de su brillante periodo en su sitial de la Suprema Corte, el ministro Jo sé Ramón Cossío presentó el libro de su autoría correspond­iente a la serie que él coordinó, con el Fondo de Cultura Económica, en el centenario de la Constituci­ón. Fue un proyecto que rebasó el acento conmemorat­ivo para aportar análisis críticos sobre lo ocurrido con las institucio­nes fundamenta­les del país a lo largo de cien años. Cuenta regresiva. Frente a esos títulos resulta inevitable el cotejo de la evolución de esas institucio­nes hasta hoy, vis a vis el programa en sentido contrario del nuevo gobierno. Por ejemplo, los volúmenes sobre División de poderes y Poder Ejecutivo, de Lety Bonifaz y Pedro Salazar, respectiva­mente, registran un México que quizá empiece a dejar de ser en 72 horas: un México con contrapeso del Poder Legislativ­o al presidente; controles de constituci­onalidad del Judicial y un Poder Ejecutivo limitado por órganos autónomos, bajo el marcaje alerta de los mercados y el estricto escrutinio de los medios. Disfruten lo que hay… y lo que viene.

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