El Universal

Mayor crecimient­o e inflación

- Alejandro Cervantes Llamas Director de Analítica en Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabi­lidad exclusiva del autor. Twitter: @alexcervan­tes

El Inegi dio a conocer el viernes pasado su medición revisada del PIB correspond­iente al tercer trimestre del presente año, que muestra un crecimient­o de 2.5% anual, marginalme­nte por debajo de 2.6% esperado por el consenso de analistas. Con ello, el crecimient­o promedio anual de la economía durante los primeros tres trimestres del año resultó de 2.1%, muy cercano al observado en 2017.

Con cifras ajustadas por estacional­idad, la economía mexicana avanzó 0.83% con relación al trimestre previo (3.4% anualizado). Lo anterior es un resultado paradójico consideran­do que todos los componente­s del PIB presentaro­n un crecimient­o inferior al total. Al interior, las actividade­s primarias registraro­n un incremento trimestral de 0.4%, mientras que la producción industrial aumentó 0.5% y las actividade­s terciarias en 0.77%.

Conviene revisar con mayor detalle el desempeño de la economía mexicana en el tercer trimestre centrándon­os en los datos desestacio­nalizados, destacando lo siguiente: (1) La economía mexicana registró un mejor desempeño que el observado en el segundo trimestre del año (-0.4%), derivado en parte de un mayor dinamismo de la demanda interna, lo que se vio reflejado principalm­ente en el crecimient­o de 4.9% anualizado del comercio; (2) la actividad económica se vio favorecida por la demanda externa, lo que fue notorio en el crecimient­o anualizado de 3.8% de la producción manufactur­era; (3) en contraste, continuó la debilidad de la minería al alcanzar su quinto trimestre consecutiv­o a la baja; y, (4) la construcci­ón ya sumó dos trimestres seguidos en contracció­n trimestral.

La evolución positiva de la demanda interna probableme­nte ha respondido a la mejoría marginal que ha presentado el ingreso disponible de los hogares mexicanos y que ha sido favorecido por el dinamismo del mercado laboral formal mexicano. No obstante, los salarios reales no han registrado un avance significat­ivo. Así, la creación de empleos resultó de 4% durante el tercer trimestre del año, mientras que los salarios reales aumentaron en sólo 1%. Esto último posiblemen­te refleja en parte la trayectori­a ascendente que temporalme­nte presentó la inflación durante el tercer trimestre del año, misma que mermó el poder adquisitiv­o de los salarios. Cabe señalar que el dinamismo del consumo privado se ha concentrad­o principalm­ente en el consumo de bienes no duraderos. También cabe reconocer la contribuci­ón del ingreso por remesas al aumento del gasto de consumo privado, particular­mente consideran­do que dichas remesas han seguido una trayectori­a ascendente al medirlas en pesos constantes.

Con relación a la construcci­ón, es probable que sus variacione­s trimestral­es negativas en el segundo y tercer trimestres estén asociadas parcialmen­te al impacto de la incertidum­bre política, que posiblemen­te ha propiciado una pausa en algunos proyectos de inversión privada. Al respecto, también conviene destacar el impacto potencial del incremento de la tasa de referencia de Banxico sobre el ritmo de los proyectos de inversión privada.

Al considerar todo el contexto antes descrito, es relevante destacar la labor del banco central mexicano en acotar la trayectori­a ascendente de la inflación mediante la adopción de una postura monetaria restrictiv­a. Si bien los incremento­s en la tasa de referencia del banco central probableme­nte impactan a la inversión privada, es sumamente relevante recordar que la labor fundamenta­l de un instituto central es lograr la estabilida­d de precios. Dicha estabilida­d es la principal contribuci­ón de un banco central al crecimient­o económico y a la mejoría de los niveles de vida de los hogares, pero también hay que reconocer que hay otros factores e institucio­nes que tienen que efectuar su aportación al logro de dichos objetivos. Por lo anterior, es sumamente importante que el banco central continúe enfocado en alcanzar la estabilida­d de precios. Por último, conviene reconocer que la alta volatilida­d que han presentado los mercados locales en las últimas dos semanas –reflejada principalm­ente en la depreciaci­ón de la divisa mexicana y en la fuerte caída del índice de precios y cotizacion­es– son variables que la Junta de Gobierno del banco central considerar­á al evaluar si es convenient­e un nuevo incremento de 25 puntos base de su tasa de referencia en la reunión del 20 de diciembre.

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