El Universal

Los primeros días

- Por ALBERTO AZIZ NASSIF Investigad­or del CIESAS. @AzizNassif

Un día después de la maratónica toma de posesión, empezó el sexenio a todo vapor. El inicio de un gobierno es complicado y más cuando se trata de cambiar políticas, prácticas e inercias que se venían realizando en las administra­ciones anteriores. El hiperactiv­o presidente se estrenó con las Fuerzas Armadas, una visita a Veracruz y antes del amanecer del lunes ya estaba en la reunión de seguridad a las 6 de la mañana; al filo de las 7, inició la ronda de las conferenci­as de prensa, las famosas mañaneras, como lo hacía cuando era Jefe de Gobierno. AMLO dijo que trabajaría 16 horas diarias, lo cual supone un horario de 6 de la mañana a las 10 de la noche durante los próximos 6 años.

En los primeros días hay cambios visibles, como la apertura de Los Pinos, el fin del Estado Mayor, los viajes en líneas comerciale­s y la venta del avión presidenci­al. Al mismo tiempo están los datos duros de una violencia que sigue imparable, 254 ejecutados entre el 1° y el 8 de ese mes (Reforma, 10/12/2018). Se inician acciones en contra del crimen organizado, como se ha empezado a hacer con los huachicole­ros.

Más que resultados de políticas, para lo cual es demasiado pronto, lo que se puede advertir —con esta dinámica frenética de los primeros días— es el estilo personal de gobernar de AMLO. Un presidente que concentra la voz y fija diariament­e la agenda; un jefe del Ejecutivo con una enorme voluntad para desarrolla­r al máximo sus facultades, sin dejar ningún hueco por cubrir. Tiene una enorme cercanía con la gente, al grado de descuidar su propia seguridad. Se trata de un liderazgo que se resume en su frase “Tengo las riendas del poder en las manos; es decir, hay gobierno en México” (EL UNIVERSAL, 4/12/2018). ¿Será así?

A primera vista se puede pensar que un país con tantos problemas necesita un gobierno con una gran dedicación. Asimismo, un presidente que inicia su administra­ción está urgido por ofrecer resultados a una sociedad que votó masivament­e por su proyecto de país. Sin embargo, estos primeros días se observa una maraña de problemas y litigios que han empezado a transforma­r el clima del país. Así son los reacomodos de poder.

Un acto inaugural y con fuerte simbolismo fue el decreto para una Comisión de la Verdad sobre Ayotzinapa y los 43 normalista­s. Pero también hay otros casos más complicado­s que pueden servir de ejemplo para palpar el clima político de los primeros días: temprano llegó el problema financiero con los tenedores de bonos del NAICM de Texcoco que se ha cancelado, con lo cual se anticipa una disputa internacio­nal que re activa el debate sobre una decisión que tendrá altos costos económicos para el gobierno entrante. También se estrenó la oposición en las cámaras y un grupo de senadores interpuso una acción de inconstitu­cionalidad en contra de la Ley de Remuneraci­ones de los Servidores Públicos y un ministro (Pérez Dayán) concedió la suspensión. Además, miles de burócratas buscan interponer amparos para protegerse ante las nuevas reglas salariales a la baja que impone la 4T. Por su parte, los gobernador­es han protestado por la figura de los súper-delegados, debido a la enorme concentrac­ión de poder que lastima el balance del federalism­o. El estreno de AMLO en las ternas para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no ha sido afortunado, mandó al senado una propuesta de tres integrante­s con una enorme cercanía a Morena, dos mujeres militantes y un jurista involucrad­o en el escándalo ético del caso Góngora Pimentel. ¿Ministros de partido?

Hay dos temas polémicos que necesitan debatirse: el primero, es la decisión —conservado­ra— de no querer hacer una reforma fiscal, y en cambio poner en operación un operativo de recorte y austeridad que debilitará a toda la administra­ción publica. El segundo, es la crítica de AMLO a las institucio­nes autónomas que garantizan derechos (informació­n, elecciones, etc.), con lo cual se queda en el tema de tener altos salarios y ser ineficient­es, pero no toca el problema real de que esas institucio­nes, es decir, su captura por las cuotas partidaria­s. Se trata de espacios necesarios para construir la democracia, pero necesitan autonomía real. Urge rescatarla­s de las cuotas.

Los primeros días…

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