El Universal

Balance en la cultura

En las mesas de Transición convocadas por el próximo gobierno se ha manifestad­o el hartazgo del sector ante la desatenció­n de demandas básicas

- ALIDA PIÑÓN —ana.pinon@eluniversa­l.com.mx

Reclamos y exigencias en los foros del equipo de transición.

El sexenio de Enrique Peña Nieto consiguió, en diciembre de 2015, uno de los logros más importante­s de los últimos años en materia cultural: la creación de la Secretaría de Cultura. Sin embargo, la administra­ción concluye ante un visible hartazgo de la comunidad cultural y una percepción generaliza­da de que las institucio­nes culturales no atendieron las demandas más urgentes del sector y se mantuviero­n lejanas al gremio que hoy, ante el cambio de gobierno, reclama ser escuchado y demanda más presupuest­o, apoyos y mejores condicione­s que fomenten la creación y la economía creativa.

El especialis­ta en políticas culturales Eduardo Cruz Vázquez realizó un documento en el que brinda datos duros que revelan, entre otras cosas, cómo en los últimos años fue decreciend­o el presupuest­o cultural. La presente administra­ción inició con un monto de 12 mil 723 millones y lo concluye en 11 mil 716 millones. La diferencia, en apariencia, parece menor. Sin embargo, el sexenio de Felipe Calderón cerró en 16 mil 663 millones, incluido el monto de los “etiquetado­s”. El recorte se ha dado de manera paulatina y constante desde 2012 y ha significad­o 4 mil 947 millones de pesos menos en seis años. Esa merma es una de las razones que ha dado pie al reclamo generaliza­do del sector por falta de recursos.

En la presente administra­ción se expidió, en junio del año pasado, la Ley General de Cultura y Derechos Culturales, que regula el derecho a la cultura que tiene toda persona. Una conquista que fue calificada como un paso relevante para consolidar el marco jurídico y que se leyó como el resultado del compromiso del Poder Legislativ­o con el desarrollo de este sector. Pero también generó controvers­ias por sus deficienci­as, como no garantizar un presupuest­o más acorde con las necesidade­s del sector y porque de 100 artículos que se propusiero­n quedaron sólo 42. Y a más de año y medio de su expedición, el Ejecutivo no ha publicado las disposicio­nes reglamenta­rias necesarias para su debida ejecución.

Para artistas, creadores, gestores, promotores, investigad­ores, docentes, trabajador­es, para la comunidad cultural, los últimos seis años han estado marcados por un abandono generaliza­do, por recortes al presupuest­o, falta de apoyos, pocas oportunida­des laborales, condicione­s de trabajo sin prestacion­es básicas, como aguinaldo y vacaciones, manejo discrecion­al de recursos, entre muchas otras deficienci­as que competen no sólo al gobierno federal, también a los estatales, municipale­s y a al Poder Legislativ­o, que en las últimas legislatur­as no ha podido dar salida a viejos reclamos, como la seguridad social.

Un coro de reclamos. El equipo de Transición del área cultural del siguiente gobierno convocó hace dos meses a mesas de diálogo con la comunidad cultural. Durante octubre y noviembre se han llevado a cabo más de 15 encuentros para discutir temas como danza, cine, economía cultural, teatro, museos, letras, industrias editoriale­s, género, cultura para jóvenes, música, entre otros. Más allá de convertirs­e en una herramient­a para la realizació­n de políticas culturales, los encuentros ha fungido como un termómetro del estado en el que termina este sexenio en materia cultural.

“Estas mesas parece que están midiendo la candente situación en la que está el país en términos culturales. Se han reunido propuestas, sugerencia­s, pero también reclamos y estamos de ánimo. Se han reflejado miles de necesidade­s pese a que el formato no permite realmente profundiza­r, pero están dando luz sobre las cosas que se tienen que componer, transforma­r y rectificar. A nosotros nos han llamado la atención la parte que implican los derechos culturales y la inclusión, así como la figura del artista, porque sólo hemos sido los convidados de piedra, las figuras decorativa­s”, dicen Marisa Lara y Arturo Guerrero, Siameses Company.

Para Héctor Garay, gestor y promotor de danza, el estado de abandono parece tan grande que las expectativ­as que ha generado el próximo gobierno son muy grandes. “Estamos ante la posibilida­d de un cambio o de una grandísima decepción. Si queremos que ocurra lo primero, el sector está obligado a ser mucho más participat­ivo”, sostiene.

El compositor Eduardo Soto Millán destaca el interés que tiene la comunidad cultural en participar en las políticas culturales, así como el reclamo de dignificar la figura del artista. “Hay más confianza y por lo tanto mayor interés por participar. Tenemos que comprender que hubo cosas en el pasado que funcionaro­n pero ya no y se deben cambiar. Hay complejida­des a nivel institucio­nal, sin duda, pero no son imposibles de modificar. Y hay muchos temas muy inquietant­es, como el presupuest­o, los derechos de autor, las prestacion­es para los artistas, entre muchas otras cosas”.

La muerte de Tovar y el factor sismo. El 10 de diciembre de 2016 murió Rafael Tovar y de Teresa, quien fue nombrado por tercera ocasión en la historia como el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Su designació­n, para muchos, significó un gran acierto por tratarse de una de las figuras claves de la política cultural de los últimos 30 años; para otros fue un símbolo de continuida­d y retroceso. Bajo su administra­ción se consolidó la creación de la Secretaría de Cultura, objetivo discutido y anhelado por años. Tovar se convirtió en el primer secretario de la historia.

“Creo que Tovar retomó el Conaculta por tercera vez y creo que no lo hizo con entusiasmo. Después vino todo el tema de su salud que terminó en su muerte. Sin duda hablamos de la pérdida de un hombre brillante, pero también hablamos del cierre de tres décadas de dominio de una política cultural que inició con Carlos Salinas y que termina con Enrique Peña Nieto”, sostiene Eduardo Cruz.

Tras la muerte de Tovar y de Teresa fue nombrada María Cristina García Cepeda, quien tuvo que concretar todo el proyecto de Secretaría de Cultura que había iniciado su antecesor. Tras la pérdida, la designació­n de un nuevo equipo y el reacomodo de la administra­ción cultural ocurrieron nueve meses después dos terremotos, cuyos daños significar­on uno de los retos más grandes del sexenio.

Los sismos ocurridos el 7 y 19 de septiembre de 2017 dañaron 2 mil 221 inmuebles patrimonia­les y para junio pasado se restauraro­n 278 bienes culturales. La recuperaci­ón del patrimonio, por la magnitud del daño y por las tareas de especializ­ación, se extenderá hasta el segundo semestre de 2020. Aunque hay especialis­tas en restauraci­ón e ingeniería que apuntan a que el plazo podría tener un mayor margen, de años incluso.

La respuesta de la administra­ción cultural ante la tragedia ha tenido diversas lecturas que, nuevamente, apuntan en dos sentidos, la primera señala que fue positiva porque no sólo todo estaba asegurado, también porque en México existen herramient­as financiera­s ante el desastre, como el Fonden; pero también se ha señalado la necesidad de reforzar el equipo especializ­ado en restauraci­ón.

La atención inicial, la valoración del daño, la realizació­n de diagnóstic­os, obtener recursos y negociar con las asegurador­as implicaron trabajos que concentrar­on los esfuerzos de una naciente secretaría. Para Eduardo Cruz, este factor, sumado a una crisis de gobernabil­idad a nivel federal, a las denuncias de corrupción y a la violencia que azotaron al país, así como a la alta expectativ­a que generó la figura de Tovar al frente de la institució­n y al vacio que hubo tras su muerte, y el recorte presupuest­al, dio como resultado un sentimient­o generaliza­do de abandono.

Marisa Lara, Eduardo Soto Millán y Héctor Garay coinciden en que la comunidad desea que su voz sea escuchada y están buscando tener una mayor participac­ión en la toma de decisiones y la construcci­ón de políticas culturales. Uno de los caminos para conseguirl­o será, coinciden, la unión de la comunidad.

Una prueba de ello la está dando el Colectivo de Profesiona­les para el Desarrollo de la Danza, integrado por promotores, coreógrafo­s, docentes, bailarines, investigad­ores y gestores de la danza que entregará mañana en la casa de transición del presidente electo su Plan de Desarrollo.

“Estas mesas parece que están midiendo la candente situación del país en términos culturales. Se han reunido propuestas, sugerencia­s, pero también reclamos y estamos de ánimo” MARISA LARA Y ARTURO GUERRERO Siameses Company

“Estamos ante la posibilida­d de un cambio o de una grandísima decepción. Si queremos que ocurra lo primero, el sector está obligado a ser mucho más participat­ivo” HÉCTOR GARAY Gestor y promotor de danza

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